martes, 6 de julio de 2010

407 - LAS RETRACTACIONES

LAS RETRACTACIONES (407)



Aquel sujeto encausado
en dos crímenes horrendos,
al declarar ante el Juez
que lo examinó primero,
se declaraba inocente
de los cargos; del secuestro
en Francia de dos etarras;
de su traslado y tormentos
-hasta arrancarles las uñas-
en un Palacio muy serio
que se llama de La Cumbre,
en donde los escondieron
al traerlos para España.

E inocente, por supuesto,
del horrible asesinato
-con dos tiros en los sesos-
de los jóvenes etarras,
a los que después cubrieron
con cinco arrobas de cal
para borrar por completo
el horrible asesinato
que en un campo de barbecho
de las tierras de Alicante
por encargo cometieron.

No obstante lo declarado,
en la cárcel siguió preso,
esperando que “los mandos”,
en pago de su silencio,
gestionaran su salida
de la cárcel, y que luego
pudiera vivir tranquilo,
cual si nada hubiese hecho.

Mas al ver como pasaba
inmisericorde el tiempo,
con los jefes en la calle
mientras él seguía dentro,
pagando los platos rotos
que entre muchos se rompieron,
se cansó de hacer el primo
en la trena prisionero,
y se ofreció a declarar
otra vez, y así el proceso
-esta vez con otro Juez
por dimisión del primero
que lo tuvo congelado,
con la instrucción en suspenso-,
vino de nuevo a activarse
al declararse confeso
de los dos asesinatos
el guardia que estaba preso,
y que antes se negara
a reconocer los hechos.


Y no sólo confesaba
“motu proprio” y sin esfuerzo,
sino que también decía
con mil detalles concretos
los nombres de un general
y un gobernador obeso
que dieron las oportunas
instrucciones al respecto,
para que el grupo de A-T
se pusiera en movimiento;
ordenantes, que en capucha,
una vez hecho el secuestro,
visitaron en La Cumbre
a los dos etarras presos;
los mismos jefes que al ver
el muy deplorable aspecto
que ofrecían los etarras
después de darles tormento,
de arrancarles una a una
las uñas de algunos dedos,
les ordenaron al punto
que los llevaran muy lejos
y borraran los vestigios
-incluso los más pequeños-
de los malditos etarras,
para que jamás sus cuerpos
fueren hallados por nadie,
y con el paso del tiempo
y ayuda de la cal viva,
no quedaren ni los huesos,
ni señal o pista alguna
capaz de reconocerlos.

Con lo declarado ahora,
el instructor del proceso
sacó nuevas conclusiones,
y en virtud de todo ello
procesó a los encausados,
desde el último al primero,
desde Galindo hasta Argote,
con otros que no recuerdo,
para quienes solicitan
penas en grado diverso
-desde noventa a dos años-
los fiscales del Supremo.

Ha comenzado ya el juicio,
y algunos que ya han “depuesto”
ante el Alto Tribunal,
han vuelto a negar los hechos;
y el General, hasta incluso,
en su papel de hombre bueno,
al que le achaca la culpa
de la cal y de los muertos,
lo ha colmado de piropos
y se ha pasado diciendo
que con seis hombre iguales,
él estaría dispuesto
a conquistar en tres días
el fértil cono sureño,
dejando chico a Cristóbal
Colón y al Descubrimiento.


Ante tantas alabanzas,
el confesante sujeto
que era testigo de cargo,
parece ser que de nuevo
variará lo declarado
y dirá que dijo “Diego”
y no “digo”, como consta
que dijo no ha mucho tiempo
ante el juez señor Liaño,
instructor de este proceso
que otro juez abandonara,
quién sabe si por respeto
y no querer que su nombre
en líos se viera envuelto.

Si otra vez ese testigo
se retracta de lo expuesto,
y por falta de más pruebas
son declarados absueltos
los presuntos implicados
en el horrible suceso,
entonces yo me pregunto:

¿En qué ocasión en concreto
hay que creer al testigo
que de modos tan diversos
ante los señores jueces
se ha venido “deponiendo”,
tomando a Sus Señorías
cual water para excrementos?

¿Dijo verdad al principio?
¿La verdad la dijo luego?
¿Dice la verdad ahora,
al retractarse de nuevo?

Este testigo parece
que está haciendo testamento,

un acto en el que se admite
al testador vacilento
cambiarlo cuantas veces
se le ocurra y venga a cuento.

Yo entiendo que el testimonio
de un testigo en un proceso
penal, de tanta importancia
como el que aquí se está viendo,
no puede estar al capricho
del deponente sujeto,
para que pueda variarlo
a su gusto y su contento.

Admito que se desdiga
de lo que dijo primero,
pero una vez “desdecido”
téngase por muy certero
lo dicho en segundas partes,
y no se admita ese juego
de variar a cada paso
el último manifiesto,
que con tales variaciones
y tamaño cachondeo,
a la Justicia se arrastra
por los mismísimos suelos.

Yo pido que a esos testigos
de cargo, tan poco serios,
se les dé serio castigo
que a todos sirva de ejemplo,
pues no puede tolerarse
la burla y el pitorreo
que tienen con la Justicia,
que por pito del sereno
la toman cuando “deponen”
en ella sus excrementos.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 19 Diciembre 1999


396 - JAVIER GÓMEZ DE LIAÑO

JAVIER GOMEZ DE LIAÑO (396)


Javier Gómez de Liaño,
ya te quitaron de en medio;
te impartieron su justicia,
-justicia en la que no creo-,
que a unos trata de una forma
y a otros de modo diverso.

Con esa ley del embudo
y ese modo torticero
de aplicar jurisprudencia,
cogiéndola por los pelos
para aplicarla en el caso
aunque no le venga a cuento,
-condenando a un inocente
en bochornoso proceso-,
corroboran la creencia
que por desgracia tenemos
de que en ciertas ocasiones
la justicia es cachondeo,
como ya dijo el alcalde
de Jerez, señor Pacheco.

Vaya mierda de justicia
esta justicia que vemos;
la que condena a Liaño
por absolver al dinero
y dejar que un poderoso,
junto con su subalterno,
impunes gocen del fruto
de un negocio deshonesto,
delito sobreseído
sin entrar a conocerlo.

La presunción de inocencia
aplicaron por entero
sólo a una de las partes;
y mudando de criterio
la presunción de culpable
a Liaño le impusieron,
pues sólo por presunciones
fue condenado el sujeto,
presunciones que los jueces
presumen en sus cerebros
de devotos servidores
de aquél que les dio su puesto
en el alto tribunal
que han tirado por los suelos
con esa burda sentencia
que es un puro cachondeo.

¡Javier Gómez de Liaño:
Tu recurso yo lo acepto
y dicto nueva sentencia
en la que digo: “Te absuelvo”!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 26 Octubre 1999

lunes, 28 de junio de 2010

350 - EL INDULTO


EL INDULTO (350)


Por lo común, el que indulta
-cuando el hacerlo es injusto-,
lo que trata es de buscarse
que en el incierto futuro,
cuando se cambien las tornas,
el mismo gesto que él tuvo
con los políticos presos
a los que sacó del trullo,
en justa correspondencia
le paguen con otro indulto
que a él le libre de la cárcel
por sus pecados corruptos,
pues es cosa archisabida
que político ninguno
pudo presumir de santo
desde el principio del mundo;
y aunque en ciertas ocasiones
se lancen feos insultos,
es lo cierto que se ayudan
si se encuentran en apuros,
por eso de que entre ellos
-como casi todo es sucio-
hay un tácito convenio
que mantienen muy oculto
de auxiliarse mutuamente
y al pueblo darnos por ....

José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 1º de Enero 1999

20/10 DE LAS FUSIONES Y OTRAS CUESTIONES

20/10

De las fusiones y otras cuestiones


Llega a verme mi buen amigo Polidoro Recuenco, al que ya conocen ustedes, jubilado del noble Cuerpo de Telégrafos, con ribetes de filósofo –quiero decir que es aficionado a pensar por su cuenta y riesgo-, que hoy se muestra visiblemente alterado. Esgrime en su mano izquierda –la que le deja libre el bastón-, un periódico del que me muestra una de sus páginas, diciéndome, imperativamente: “Lee”.
Antes de seguir adelante, debo aclarar al amable lector que, de este mi amigo Recuenco, de él, es la idea de que las antes llamadas Cajas de Ahorro constituyen propiedad indivisa de los sufridos ahorradores, únicos dueños de los caudales en ellas depositados, de lo que saca la conclusión, quizás equivocada, pero suya, de que sin ahorradores las citadas entidades carecen de causa para existir, pues no es de directivos y empleados de lo que viven ellas, sino del jugoso margen obtenido por la diferencia entre los míseros intereses que abonan a los impositores y los elevados intereses que cobran a los prestatarios de los créditos que conceden. Polidoro no se atreve a llamarlos intereses usurarios, pues siempre fue hombre prudente, discreto y comedido.
Como él dice, si un día cualquiera, todos, absolutamente todos los impositores retiraren sus capitales, fruto del ahorro o del trabajo, y dejaren las cajas vacías, ¿cuántos días tardarían ellas en morir y desaparecer, y con ellas sus brillantes e inefables directivos y sus eficientísimos y fieles empleados?
Por eso, Polidoro se ha rebelado siempre contra ese manifiesto olvido, cuando no menosprecio, del más importante puntal de las mismas: Los impositores. Los que, según su teoría, son los verdaderos dueños del dinero, y por ende de las cajas.

Polidoro es uno de tantos españoles a los que la vida no les regaló nada, que vivieron única y exclusivamente de un trabajo honrado, pensando en la vejez y en que a ésta se llega cuando menos se espera. Si tienes algo ahorrado, la puedes afrontar con cierta tranquilidad e independencia, sin tener que recurrir a hijos, o, a falta de éstos, a la caridad pública. Por eso, desde que logró su empleo fijo, aunque medianamente retribuido, su constante preocupación fue ir ahorrando, aunque fuera trabajosamente, para asegurar su vejez y la de su buena esposa. Para ello, pensó, nada mejor que abrir su cartilla de ahorros en una caja –de las de aquellos tiempos-, e ir ingresando en la misma, peseta a peseta, lo que ambos a la par podían ahorrar, privándose de muchos gustos y caprichos, que quedaron atrás, sin satisfacer.
Al fin y a la postre, Polidoro pertenece a aquellas generaciones que vivimos las penurias de nuestra guerra civil, de aquella miseria extrema que le sucedió, que marcó el modo de ser y de estar, el pensamiento entero de aquellas generaciones, hoy a punto de extinguirse. A estas alturas de su vida, superados ampliamente los ochenta años, no puede pretenderse que cambien su rol de la noche a la mañana. Ello sería pedir peras al olmo.

Leo, como se me exige, y, efectivamente, veo que hay motivos más que suficientes para sorprenderse con lo acordado en ellas, en esas nuevas cajas de ahora, por lo menos en cuanto se refiere a la fusión de las mismas a que alude la noticia, tanto en lo que respecta a prejubilaciones de personal, como a su movilidad geográfica, a bajas incentivadas, a suspensiones de contrato compensadas, reducción de jornada y, sobre todo, nuevo marco laboral y armonización de condiciones, extremos que no voy a pasar a enumerar por no cansar al amable lector. Vea, si le interesa, El Mundo, edición de Castilla y León, del 25 abril corriente.
Lo sorprendente es que en la edición de 26 de marzo pasado, refiriéndose a las mismas cajas, decía, en mayúsculas y en negritas, “Las cajas reducen sus beneficios a la mitad”.

Polidoro sabe que existe en los consejos un miembro en representación de los impositores, pero en sus muchos años de impositor ni se le ha llamado a elegirlo, ni sabe quien es el elegido, ni cómo ha sido electo, ni en virtud de qué circunstancias concurrentes en el mismo. Sólo recuerda lo que le decía, hace ya muchos años, un pariente, elegido él para esa representación, a quien intrigado preguntó en qué consistía su trabajo, teniendo que escuchar como respuesta: “Cuando me convocan, me limito a firmar, dando mi aprobación a lo previamente acordado por el Consejo”. Debo confesar –me dice-, que me quedé atónito, pues no creo que mintiera. Era un buen hombre.
Bueno, pues a lo que iba y motivó este inocuo comentario, horro él de todo propósito de ofensa o injuria para nadie, sino como traslado de la indignación, digamos mejor incomprensión, padecida por mi amigo Polidoro, quien no alcanza a concebir que unos empleados –empleados o directivos, o ambos conjuntamente, da igual-, de unas cajas, que no son otra cosa que el envolvente de una masa de capitales ajenos, en ellas depositados para su custodia, digamos que por no tenerlos en casa sus legítimos propietarios, que ese conjunto de personas, que debían estar profundamente agradecidas a los impositores que hacen posible su supervivencia, hagan y deshagan, dispongan a su antojo, se fijen sueldos y prebendas fuera de lo que es normal en el resto de ciudadanos trabajadores por cuenta ajena, y todo ello sin previa autorización –ni conocimiento tampoco- de la masa de impositores, verdaderos propietarios de los caudales, aquellos que justifican la existencia de las cajas, y sólo ellos. Se acabaron los depósitos, como razona y dice Polidoro, y se acabaron las cajas. ¿O no es así?

Ya sabíamos todos de las dieciocho pagas al año, cobradas desde tiempo inmemorial, que los empleados conocidos nos refregaban por las narices, en vez de las catorce del resto de ciudadanos, pero –habla Polidoro- le parece inasumible, como él dice, o inaceptable como dice la Real Academia, que se le añadan ahora, en tiempos de crisis y de “reducción de beneficios a la mitad”, otros cuatro meses y medio más de sueldo, sin causa alguna que lo justifique, salvo la intervención de la eficaz presión sindical, que todo lo puede. Menos disminuir el paro, claro.

Si cuando el que se pasa de raya en sus exigencias y pretensiones es el “odiado” patrón, al empleado le queda la opción de buscarse otro trabajo mejor y despedirse, aunque sea a la francesa, sin avisar al patrón del que antes dependía. Pues, -como dice Polidoro-, aplíquense esa reflexión directivos y empleados de las cajas, que lo mismo pueden decidir cualquier día los impositores, al ver retribuidos sus depósitos con ridículos intereses, al tiempo que ven y sufren como actúan y disponen aquéllos, de espaldas a ellos, de los capitales confiados a su simple custodia, no en el sentido de apropiación indebida de los mismos, sino de escasa retribución, de miserables intereses pagados a los impositores, verdaderos y únicos dueños de las cajas, según criterio polidoriano. Pudiere llegar un momento en que, también ellos, los impositores, buscaren mejor colocación a sus ahorros y los retiraren hacia otras entidades de depósito más rentables. Todo es posible.
Me asusta pensar en la cantidad de parados que tal decisión originaría. Entre directivos y empleados, claro, no entre los disidentes impositores.
Volvió Polidoro a su casa y yo me quedé pensando, por una parte, en la razón que le asiste; por otra, en la indefensión en que realmente vivimos los sufridos impositores, los del capitalito hecho a base de sacrificios y de renuncias, es decir del verdadero ahorro, tal como hasta ahora se entendía esta palabra, la que se nos enseñaba desde niños, la que –nos decían- jamás deberíamos olvidar si queríamos llegar a ser hombres independientes y de provecho. ¡Mierda de independencia y de provecho! (Perdón) En cuanto te descuides, después de toda una vida de trabajoso ahorro, te expones a quedarte en la calle, con el culo al aire. Los empleados cobrarán catorce pagas y media, lo que tú jamás soñaste, y en cuanto a los directivos, sólo sé lo que me decía un empleado de una de ellas -hace muchos años de esta confidencia-, que había cobrado setenta millones de pesetas, de las de antes. Me gustaría saber lo que va a cobrar ahora, con el puñetero euro, que todo lo minimiza y enmascara. ¡Porca miseria! ¿Y para eso me he pasado la vida ahorrando?
Pero, ¿dónde llevo mis cuatro perras? Este jodío Polidoro me ha dejado sumido en un mar de incertidumbres. Y también de desconfianzas. ¿Qué hago, o en qué, o en quién, puedo confiar?
Está visto que la desconfianza es el mal del siglo. Se desconfía del gobierno, de la justicia, de los partidos, de los políticos, de la banca, de los sindicatos, etc., etc., ……
Y yo me pregunto, ¿pero merece la pena vivir así? ¿No será hora de pensar en ir cambiando de vida? ¿Y cómo? Quizás empezando por arriba, dejando de pensar siempre en el dinero y dedicando un poco de tiempo a pensar en el prójimo. Y a servirle también. ¡Digo yo!

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 8 de mayo del 2010



(Public, en www.lacodosera.net el 10-05-10)
(Id. en www.esdiari.com el 17-05-10)

lunes, 21 de junio de 2010

336-LA DEPOSICIÓN

LA DEPOSICION (336)

(Reflexiones ante el Caso Marey)


Desde niño, yo veía
que mi padre a sus enfermos
-entre otras muchas preguntas
que aquí no vienen a cuento-
preguntaba a casi todos
si "habían hecho de cuerpo",
para -en caso afirmativo-
lo que el paciente había hecho
lo trajeran a su vista
para por sí mismo verlo
y deducir de su examen
de la dolencia el remedio.

Lo que más me extrañó siempre
fue la forma en que el galeno,
es decir mi señor padre,
formulaba su deseo,
pues en vez de suplicarles:

"Traigan la mierda un momento
para que yo la examine
con todo detenimiento",

decía muy por lo fino,
sin hacer el menor gesto:

"Traigan la deposición
que el paciente diz que ha hecho".

Y la familia acercaba
el orinal medio lleno

de orines y mierda pura,
unas veces con aspecto
de diarrea semifluida,
de colores muy diversos;
y otras veces parecida
a cagajones mostrencos,
con la color muy negruzca
y final sanguinolento.

A pesar de la extrañeza
que ante ustedes manifiesto,
me acostumbré desde niño
-como buen hijo de médico-
a entender "deposición"
como el humano excremento
al que se encuentra obligado
el hombre, sólo por serlo,
y que "deponer" es sólo
cagarse o hacer de cuerpo.

(Me dice usted, extrañado,
¿que a qué santo viene esto?

Pues se lo voy a decir,
que todo tiene su aquello.)

En esa santa creencia
que les digo, fui creciendo;
y cada vez que escuchaba
"deponer" o "deponiendo",
y también "deposición"
e incluso también "depuesto",
y las muy variadas formas
del "deponer" como verbo,
me imaginaba en cuclillas
al "deponedor" sujeto,
apretando la barriga
en fisiológico esfuerzo,

pugnando por evacuar
sus humanos excrementos.

Por eso cuando estudié
la carrera de Derecho,
se me hizo cuesta arriba
que en nuestro Procedimiento
-entre los medios de prueba-,
a los testigos propuestos
por cualquiera de las partes
litigantes en el pleito,
se obligara a "deponer",
no a declarar, como creo
que debiera de llamarse
el testimonio "depuesto".

Que lo que diga un testigo
ante el Juez o ante el Supremo,
se llame "deposición",
es admitir como cierto
aquel dicho que asegura
que no hay un testigo bueno,
pues el bueno no se presta
a meterse en pleito ajeno,
y el malo tiene intereses:
O ha percibido dinero
por mentir como un bellaco,
o por defender su crédito
y evitar que lo encarcelen
al hablar es torticero
y a toda pregunta dice
"No lo sé" o "No me acuerdo".

Con esto quiero decir
que al "deponer" el sujeto,
en presencia del Usía
que rige el procedimiento,
lo que el testigo "depone"
es tan sólo un excremento,
cagándose en la Justicia,
en el Juez (y hasta en sus muertos),
para después de cagarse,
alejarse tan risueño
por el pasillo adelante
sin sentir remordimiento
por el perjurio de marras,
pues sólo dijo "prometo"

y ya es sabido que entonces
no faltó a su juramento.

(Igual que en mi tierna infancia,
"deponer" sigo entendiendo
como el acto de cagarse,
aunque en ocasiones creo
que también es lo que hacen
los testigos en los pleitos,
con burla de la Justicia
y el santo Procedimiento)


José María Hercilla
Salamanca, 25 Junio 1998

martes, 8 de junio de 2010

330 - EL ESTIGMA

E L E S T I G M A

(Animus jocandi)



Don Pepe Justo de Pega,
magistrado singular,
ha inventado una eximente
en el ámbito penal,
de aplicación exclusiva
a un señor muy principal
a quién dicho magistrado
se niega a "estigmatizar",
no sólo no permitiendo
que lo puedan encausar,
sino negándole incluso
que pueda testificar
como un testigo cualquiera,
pues con sólo declarar
acerca de lo que sabe
o no sabe de los GAL,
pudiera quedar manchado
con un "estigma" fatal,
que no hubiera lavadora
que lo supiera lavar.


¡Vive Dios!, que yo me asombro
de la forma desigual,
que tienen algunos jueces,
de tratar al personal,
considerando que a unos
se puede "estigmatizar"
si son llamados a juicio
o tan sólo a declarar,
y que al resto de presuntos
por el saco pueden dar
sin que les salgan "estigmas"
ni en el orificio anal.




Si todos somos iguales,
-dice el Constitucional-,
esa eximente nacida
de un magistrado sin par,
sin duda debe aplicarse
a todos en general,
que todos tenemos madre,
y nadie puede escapar
a la acción de una Justicia
que se precie de imparcial.


(Aunque temo que el "estigma"
su inventor no aplicará
al que robó unas gallinas
o asaltó una Sucursal
bancaria de cualquier pueblo,
o prendió fuego a un pajar;
ni tampoco al ciudadano
que puede testificar
de lo que vieron sus ojos
al pasar por el lugar
donde los hechos pasaban
y los pudo constatar
"ipso facto", "motu propio"
y "de visu", que es lo más.)


Si esa eximente es tan sólo
para el señor principal,
la Justicia no es Justicia,
que es una mierda tal cual.


Por otra parte yo pienso
y pregunto, sin pensar
que a esta pregunta que hago
nadie pueda contestar:


Si por vergüenza torera
ese mismo Tribunal
que consideró el "estigma"
como eximente total,
lo aplicara íntegramente
a todito el personal,
¿no es evidente que todos,
magistrados y fiscal,
estarían sin trabajo
y podrían acabar
en el INEM apuntados,
como cualquier menestral?


La poca fe que tenemos
en la justicia penal
cuando juzga al poderoso
en "perras" o autoridad,
Don José Injusto de Pega
nos la acaba de quitar
con su eximente que dice
"Prohibido estigmatizar".


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 28 Mayo 1998

miércoles, 2 de junio de 2010

329 - DESCARTÉ LA JUSTICIA

DESCARTÉ LA JUSTICIA (329)



Desvivido en amor, voy, peregrino,
buscando la Verdad y la Belleza.
(Descarté la Justicia, en la certeza
de no hallarla jamás en mi camino.)

Y en busca de esa meta que adivino,
voy luchando, tenaz, con entereza,
sintiendo como bulle en mi cabeza
ese afán de verdad, que es mi destino.

Es triste no creer en la Justicia
y apena que lo diga un abogado
que, amante de su oficio y su carrera,

hastiado está de ver con que impudicia
actúan más de un juez y un magistrado
que interpretan la ley a su manera.


José María Hercilla Trilla
Salamanca 28 Mayo 1998

martes, 1 de junio de 2010

326 - DE RE JURIDICA

DE RE JURIDICA (326)



- 1 -

De abogado picapleitos,
Dios de libre, compañero;
tu asunto le importa un pito;
lo que quiere es tu dinero.

- 2 -

Por licenciarse en Derecho
le dicen Señor Letrado;
"letrado" es quién tiene letras
a barullo y no ha pagado
ninguna a su vencimiento,
tal como estaba mandado,
motivo por el que acaba
finalmente "ejecutado".

- 3 -

Ya sabes lo que se dice
de Dios y del Abogado:
UNO, de nada hizo un Mundo,
siendo por ello adorado;
con mucho menos, un pleito
fabrica cualquier Letrado
y te deja como el gallo
de Morón, de desplumado.

- 4 -

La labor de la "procura"
la encuentro desconcertante.
¿Porqué no la puede hacer
igual de bien un pasante
deseoso de aprender
y de salir adelante,
quién con sus pleitos escasos
aún no gana lo bastante?
Al opinar de este modo
no me llaméis protestante;
es tan sólo la opinión
de un abogado opinante,
en quijotesca defensa
del colega principiante.
¿Corporativismo, dices?
E incluso, beligerante.

- 5 -

Si quieres vivir tranquilo
y ser de todos honrado,
no pidas dinero a un Banco
ni entres nunca en un Juzgado.

- 6 -

Matasanos del Seguro
y picapleitos de oficio,
te pueden costar la vida
o hacerte perder el juicio.

- 7 -

Dios te libre de alguacil
que quiera llamarse "agente",
pues tiene muy poca talla
quién reniega de su gente,
y por parecer más alto
se empina solemnemente.


- 8 -

Juzgado y casa de putas,
no frecuentes, majadero;
agotarán tu salud
y perderás tu dinero.

- 9 -

Consulta gratis de calle
a médico o abogado:
No te quejes cuando falle
el remedio recetado
y se te muera el enfermo
o pierdas en el Juzgado.


- 10 -

No tengas jamás un pleito
si quieres vivir contento.

- 11 -

Dios te libre del malvado,
del tonto y del abogado.

- 12 -

Médico que juega al mus
en vez de estudiar el caso...,
¡Ya te puedes apuntar
a Seguros "El Ocaso"!

sábado, 29 de mayo de 2010

315 - AQUEL BUEN FISCAL

AQUEL BUEN FISCAL (325)



Aquel Fiscal no tenía
de Fiscal la vocación;
se notaba que sufría
y pasaba un sofocón

cada vez que se veía
forzado a la acusación
del pobre reo que gemía,
sujeto a jurisdicción.

Cuán distinto de otro era;
de un calvo fiscal gallego
que se crecía en la suerte,

quién para todos hubiera
-si la Ley le diera juego-
pedido pena de muerte.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 3 Febrero 1998

domingo, 23 de mayo de 2010

312: DEL AZAR JURÍDICO

DEL AZAR JURIDICO (312)


Un abogado advertía
cautamente a su cliente:
- El pleito que me confía,
debe tener muy presente,

puede ganar o perder;
depende de a qué Juzgado
el pleito vaya turnado,
pues si llegara a caer

en el uno, dos o tres,
seguro que lo ganamos;
pero si en el cuatro damos,
lo mismo, pero al revés.

Y al ingenuo litigante
no le entraba en la cabeza
que tuviera tal certeza
su abogado, para antes

de presentar el escrito,
ni dictarse la sentencia,
supiese por experiencia
el abogado Agapito

que en la sentencia a emitir
por los tres dichos Juzgados
les serían estimados
sus motivos de pedir,

en tanto que la sentencia
a dictar por el restante
se llevaba por delante
su pretensión, sin clemencia,

e incluso el pronunciamiento
las costas les impondría,
sin guardar Su Señoría,
por ello, remordimiento.

Tal como están los Juzgados
y está la Judicatura,
¿qué Letrado se aventura
a decir que están ganados

los pleitos a sus clientes,
por mucha razón que tengan
en el pleito que sostengan
y ellos sean diligentes?

Tal cómo está la Justicia,
debe ser cauto el Letrado
y advertir con gran cuidado
que, a pesar de su pericia,

y de la razón que tiene
quién el pleito le confía,
aquél que al Juzgado viene
lo juega a la lotería.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 12 Octubre 1997

miércoles, 12 de mayo de 2010

611: REIVINDICACIÓN GUADALUPANA

REIVINDICACIÓN GUADALUPANA (611)


A un hombre nacido / en tierra extremeña
no puedes pedirle / que acepte o comprenda
que la su Patrona, / esa Virgen bella,
tan dulce y chiquita / y guadalupeña,
sea Virgen prestada / por Sede manchega,
para que nosotros / vayamos a verla
e incluso a rogarle / y hasta a hacer ofrendas,
pero ahí se terminan / sus condescendencias,
pues los extremeños / de pura nacencia
somos como extraños, / gente forastera
que vamos de paso / y que representa
para los manchegos / que aquello regentan,
no sólo un estorbo, / sino hasta molestia.

Es incomprensible / que la Madre Iglesia,
que es madre de todos / según se nos cuenta,
permita ese absurdo, / esta incongruencia
de que Guadalupe, / lo que en él se encierra,
nuestra Virgen pura, / querida y excelsa,
se nos niegue a quienes / somos de estas tierras,
que aunque colindantes / -por hallarse cerca-
de las toledanas, / han sido extremeñas
de toda la vida, / quieran o no quieran,
y que forman parte, / una parte inmensa,
de esta Autonomía, / que ahora nos gobierna.

Somos extremeños / y pedimos cuentas:
Que se nos explique, / esta incongruencia
de ir a Guadalupe / pidiendo licencia
al Ilmo. Arzobispo / con sede manchega,
que mejor haría / en cuidar su Iglesia
y no entrometerse / en la que es muy nuestra.

¡Viva Extremadura! / Esta tierra nuestra,
a la que queremos, / no tan sólo libre,
sino que exigimos / nos la den entera,
sin intromisiones / de Sedes manchegas.


José María Hercilla Trilla
Cañaveraliego
Salamanca, 4 Mayo 2010

207: CORAZÓN DE PIEDRA

CORAZON DE PIEDRA (207)



Cámbiame, Tú, Señor omnipotente,
mi viejo corazón de dura piedra
por otro corazón hecho de carne
humana, débil y perecedera,

para que sus latidos en mis sienes
atestigüen y den clara conciencia
del milagro que implica el estar vivo,
-con todo lo que eso representa-,

y me haga sentir de mis Hermanos
su Hermano en el dolor y en la miseria.
¡Todavía mejor! Haz un milagro

y en mi pecho coloca una colmena
en vez de un corazón, para que siempre
destile rubia miel y blanca cera.


José María Hercilla Trilla
Avila, 16 Mayo 1989

martes, 4 de mayo de 2010

597: HA LLEGADO SEPTIEMBRE



Ha llegado Septiembre (597)

Ha llegado Septiembre, casi sin darme cuenta.
Se coló de rondón y asentó entre nosotros
a la chita callando, sin pedirnos permiso,
acortando los días y enfriando las noches.

El verano se acaba; las noches ya son frescas
e incluso hoy el día amaneció lluvioso
y así se ha mantenido, una hora tras otra,
sin dejar un minuto de caer, obstinada,
esa lluvia que ha sido esquiva a nuestros ruegos
en estos largos meses de caluroso estío,
“de pertinaz sequía”, que dejó nuestros ríos
hechos cauces de guijas, sin tan sólo una gota
de esa agua que es vida, sin la cual no es posible
al hombre hacerse hombre y forjar su futuro.

Con los primeros fríos es preciso arrimarse
al calor del brasero, el clásico brasero
de hispánica solera, escondido al amparo
de amorosa faldilla, esa vieja alcahueta
que en nuestros años mozos supo de las primeras
e inocentes caricias que impartimos, nerviosos,
al tomar nuestras manos las manos de la niña
que supo enamorarnos una tarde cualquiera,
caricias que quisimos ocultar a los ojos
de quienes compartían nuestros juegos y risas,
sin saber del milagro de aquel amor naciente,
que explotaba ante ellos, que daba testimonio
con el casto contacto de dos manos unidas.


El otoño se acerca con paso apresurado,
dejándonos sumidos en la tibia tristeza
de todos los ocasos -ocaso del verano,
ocaso de la vida, ocaso de ilusiones-,
ineluctables ellos, pero propicios todos
a remover recuerdos que yacían, callados,
sin molestar apenas, en el fondo del alma,
y que ahora resurgen intempestivamente,
dejándonos un rictus doloroso en los labios,
fruncidos no sabemos si en gesto pensativo
o en mueca resignada del que el final presiente.

En esta mansa tarde, con los primeros fríos,
me refugio abrigado detrás de mis balcones,
buscando en el brasero el calor que me falta
y un poco de consuelo a la vaga tristeza
que siempre, en estas fechas precursoras de otoño,
le da por asaltarme y hundirme en la desgana,
no sé si razonable o fruto de aprensiones,
pero que nunca falta, puntual, a la cita.

Dios quiera concederme celebrar otro año,
y en este mismo sitio conocer la llegada
de otra primavera que me llene de vida,
me cubra de ilusiones y despeje los tristes
y agoreros presagios que en otoño me invaden;
Dios quiera concederme poder veros a todos
tal como os veo ahora, irradiando alegría
y forjando proyectos, sin que una mala sombra
enturbie vuestra dicha, ni frunza el entrecejo.



Ha llegado septiembre, casi sin darme cuenta;
sabed que espero a todos, que una silla os aguarda
al lado del brasero de mi mesa camilla,
para seguir charlando, en coloquio amigable,
de todas las cuestiones que quedaron pendientes
en nuestras parrafadas del reciente verano.

No me faltéis ninguno. Por favor, os lo ruego.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, acabado el 30 Octubre 2009


(Publ. en Es Diari del 09-11-09)

sábado, 1 de mayo de 2010

608/10: ¡¡MI EXTREMAÚRA...!!

¡¡Mi Extremaura…!! (608)

(Ensayo dialectal)

Jace y’algunos días / m`han subío a la sierra,
-la sierra del Arquillu-, / pa que de nuevu viera
mis paisajes d’entoncis, / cuandu entre mis cormenas
me pasaba la vía, / cuidiándolas de cerca,
sin dejar escaparsi / ni un enjambri siquiera.

Cuandu la miel cogía / en su oportuna fecha,
dejaba la precisa / pa que no se murieran,
al llegar el inviernu /y acabar la cosecha
de flores y de frutus, / que empezó en primavera.

Hay una regla d’ oru / que ice que quien quiera
tenel cormenas juertis, / no debe abusal d’ ellas,
y al castralas, dejaldis / bien colmá la dispensa
para qu’ en el inviernu, / cuando no hay nada juera
que llevarsi a la boca, / de jambri no si mueran
y el nigocio s’estrumpi / y se marchi a la mierda.

He güertu a las alturas / serranas y suberbias
qu’ ha tiempo no jollaba; / he güertu a mis cormenas
y a divisal, lejanu, / al Tajo, que serpea
cruzandu la llanura / allá por Alconetar,
cual un jilo de plata / donde el sol se refleja
y relumbria, avisando / de su cursu y presencia.

Todu era lo mesmu; / tan sólu no lo era
el joven cormeneru / de los añus cincuenta,
hoy día convertíu / -aunque él no lo quiera-,
en venerable ancianu / que vacila y cojea,
y al que hay que ayudale / a subir a la sierra,
la mesma qu’él subía / corriendu, con sus pielnas,
cuandu iba diligente / a cuidiar sus cormenas.

Tenía veinte añus, / ajora, más d’ochenta;
estaba sanu entoncis; / ajora, hechu una pepla;
pero sigue pensandu, / y lo hará hasta que muera,
que comu Extremaura / nada hay en la tierra
que sea tan hermosu, / de tan grata vivencia,
lo mesmu en las llanuras, / a veces meio secas,
donde Tajo y Guadiana / se remansan y juegan,
qu’en las cumbres altivas / que curonan sus sierras,
allá por Tornavacas, caminu de Castiella.

He precisau ayúa / pa superá las cuestas,
mas he güerto de nuevu / a divisal las jesas
de mi campu extremeñu, / a lo lejus dispersas,
mostrándome su encantu, / derrochandu belleza,
igual que sucedía / cuand’ iba a mis cormenas,
a ganarmi el sustentu / con su miel y su cera.

¡Qué hermosa, Extremaura; / que bonita es mi tierra!
¡No sé lo que jaría / para golver a ella…!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 2 Mayo 2010

jueves, 29 de abril de 2010

DON RAMIRO PICAPLEITOS

DON RAMIRO PICAPLEITOS

En muy reciente visita
a un cercano Cementerio,
descubrí una vieja tumba
sin cruz, y con un letrero
que así hablaba del difunto
que guardaba en sus adentros:

«Aquí yace Don Ramiro
Alfayate Martiherrero,
que ejerció la profesión
de abogado-picapleitos,
y murió de un accidente,
sin haber estado enfermo.»

Extrañado en grado sumo,
le rogué al sepulturero
que me explicara la causa
de haberse el difunto muerto
y qué clase de accidente
le sucedió al interfecto
para morirse tan sano,
sin haber llegado a viejo.

Y héte aquí lo que me dijo
el buen hombre, sin rodeos:

Se dice que Don Ramiro,
mientras estaba comiendo,
se dio un mordisco en la lengua
y se murió en un momento,
se ignora si de hemorragia
o por causa del veneno,
aunque las gentes opinan
ser lo último más cierto,
pues su lengua viperina
fue tan famosa en el pueblo,
que diz que ningún vecino
salió de su boca ileso,
que al que no llamó cabrón,
le dijo cabrón y medio.

Y en voz baja, dijo el hombre,
como quien dice un secreto:

- Por todo lo que le digo,
-y le aseguro que es cierto-,
todo aquel que hasta aquí llega
no le reza un Padre-Nuestro,
sino que cruza deprisa
mientras pide en sus adentros
que Dios quiera hacer justicia
y lo tenga en los infiernos.

( Y aquí se acaba la historia
y se descubre el secreto
de Don Ramiro Alfayate,
abogado picapleitos,
que murió de un accidente,
sin haber estado enfermo.)

José María Hercilla Trilla
Avila, 12 Diciembre 1990

sábado, 24 de abril de 2010

EPITAFIO A UN BUEN CONTRIBUYENTE

E P I T A F I O




Fue un hombre feliz,
un hombre afortunado
que amó a sus semejantes,
tal como está mandado.

Obrando en consecuencia,
jamás pisó un Juzgado;
a nadie demandó;
nunca fue demandado;

no conoció alguaciles,
ni jueces, ni abogado,
tal como debe hacer

quién se precia de honrado.
¡ Por eso subió al Cielo
y está con Dios sentado !


José María Hercilla Trilla
Avila, 16 Abril 1989

jueves, 22 de abril de 2010

CABAL RESPUESTA (A un anónimo)

CABAL RESPUESTA

(Al desconocido «sujeto»,
de ignorada vecindad,
que tuvo la «atención» de enviarme
un anónimo, con matasellos de Burgos.)


Dios te libre del hombre
que tiene dos palabras
y que aquello que dijo
durante la mañana
lo niega por la tarde,
sin importarle nada.

Dios te libre del falso
que su odio se calla
cuando tú estás delante,
y después, por la espalda,
ignominiosamente,
te da la puñalada.

Dios te libre del hombre
envidioso que guarda
su rencor y fracaso,
y rumia su venganza,
esperando el momento
de poder consumarla.

Dios te libre del falso,
del ruin y del canalla
que no viene de frente,
ni te mira a la cara
como miran los hombres
con nobleza y con casta.

Dios nos libre de gentes
tan ruines y tan bajas,
que, por lograr sus fines,
que, por cumplir sus ansias
de poder, enajenan
al diablo su alma.

Dios te libre del falso
que tiene dos palabras...,
y no tiene dos cosas
varoniles que le hagan
actuar como actúan
los que hombres se llaman.

Dios nos libre del hombre
pequeño y sin agallas
que anónimos escribe,
en vez de escribir cartas
y con su sucio nombre
no se atreve a firmarlas.

Que el Señor te perdone
lo corto de tu talla,
como yo te perdono
-y dejo aquí constancia-
la ofensa que quisiste
hacerme con tu carta.


José María Hercilla Trilla
Avila, 18 Enero 1989

martes, 6 de abril de 2010

QUIEN A HIERRO MATA...

QUIEN A HIERRO MATA...

A un viejo abogado cascarrabias


Cruzaste por la vida, proclamando
a este mundo, «hatajo de cabrones»,
mas luego, al llegar las elecciones,
de rodillas, los votos suplicando

te vimos mendigar, para que, cuando
los votantes tomaran decisiones,
olvidaran las muchas ocasiones
en que a todos así fuiste vejando.

Y el tiro te salió por la culata,
pues nadie te soporta ni te quiere,
y de siempre se sabe que quien mata

a hierro vil, a hierro también muere,
con lo cual, por soberbio y soberano,
perdiste la ocasión de ser Decano.


José María Hercilla Trilla
Avila, 14 Septiembre 1986

jueves, 1 de abril de 2010

152: JUSTICIA GRATUITA

JUSTICIA GRATUITA (152)



Decía la noticia espeluznante
publicada no ha mucho en un recuadro
de la prensa diaria y matutina,
que en un vasto país de Extremo Oriente
donde sigue en vigor la última pena,
apenas queda firme la sentencia
que a la muerte condena irremediable,
en medio de un Estadio, de rodillas,
al hombre que fue preso y fue juzgado,
lo ejecutan delante de las gentes
que acuden presurosas a tal acto,
-lo mismo que si fueran a una feria-,
con un tiro tan sólo, que en la nuca
le dispara la mano del verdugo,
convirtiendo el cerebro inteligente
del reo ajusticiado, en un batido
de sangre y de neuronas dislocadas.

Macabro y deprimente todo ello;
no puede ser leido sin que sientas
la náusea incoercible de ser hombre
y la inmensa vergüenza de mirarte
-después de tal lectura- en el espejo.

Y, por si fuera poco lo leido
y mínima la náusea provocada
en aquellos que somos pacifistas,
enemigos de muertes y verdugos,
la noticia bestial que comentamos
remataba el recuadro con la guinda
de un detalle feroz y horripilante,
impropio de los tiempos que vivimos,
llamados de progreso y de cultura.

El coste, -no excesivo-, de esa bala
disparada en la nuca, a sangre fría,
del postrado sujeto convertido
en público espectáculo de masas,
ese coste -decía la noticia-
se pasaba después a la familia
del sujeto recién ajusticiado,
librando a tal efecto una factura
con precio detallado de la bala
que al hijo ejecutado le metieron,
de un disparo brutal, entre los sesos.

A la vista de tal procedimiento,
debemos concluir tras lo leido,
que en el viejo país que se citaba,
la justicia es gratuita totalmente...,
a favor del Estado poderoso,
que a los padres del muerto repercute
el precio de la bala justiciera.

(No sabemos si al público que asiste
curioso a contemplar cómo se mata,
se le obliga a pagar alguna suma
por entrar al Estadio a solazarse
con la escena de horror que se le ofrece.)

¡¡Dios quiera perdonarnos a los hombres
el horrendo pecado de ser bestias!!


José María Hercilla Trilla
Avila, 17 Agosto 1986



(Public. en www.esdiari.com número 719)

miércoles, 24 de marzo de 2010

DIARREA LEGISLATIVA

DIARREA LEGISLATIVA



No quiero que me creas anarquista
ni, menos, parecerte iconoclasta,
si te digo que sobra, -más que basta-,
tanta norma legal y formalista.

No hay Ministro novato que resista
a dejarnos la muestra de su «plasta»,
colándonos, osado, en la canasta
su feto malformado legalista,

ni sector de la vida al que no llegue
el afán de su insana dictadura
y el mando de la Ley no se desplegue

y cubra con su torpe letra oscura.
¡ Con tantas ordenanzas y controles,
nos tocan los Ministros... los bemoles !


Avila, 12 Julio 1985

sábado, 13 de marzo de 2010

POEMA DEL TRISTE CASERO

POEMA DEL TRISTE CASERO


Esta que se llama Ley
Especial de Arrendamientos,
-anticuada maravilla
desfasada por el tiempo-,

dragón que siempre devora
al arrendador y dueño
de locales y viviendas,
y que viene protegiendo

en forma desvergonzada,
con tesón y con empeño,
tan sólo a los inquilinos,
más que Ley, es un engendro.

La Ley que no trata igual
en su enmarañado texto
a ambas partes contratantes
y pone todo su celo

en jorobar a una de ellas,
dejándola casi en cueros,
será Ley por venir dada
o emanada del Gobierno,

pero nunca será justa,
por más que nos esforcemos
en acatar sus mandatos
malhadados y funestos.

Esta es Ley generadora
de disgustos y de pleitos,
y pobre de aquel osado
propietario, que creyendo

que la razón es muy suya,
se lo toma tan en serio
que acude a los Tribunales,
pues acabará perdiendo.

Cada vez que hasta mi llega
un desesperado dueño
a quien no alcanzan las rentas
para pagar los aumentos

de arbitrios municipales,
ni tampoco los impuestos
de contribución urbana,
-de día en día más gruesos-,

se me alborotan los pulsos
y se me erizan los pelos,
pues aunque quiera ayudarle,
la Ley dice que no puedo.

¡Esa Ley, que sólo da
la razón, a contrapelo,
solamente al inquilino
y se la quita al casero!

Con esa Ley en la mano
menguado papel hacemos
los sufridos abogados
desfacedores de entuertos,

pues toda nuestra labor
se limita a dar consuelo
al contrito propietario
que, con lamentable aspecto,

comparece ante nosotros
pidiéndonos el remedio
a todas las desventuras
causadas por el arriendo.

Si el buen Dios no lo remedia
iluminando al Gobierno
y Cortes para cambiar
de la injusta Ley el texto,

me temo que más de uno
de los llamados caseros
de fincas con renta antigua,
habrá de verse muy presto

en el horrible dilema
de pedir cual pordiosero,
o... levantarse la tapa
craneana de los sesos.


José María Hercilla Trilla
Avila, 6 Enero 1980

viernes, 5 de marzo de 2010

AL DECANO DEL COLEGIO DE LA RIOJA

AL EXCMO. SR. DECANO DEL ILUSTRE
COLEGIO DE ABOGADOS DE LA RIOJA,
SR. DON FRANCISCO MARTINEZ-CORBALAN

En homenaje, recuerdo y agradeci-miento a una jornada inolvidable en Logroño.



En todo parecido a un Senador romano,
lo mismo por su aspecto y su augusta presencia
que a todos nos cautiva, que por la mucha ciencia
jurídica que encierra este Señor Decano

del Ilustre Colegio de Abogados Riojano,
doctísimo jurista, dechado de experiencia,
que muy recientemente demostró su paciencia,
al par que su elegancia, cual buen samaritano.

EL nos prestó cobijo, buena mesa y buen vino,
en esa riojana ciudad encantadora,
cuyo tesoro humano a describir no atino,

pues las muchas virtudes que su gente atesora
e innata simpatía, a todos nos obliga
a tener La Rioja por ejemplo y amiga.


José María Hercilla Trilla
Avila, 28 Febrero 1989

lunes, 1 de marzo de 2010

AL DECANO DEL COLEGIO DE ALBACETE

AL ILMO. SR. DECANO DEL ILUSTRE
COLEGIO DE ABOGADOS DE ALBACETE,
DON JAVIER SANCHEZ CARRILERO



Más fino tu detalle que el acero
de la hermosa navaja albaceteña,
bello gesto que a todos nos enseña
que además de Decano es Caballero

nuestro amigo, el Ilustre Carrilero,
de porte distinguido y faz cenceña,
donde lleva grabada la risueña
sonrisa del que es bueno por entero.

Tu navaja, -que luce en mi escritorio-,
es prueba fehaciente del notorio
buen hacer de mi amigo y co-Decano

Ilustre Don Javier, a quien admiro,
y jugando con ella entre mi mano,
añorando La Mancha, va un suspiro.


José María Hercilla Trilla
Avila, 2 Noviembre 1988

jueves, 18 de febrero de 2010

AZAFATAS DE ALMAGRO

A María Emilia y María del Mar,
las más bellas azafatas
que pudiéramos soñar.




Admirado, contemplo fijamente
estas dos azafatas tan hermosas,
y al mirarlas, inexorablemente,
las debo comparar con unas rosas.

Con su sola presencia, es evidente
que habrán de resultar muy exitosas
las Séptimas Jornadas que al presente
celebramos para hablar de nuestras cosas.

Por igual y a la par, las dos MARIAS,
iguales en belleza y simpatías,
alegran la reunión con su presencia

y son rayos de luz centelleantes
que alumbran los arcanos de la ciencia
con destellos de fúlgidos diamantes.

José María Hercilla Trilla
Almagro, 1º Octubre 1988

sábado, 13 de febrero de 2010

EN LA 7ª JORNADA, EN ALMAGRO

SEPTIMA JORNADA

- I -

ALMAGRO, literario y cervantino,
es sede de esta Séptima Jornada,
en la zona manchega y toledana,
famosa por su gente y por su vino.

Esta Mancha que acoge al peregrino,
brindándole su encanto y sus dulzuras,
mientras sangra la herida de su "Anchuras",
rebelde con su triste y ruin destino.

En este Parador inolvidable,
digno marco, tan sólo comparable
a un trozo del Edén, -vulgo del Cielo-,

ha sido discutida esta Ponencia
de hondo contenido y alto vuelo,
cual fruto del saber y la experiencia.


- II -

De la Ciudad Realeña
y de la Imperial Toledo,
-nobles y augustas Ciudades-,
los dos Ilustres Colegios,
con sus Decanos al frente
de sus Juntas de Gobierno,
-junto con los de Albacete,
que no es Colegio pequeño,
los de Cuenca y Talavera,
y no dejo en el tintero
a aquel de Guadalajara
con que remato el sexteto-,
nos han sentado a su mesa,
sus brazos nos han abierto
y han transformado este día
en joya para el recuerdo.

Ni en las Bodas de Camacho
tan bien las cosas salieron,
pero es cosa bien sabida
que es propio de los manchegos
no hacer las cosas a medias,
sino hacerlas por entero;
y que cuando te reciben,
en el mejor aposento
te cobijan con cariño
y te ofrecen lo más bueno;
su buena mesa y su vino,
y su corazón, abierto,
que no en balde de Quijada
el quijotismo aprendieron.

No quisiera ser pesado
ni quisiera ser molesto,
mas no quisiera sentarme
en este cómodo asiento
sin dejar clara constancia
de mi gozo y mi contento

por el feliz desarrollo
de aqueste Séptimo Encuentro,
donde tanta toga ilustre
de tanto buen compañero,
con sus sabias opiniones
sobre los puntos diversos
que encerraba la Ponencia,
feliz remate le dieron.

Brindo por nuestra Decana
y emocionado le ofrezco
este sentido homenaje
a su belleza y talento,
seguro de que en el brindis
el común sentir expreso
de todos los comensales,
juristas y caballeros.

Otro brindis clamoroso
al Decano realeño
que nos brindó su provincia
para este Séptimo Encuentro
que tan bien ha resultado
en este ALMAGRO tan bello,
y un tercero y cuarto brindis,
y también un quinto y sexto
para los demás Decanos
de este enclave quijotesco.

A todos un fuerte abrazo
de este buen amigo vuestro,
que en otras nuevas Jornadas
quisiera de nuevo veros
y sentir a vuestro lado
aqueste placer inmenso
de verse tan bien cercado
por tan sabios compañeros,
que tienen acreditado
ser en Ponencias expertos.

¡Hasta la próxima, amigos,
con mi abrazo más sincero,
desde este ALMAGRO que os juro
que jamás olvidaremos!



José María Hercilla Trilla
Almagro, 1º Octubre 1988

sábado, 6 de febrero de 2010

196 - LA CAPILLA DEL CONDESTABLE

LA CAPILLA DEL CONDESTABLE


A José María Codón, en agradecimien
to a unas exquisitas y poéticas morci-
llas burgalesas, dignas de encomio y
suma veneración



Asombrado, contemplo este recinto
donde toda riqueza tiene asiento,
Catedral e inefable monumento
que guarda entre sus muros al extinto

Condestable Don Pedro de Castilla,
quién asido a su espada victoriosa
descansa de sus luchas y reposa
al lado de Mencía, en su Capilla.

Don Pedro, con su espada y su pañuelo;
Mencía, con el perro y su rosario;
más que muertos, dijéranse dormidos

en este terrenal trozo de Cielo,
funeral dormitorio y santuario,
en piezas de museo convertidos.



José María Hercilla Trilla
Avila, 15 Septiembre 1988

sábado, 16 de enero de 2010

SEXTA JORNADA

SEXTA JORNADA


- I -


José María Codón,
de Castilla y de León

el más antiguo Decano;
leonés y castellano,

cuya probada hidalguía
se revalida este día,

en esta Sexta Jornada
por todos tan esperada,

pues venir a Burgos es
convertirse en burgalés;

que Burgos es maravilla
de aquesta vieja Castilla

donde todo es monumento,
torres alzadas al viento

de esta hermosa Catedral,
un prodigio mineral

que el corazón te cautiva,
y que jamás, mientras viva,

podré arrancar de mis ojos,
pues tus piedras son antojos

grabados en mis retinas
por unas manos divinas;

y esa Capilla notable
donde duerme el Condestable

con la que fuera su esposa,
dama aguerrida y fermosa,

en augusto dormitorio
más que en lecho mortuorio,

que mis envidias concita
y a echarme a su lado invita,

seguro de que en el Cielo
no tendré mayor consuelo

ni encontraré más belleza,
más sosiego y más riqueza

que atesora esta Capilla,
de esta querida Castilla

que el Arlanzón riega y baña,
la mejor joya de España.



- II -

JOSE MARIA CODON,
nuestro querido anfitrión,

compañero y siempre amigo,
quisiera brindar contigo

y ofrecerte en este día
un poco de poesía

que el corazón me rebosa.
Ya sé que es muy poca cosa

y de no mucho valor,
pero no soy portador

de otra cosa que más valga,
ni de más dentro me salga,

que estos versos, donde quiero
brindar por el Caballero

DON JOSE MARIA CODON,
por CASTILLA y por LEON.


José María Hercilla Trilla
Burgos, 10 Septiembre 1988

lunes, 11 de enero de 2010

EN LA QUINTA JORNADA, EN PALENCIA

EN LA QUINTA JORNADA

(Ya se decía en la anterior, que estas "cplas"
se hicieron con motivo de unas jornadas prepa-
rativas, de los Colegios de Abogados de Castilla
y León, para un Congreso General de la Abogacía,
a celebrar en Palma de Mallorca el año siguiente)


Mis muy queridos amigos
de estas Juntas de Gobierno
regidoras del destino
de los Ilustres Colegios
de Abogados.... y Abogadas,
que de todo hay en el cesto.

Quisiera manifestaros
que me encuentro muy contento
de ver como las ponencias
van por sus pasos concretos,
se desarrollan felices
como en galante torneo,
sin palabras malsonantes
que te hagan fruncir el ceño,
y en un ambiente tan grato
que pudiera ser ejemplo
para esos Diputados
que riñen en el Congreso
o a cerriles Concejales
de tantos Ayuntamientos.

Aquí no se ofende a nadie
y aunque con cálido verbo
se sostienen opiniones
desde puntos contrapuestos,
a todos se les escucha
y se les tiene respeto,
y al final de las sesiones
se logra feliz consenso.

Por eso digo y repito
que me siento satisfecho
de sentarme entre vosotros,
que sois unos caballeros.

(Que Doña Carmen, Decana
del Ilustre de Toledo,
torne esto en femenino
y sepa aplicarse el cuento,
pues si caballeros dije,
digo Damas por entero.)

- I -

En Salamanca estuvimos
y allí se marcó el comienzo
de estas Jornadas que son
y serán el fundamento
de los principios que rijan
en Palma, cuando el Congreso
se celebre, si Dios quiere,
en el año venidero.

De Salamanca no hablo,
pues de todos es ejemplo
y, como dijo Cervantes,
cuantos en ella vivieron
y gozaron sus delicias,
quisieran volver de nuevo.


- II -

En la ciudad Abulense
tuvimos segundo encuentro,
con ponencias sobre asuntos
tan absurdos y molestos
como los Turnos de Oficio
y el no menos puñetero
de asistencia al detenido
que pide el auxilio nuestro.

Avila, noble Ciudad,
la más cercana del cielo,
rodeada de murallas,
cuyas puertas se os abrieron
y se os entregó gozosa,
orgullosa de teneros
aquel día entre nosotros...,
y no sigo, pues no debo,
por modestia, molestaros
alabando lo que quiero.


- III -

En Valladolid volvimos
a encontranos, y allí mesmo
se trató del espinoso
y muy difícil comienzo
de los jóvenes que acaban
la carrera, y al Colegio
se incorporan, presurosos,
creyéndose ya dispuestos
para evacuar mil consultas
sobre mil temas diversos,
e incluso para llevar
y ganar todos los pleitos,
sin saber, los muy cuitados,
lo muy difícil que es eso,
pues la Ley es mar sin fondo
donde se naufraga presto,
y aunque se sepa nadar
el agua te llega al cuello.

Son precisas pasantías
o el formarse en algún Centro,
o ser un superdotado...,
(que dicen que puede haberlos).

Las ponencias discutidas
felizmente discurrieron,

mas al votarse si era
necesario o de provecho
el examen del pasante
al final del «pasanteo»,
por un problema de votos
en que algunos se volvieron
atrás de lo que pensaron
y a su Decano dijeron,
la ponencia se fue a pique
en este punto concreto.

(Y pido perdón a todos
los que se sientan molestos,
pues con «ánimus iocandi»
estos ripios fueron hechos,
sin pretender otra cosa
que ser entretenimiento.)


- IV -

En León recientemente
tuvimos el Cuarto encuentro,
en el espléndido marco
de un antiguo Monasterio
que es una auténtica joya
de otros siglos y otros tiempos,
cuando los frailes vivían
mejor que Dios en los cielos.

(En vez de ser Abogado,
yo me cambiara por ellos,
y cambiara mi pisito
por los amplios aposentos
donde ocupaban sus ocios
entre estudios y entre rezos,
con la mesa guarnecida
y siempre dispuesto el lecho,
diz que olvidados del mundo...,
pues el cielo tenían dentro.)

En León, como decimos
y volvamos a lo nuestro,
se trató del Abogado,
su compromiso y su puesto
en la Sociedad, y cómo
ante los demás debemos
comportarnos para ser
acreedores del respeto
que estimamos que nos deben
los demás: Estado y Pueblo.

Todo marchó sobre ruedas
y la Jornada fue un éxito
del que se puede sentir
orgulloso ese Colegio.

(No podía fracasar
en un "Marcos" tan excelso...)

- V -

Hoy estamos en Palencia,
tratando, en el Quinto encuentro,
los problemas derivados
de ese mal funcionamiento
que la Justicia española
arrastra desde muy lejos,
y que motiva que alguno,
-a un Alcalde me refiero,
jerezano por más señas-,
la tache de «cachondeo»
cuando debiera de ser
de este mundo lo más serio,
pues administrar Justicia
es tal vez lo más excelso
que puedan hacer los hombres
bajo la capa del cielo.

Poco puedo comentar,
Daniel Ibañez Espeso,
de esta ponencia, pues antes
de celebrarla están hechos
estos ripios que escucháis,
hasta ahora tan atentos,
y que de alargarme más
muy mucho me voy temiendo
que os canséis y cuerdamente
me gritéis un «vete al cuerno»,
sin que yo pueda ofenderme
pues tal vez me lo merezco.

Así pues, amigos míos,
en este mismo momento
corto el latoso discurso
con el que os estoy ... moliendo,
y os presento mis excusas
por mi abuso deshonesto,
al tiempo que os digo a todos
que me gustaría veros
en Burgos, donde tendrá
lugar nuestro Sexto encuentro.


José María Hercilla Trilla
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Ávila
Palencia, 23 Julio 1988

sábado, 2 de enero de 2010

LA JUSTICIA GRATUITA

LA JUSTICIA GRATUITA

(Pronunciada ante una reunión de Decanos,
celebrada en Ávila, para entretener la sobremesa)

Amigos, compañeros, - os doy la bienvenida
a esta Ciudad, que eleva
a los cielos azules - los cubos desafiantes
de sus altas almenas.

Espero que esta breve - estancia entre nosotros
os sea placentera
y guardéis, al marcharos, - un recuerdo agradable
de la abulense tierra
que os acoge gozosa - y se siente, al teneros
con nosotros, contenta.

Estas altas murallas, - testigos de otros tiempos,
otras gentes y gestas,
complacidas os abren, -porque os saben amigos,
de par en par las puertas
y os muestran sus encantos, - para que vuestros ojos
queden presos en ellas.

Recordad con nostalgia - esta breve jornada
y tened la certeza
de que al marcharos hoy, - dejáis entre nosotros
clara memoria vuestra.

Mi sangre castellana, - soriana y salmantina,
se me revuelve inquieta
y orgullosa de veros - hermanados a todos
en torno de esta mesa,
sin hacer distinciones - en si somos leoneses
o si somos de Cuenca.

Somos todos hermanos - porque todos nacimos
en esta dura tierra
que llamamos España, - formada por Castilla,
por León, por Valencia,
Navarra, Extremadura, - Cantabria y La Rioja,
por Galicia la meiga,
Asturias y Vasconia, - la dulce Andalucía,
Cataluña opulenta,
por Aragón, por Murcia, - por La Mancha, que tiene
cervantinas esencias;
y no quiero olvidarme - de esa España con nombre
de Melilla y de Ceuta;
ni de las tres provincias - que integran el conjunto
con sus Islas risueñas.

No sé si esta jornada - os habrá satisfecho,
ni si esta ponencia
sobre temas tan arduos - como el turno de oficio
y aquel de la asistencia
debida al detenido, - habrán contribuido
a esclarecer la inmensa
complejidad que tienen - los dos turnos citados,
en lo que se entremezclan
justicia y demagogia, - y en los que nos han dado
bailar con la más fea.

Yo veo muy difícil - encontrar soluciones
a estos graves problemas,
puesto que no nos basta - convencer al Ministro
de Justicia, Ledesma,
si no hemos convencido - previamente a Solchaga,
que dispone en Hacienda.

Y es de todos sabido - que, lo mismo en España
que en la China o en Persia,
el que manda en el mundo - es aquel que el dinero
a su antojo maneja.

Y conste claramente, - y quede por escrito,
que no hay malevolencia
contra el Señor Solchaga, - y menos todavía
contra el Señor Ledesma.

Estas cosas suceden - con todos los Gobiernos
de todas las creencias,
y han sucedido siempre, - en todas las Edades,
antiguas y modernas.

El hacer caridades, - contando para ello
con las bolsas ajenas,
es algo tan corriente - que a nadie le sorprende
tan sucia corruptela,
y mientras haya tontos - que soporten el peso
y lleven la defensa
gratuita de las gentes - que litigar pretenden
sin gastar una perra,
el Gobierno, callado,, - marchará tan a gusto....,
porque no hacemos huelga.

Y que os conste igualmente - que esta perorata
no os sirva para hacerla,
pues nunca he sido amigo, - para arreglar las cosas,
del uso de la fuerza.

Yo soy hombre tranquilo, - escéptico-anarquista
si queréis, por más señas,
pero amigo del orden, - aunque algunos creáis
ser esto incongruencia.

Y dentro de ese orden, - hablando como amigos
en torno de una mesa,
es como debe darse - solución honorable
a este viejo problema
de que siempre seamos - nosotros los paganos
de gratuitas defensas.

(Si en muchas ocasiones - no se llega a un acuerdo,
quizás ello se deba
a que la mesa usada - no tenga buenos vinos
y una carta selecta,
pues es harto sabido - que con buenos manjares
se adormecen las fieras,
y hasta el hombre más bruto, - aunque sea Ministro,
evita las peleas
y se encuentra dispuesto - a transigir, a cambio
de disfrutar la siesta.)

Lo malo de este asunto - es que quiénes nos mandan
están hartos de cenas
y no admiten que nadie - influya en sus criterios
con presiones externas.


¡Ellos tienen, amigos, - la Verdad Absoluta!
Ahí radica el problema.

Esperemos que un día - podamos convencerles,
ya sea con ponencias,
ya sea con razones - tan claras y evidentes
cual quieren ser las nuestras,
de que está muy errados - y que hay leyes injustas
y que hay normas funestas.

La Justicia gratuita, - o es gratuita del todo
o es sólo una entelequia.

Que los Jueces no cobren - en los juicios de oficio
al dictar sus sentencias;
ni cobren los Fiscales, - o cobren cual nosotros
una puerca miseria.

Mas pretender que sólo - los Abogados carguen
con esa carga inmensa
de los Turnos de Oficio, - es mofa intolerable
e imperdonable ofensa.
Aquello que Pacheco, - alcalde jerezano,
un buen día dijera
respecto a la Justicia, - yo suscribo igualmente
respecto a la defensa
gratuita que sufrimos - y a la del detenido
obligada asistencia.

Ya es mucho cachondeo - y zafia demagogia
tanta falsa pobreza...

Y a este paso, aseguro - que los únicos pobres,
la absoluta miseria,
será la que tengamos - aquellos que ejercemos
esta noble carrera,
pues todo ciudadano - reclama un Abogado,
y con tal exigencia,
como quien pide un vino - en oficial banquete,
que es gratis y no cuesta.

¡Yo quiero un Abogado! - Así dicen las gentes,
y con tal insolencia
que te mueven a veces, - en vez de a defenderlos,
a pedir su condena.

Y es que todos sabemos - que se estima muy poco
aquello que no cuesta.

Dadnos, Dios, esperanza - para seguir luchando
por esta clase nuestra,
sufrida y sosegada, - que cruza por el mundo
con esta cruz a cuestas
para que el mundo entero, - a costa de nosotros,
en la Justicia crea.

Perdonad, mis amigos, - que de pasión cegado,
con esta verborrea
os haya estropeado, - sin haberlo querido,
la grata sobremesa.

Os agradezco a todos - y muy sinceramente
vuestra grata presencia,
la labor que habéis hecho - al trabajar unidos
en la dura tarea
de sacar conclusiones - que sirvan para algo
de esta ingrata ponencia,
y espero que muy pronto - volvamos a reunirnos,
allí dónde Dios quiera,
para tener el gusto - de veros nuevamente,
mis queridos colegas,
y hablar de nuestras cosas - y de cómo arreglamos
tan variados problemas.


Perdonad este rollo - y usad para conmigo
toda vuestra indulgencia.

¡A todos, un abrazo, - y mis mejores votos
por vuestra dicha eterna!



José María Hercilla Trilla
Decano de este I. Colegio
Avila, 4 de Junio de 1988