miércoles, 30 de abril de 2008

286 - CAMBIO DE VECINDAD

CAMBIO DE VECINDAD (286)


Y dejé de luchar. Fui a sumergirme
en el más absoluto anonimato,
perdido en la ciudad, como se pierde
en el pajar la diminuta aguja,
que sigue siendo aguja, con su forma
inalterable y su acerado cuerpo,
pero de todo punto inoperante
entre las rubias pajas que la abrigan.

Ya no presido, ni persigo nada,
ni me encuentro sentado en preferencia
en actos y banquetes oficiales,
ni aguanto conferencias aburridas
de obligada asistencia inexcusable,
donde el sopor cerrábame los ojos
luchando en vano intento contra el sueño.

He colgado la toga, satisfecho
de haberla paseado sin desdoro;
ya no piso Juzgados, ni defiendo
ajenos intereses encontrados,
ni tengo que escuchar la faramalla
de clientes prolijos que atosigan
y que intentan vender gato por liebre
con tal de conseguir ganar el pleito.

Al mudar de ciudad he renacido
y libre de ataduras brujuleo
paseando las calles y avenidas,
como una hormiga más del populoso
hormiguero gregario y urbanita
en el que me anonado complacido,
sintiendo que soy yo, que esta es mi vida,
que puedo disponer de ella a mi antojo,
que soy libre por fin, ¡que soy don nadie!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 28-11-93

(De mi libro: “Itinerario sentimental.- Salmantinas”)
(Publ, en
www.esdiari.com , Nº 600/5.3.06)

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