jueves, 31 de julio de 2008

435 - EL FAROLERO

EL FAROLERO (435)

No me diga que nunca
tuvo usted ni un mal sueño,
ni que nunca ha sufrido
temor o desaliento
que le turbara el alma,
sin encontrar remedio
-en esas horas grises
en las que tu cerebro
se encuentra anonadado-
para romper el velo
que parece cubrirlo
con un sudario negro.

No me presuma, Hermano,
gozar del privilegio
de resultar inmune
a cuanto contratiempo
nos pone en el camino
el transcurrir ligero
de la vida que pasa
y se pierde a lo lejos.

Yo voy a confesarle,
a fuer de ser sincero,
que mil veces me he visto
acosado en mi sueño
por la desesperanza;
que en no pocos momentos
he sentido temores
pensando en el incierto
futuro que se abría
ante mí, mal dispuesto,
casi inerme en la lucha
por ganarme el sustento.

Han sido muchas horas
de quebrantos y duelos
por salir adelante
y llegar a este puesto,
-ni muy alto ni bajo-,
donde feliz me encuentro
y donde ya tan sólo
tranquilamente espero
a –dentro de unos años-
morir de puro viejo,
valiéndome a mí mismo
y gozando al completo
de cuantas facultades
hasta ahora conservo.

He sufrido mis baches,
pero a la postre creo
que eso nos pasa a todos.

Por eso me sorprendo
de lo que usted me dice,
de ese privilegio
que dice haber gozado,
no teniendo un mal sueño
que amargara sus noches,
ni un turbio desaliento,
ni un temor impreciso
royéndole el cerebro
-y el corazón incluso-
hasta descomponerlo.

Mi enhorabuena, Hermano;
es usted un sujeto
-de eso no cabe duda-
de singular trayecto,
que tuvo la fortuna
-desde su nacimiento-
de gozar en la tierra
las delicias del cielo.

Lo que pasa, mi amigo,
es que me suena a cuento
eso que usted me dice,
pues de nadie recuerdo
que viviera su vida
sin cargar con el peso
que a todos los humanos
-por el hecho de serlo-
nos toca en el reparto
de lo malo y lo bueno.

¿A qué vienen faroles
cuando los sopla el viento
y al farolero deja
el culo al descubierto?


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 19 mayo 2001

(De mi Libro: “Íntimas”)

miércoles, 30 de julio de 2008

410 - TE SEGUIRÉ ESPERANDO

TE SEGUIRE ESPERANDO (410)


Te seguiré esperando, y no porque te vayas,
Amada, a parte alguna.

Te seguiré esperando, porque quién marcha ahora
hacia la orilla oscura
soy yo, que estoy en forma para ser cosechado
cual sazonada fruta.

Me iré, pero conmigo llevaré tu recuerdo
más allá de la tumba,
y flotando en los aires, o quizá cabalgando
en un rayo de luna,
me sentiré incompleto, viajero solitario
perdido entre las brumas,
aguardando el momento, cuando Dios lo disponga,
que de nuevo se unan
nuestras almas. Por eso, te seguiré esperando.
¡No te quepa la duda!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 31 Diciembre 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

martes, 29 de julio de 2008

400 -EL VACILANTE OCASO

EL VACILANTE OCASO (400)


Y sucedió una tarde, cuando la luz moría
en suaves titubeos,
-sin acabar de irse-, como queriendo verles
en esa despedida
desesperada y loca de aprendices amantes,
que todo lo ignoraban
y todo presentían, sin haberse iniciado
en los hondos arcanos
de ese amor que arrebata y eleva hasta los cielos
en un dulce morirse,
sin morirse del todo, llenándote de vida.

Solamente sabían
que al amor que estrenaban, inmaculado, limpio,
no un amor de verano,
sino un amor nacido para toda una vida,
le rondaba el peligro.

La vida, con sus bromas absurdas y crueles,
-desde ese mismo día-
habría de llevarlos por caminos diversos,
y hasta opuestos, incluso,
sin fáciles reencuentros en tiempos previsibles,
y siempre inaceptables.

Y se detuvo el día, del horizonte al borde,
el sol, como clavado,
sin querer inclinarse un grado en su carrera;
inmóvil, conteniendo
el vespertino aliento de su larga jornada,
por no turbar a aquellos
aprendices amantes por el dolor transidos.

Los jóvenes dudaban,
sumido cada uno en sus propias negruras
y desesperaciones;
sin osar decidirse a borrar la distancia
existente entre ellos,
fundiéndose y muriendo de amor en un abrazo
tenaz e inacabable,
postrero testimonio de su efímera dicha.

El sol se impacientaba;
la timidez vencida, los jóvenes amantes
por fin se decidieron
y quedaron fundidos en un estrecho abrazo,
sellado con un beso
que a los dos, de consuno, les subió hasta los cielos.

El sol pudo acostarse
detrás del horizonte, -ocaso inolvidable-,
y el galán, sorprendido
por haber descubierto que también en la tierra
habitaba la gloria,
al dejar a la amada, se alejaba dichoso
recordando unos versos
que algún día leyera y creía olvidados:

«En tu boca fragante,
de labios sonrientes, del misterioso arcano
hallé las soluciones...
En el éxtasis breve del misterio sensual,
viví toda una vida...
Desde entonces desgrano, en mi senda de abrojos,
las nostálgicas rimas
que forman mi rosario». Caminaba contento.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Noviembre 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

lunes, 28 de julio de 2008

392 - SEBASTIANISMO

SEBASTIANISMO (392)

“Quanto é melhor, quando há bruma,
esperar por dom Sebastião,
quer venha ou não”
Fernando Pessoa (Liberdade)



En los tiempos brumosos,
mantened las creencias
y esperad el regreso
-en un día cualquiera-
“do rei dom Sebastião”...,
aunque luego no venga.

Lo importante es creerlo,
mantenerse a la espera,
creyendo que ese día
acabarán las penas
y Portugal, de nuevo,
recobrará su fuerza.

En ese sentimiento,
el alma portuguesa,
soñadora y saudosa,
se crece y se consuela,
y si alguno pregunta:

-¿Y si el rey no viniera?,
entonces le responde:

-¿Qué importa que no venga?

A un portugués le basta
con creer en su vuelta;
si viene o si no viene,
en realidad no cuenta.
Es la fe lo que importa,
y esa fe, ¡sostenerla!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 6 Octubre 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

sábado, 26 de julio de 2008

385 - DIÁLOGO PRENUPCIAL

DIALOGO PRENUPCIAL (385)

Recordando a Al-Motamid, de Sevilla
Y a su esposa Itimad



Al-Motamid:

- Escamas borda en el agua
del río la suave brisa,
cuando levemente besa
su superficie dormida.


Itimad:

- Esas escamas pudieran
tornarse dura coraza
si los fríos del invierno
con sus dedos la tocaran.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 8 Septiembre 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

viernes, 25 de julio de 2008

354 - ¿PODRÉ SOÑAR CONTIGO?

¿PODRÉ TAMBIEN SOÑARTE...? (354)

¿Te seguiré soñando
o será todo olvido?
Quisiera en mis silencios,
después de haberme ido,
soñarte cual te sueño
cuando sueño contigo.
Si tal fuera posible
y pudiera conmigo
llevarme tu recuerdo,
me iría tan tranquilo
sabiendo que la muerte
no ha de romper el hilo
de este amor que me tiene
subyugado y cautivo.

¿Te seguiré soñando
con el febril delirio
con el que a ti te sueño
en mis noches en limpio?
Si así fuera, ¿qué importa
que un día, sin rüido,
me aleje para siempre
del trillado camino,
si sé que aunque me vaya
te soñaré conmigo
y venceré a la muerte
sin ceder al olvido?

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 22 Febrero 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

jueves, 24 de julio de 2008

346 - HUNDIRME PARA SIEMPRE

HUNDIRME PARA SIEMPRE (346)

Amarte más y más, de día en día;
en tu amor anegarme, y a tu lado,
en tus brazos dormirme sin cuidado,
soñando con tu amor, que es mi alegría.

¿Qué más puedo querer, oh, vida mía,
si vivo por tu amor glorificado,
y en la cruz de tus brazos enclavado
mil vidas que tuviera, te daría?

Agonizar, morir en ese fuego
de tan ardiente amor; en ese juego
sin cesar repetido y diferente,

colmado de pasión y de ternura,
y abrazado a tu cuerpo estrechamente,
hundirme para siempre en tu hermosura.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 29 Octubre 1998


(De mi Libro: “Íntimas”)

miércoles, 23 de julio de 2008

343 - NO HAY FUENTE DE ENERGÍA

NO HAY FUENTE (343)

No hay fuente de energía más potente
que la chispa que salta enamorada
entre hombre y mujer, cuya mirada
se cruza en un instante, y de repente

se sienten alejados de la gente,
elevados a celestial morada,
notando que en su torno ya no hay nada,
que el mundo ya son ellos solamente.

Si algún sabio insigne descubriera
la forma de poder almacenarla
para, dónde y cuándo conviniera,

de modo inteligente utilizarla,
os juro que en el mundo nunca habría
ni falta ni escaseces de energía.


José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 20 Septiembre 1998

(De mi Libro: "Íntimas")

martes, 22 de julio de 2008

335 - HE VUELTO A LA ALAMEDA

HE VUELTO A LA ALAMEDA (335)

He vuelto a la alameda en la que un día
jurara amor eterno ante mi amada.
Han pasado mil años. No sé nada
de aquella bella niña. Sentiría

que del mundo, en la injusta lotería,
la vida le jugara una trastada
y hoy no fuera lo muy afortunada
que por buena y por bella merecía.

He vuelto a la alameda rumorosa,
buscando entre sus frondas los retazos
de las horas de amor que allí viviera...

La tarde estaba triste, neblinosa...,
y el alma se rompía en mil pedazos
añorando mi extinta primavera...

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 16 Junio 1998

(De mi Libro: “Íntimas”)

lunes, 21 de julio de 2008

334 - RAZONABLE RESPUESTA

RAZONABLE RESPUESTA (334)


¿Y para qué, me digo? Ya dirás para qué
-después de medio siglo- tenemos que encontrarnos.

Yo ya no soy aquél de aquellos años mozos,
cuando nos conocimos; ni tú serás tampoco
aquella que recuerdo: la más guapa de todas,
la más encantadora, de más dulce sonrisa,
de más rubios cabellos, de labios más jugosos.

Quizás hayas cedido a la insana nostalgia,
y al enterarte acaso de que aún estoy vivo,
hayas rememorado aquel tiempo lejano,
cuando yo te escribía aquellos malos versos
-tan malos como éstos- jurándote que siempre
habría de adorarte con amor infinito;
cuando las limpias aguas del literario Tormes
se tornaban espejo al asomarte a ellas,
en las tardes sin prisas del vivir pueblerino,
bajo la enhiesta guardia de los chopos sonoros,
movidos por la brisa de abril en primavera.

No debiera cegarte la bruma del pasado
con sus rosadas sombras, engañosas y aleves.

La vida esta compuesta, -como un collar cualquiera-
por cuentas de colores, las unas colocadas
al lado de las otras, sin que puedan tocarse
las que no estén contiguas, ni tampoco mudarse
las unas con las otras, al azar entre ellas.

Cuando el cambio se hace y se mezclan las cuentas,
el collar resultante es otro diferente,
no el collar primitivo que engarzamos viviendo.

Con la vida sucede, también, que está formada
por etapas distintas, contiguas en el tiempo,
pero no intercambiables cronológicamente.

Pretender que el pasado irrumpa en el presente
y el orden nos altere de las cuentas que forman
el collar de la vida, equivaldría acaso
a incurrir en pecado, enmendando la plana
al Señor que nos diera solamente una vida
y un vivir en tres tiempos: de pasado brumoso,
presente atosigante e ilusorio futuro.

Es vano todo intento de trastocar el orden
por Dios preestablecido en sus sabios designios.

Te agradezco el recuerdo, y puedo asegurarte
que yo frecuentemente te traigo a la memoria,
evoco tu figura y aquellos tiempos idos
en los que nos amamos como sólo se pueden
amar dos criaturas, para quiénes la vida
empieza y se termina en el círculo estrecho
de su amor provinciano, inexperiente y limpio
como un radiante día de abril en primavera.

Aquella hermosa cuenta del collar que lucimos
y entonces refulgiera cual joya diamantina,
no queramos ahora transformarla en la cuenta
sobada de un rosario, rezado en penitencia
por lo que pudo ser, pero no fuimos ambos
capaces de lograr que al fin lo fuera.

Es mejor que sigamos en paz nuestros caminos,
sin volver a encontrarnos, guardando cada uno
la imagen que del otro evoca la memoria,
juveniles amantes, vibrantes con el fuego
de aquel amor de entonces, que creímos eterno
y al fin vino a morirse de distancia y de frío.

Encontrarnos de nuevo me recuerda aquel verso
que decía mi suegra, y que viene a este caso,
como viene un anillo al dedo de una mano:

"Una vieja y un viejo
dormían juntos,
por que tenían miedo
de los difuntos".


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 2 Junio 1998

(De mi Libro: “Íntimas”)

viernes, 18 de julio de 2008

333 - A UN HOMBRE SERIO

A UN HOMBRE SERIO (333)



Le tachaban de triste,
de taciturno y serio
por que no se reía
cuando otros sujetos
estallaban gozosos
en risas a destiempo.

Le tachaban de triste,
hablando de ligero,
tomando como base
aquel fruncido ceño,
que no era de tristeza,
sino de alejamiento,
de un vivir en ausencia,
de soñar un ensueño
que le hacía flotar
un poco sobre el suelo
de este mundo, que ansiaba
que fuera más perfecto.

Le tachaban de triste;
decían que era serio.

La verdad no era esa,
¿cómo habría de serlo?

Detrás de aquel fruncido
y cejijunto gesto
trataba de esconderse
un hombre con anhelos
de amor a sus hermanos,
un tímido tremendo
que soñaba en un mundo
sin pobreza y sin duelos,
un mundo en que los hombres
se amasen como manda
Jesús que nos amemos.

Decían y decían...;
no sé cuánto dijeron,
yo supe desde siempre,
apenas conocerlo,
que los que tal decían
no estaban en lo cierto,
y que él era un hombre
íntegramente bueno.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 1º Junio 1998

(De mi Libro: "Íntimas")

jueves, 17 de julio de 2008

332 - BENDITAS SEAN TUS MANOS

BENDITAS SEAN TUS MANOS (332)


"Tengo las manos vacías
de tanto dar sin tener;
pero las manos son mías"
Canción

Benditas tus manos sean,
dadoras con tal porfía,
que a fuerza de dar y dar
se te quedaron vacías.

Benditas tus manos, sí,
fuentes de limpia alegría,
derramándose amorosas
en los que menos tenían.

Y el milagro es que conforme
te dabas y repartías,
al hacerte más pequeño,
el corazón te crecía.

¡Benditas sean tus manos
eternamente vacías!

Estoy seguro que Dios
y también Santa María,
cuanto te llamen al cielo
te darán la bienvenida.

José María Hercilla
Salamanca, 31 Mayo 1998

(De mi Libro: “Íntimas”)

miércoles, 16 de julio de 2008

331 - DE MIS AÑOS IDOS

DE MIS AÑOS IDOS (331)


De mis años idos
y mis noches locas;
de mis alegrías
y mis penas hondas;

de mis esperanzas
y mis ansias rotas;
de mis esplendores
y mis negras sombras;

o de mis victorias
y de mis derrotas;
de cuanto soñara
en mis horas tontas;

de tantas y tantas...,
y de tantas cosas,
que entonces me hicieron
vivir en zozobra,

hoy guardo tan sólo
confusa memoria
y ni me complacen,
ni desilusionan.

Cuando en la alta noche
la mente me rondan,
ni el pulso me alteran,
ni mis ojos lloran.

Es como si hubiera
sido otra persona
el sujeto activo
que vivió esas horas,

en aquellos días
de lejana historia
que ha nublado el tiempo
y que a nadie importan.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 30 Mayo 1998


(De mi Libro: “Íntimas”)

martes, 15 de julio de 2008

506 - ENAMORADO DE LA VIDA

ENAMORADO DE LA VIDA (506)

Os debo confesar, amigos míos,
que estoy enamorado de la vida.

Y no es que la vida me haya sido,
a lo largo de todo mi camino,
abundosa en dones y mercedes.

De todo me topé desde muy niño
y tuve que sufrir guerras y hambres,
soledades sin cuento, tristes días,
ausencia de maestros, lo que hizo
que yo me convirtiera –sin quererlo-
en hombre solitario autodidacta
que a fuerza de luchar desesperado,
buscando superarse noblemente,
no quiso doblegarse ante el destino
que al fracaso absoluto le llevaba.

Cuántos días sin horizonte alguno,
cuántas noches de caviloso insomnio,
tratando de encontrar una salida,
por la que andar seguro hacia algún punto
donde pudiere hallar buena acogida…..

Si os hablo de esas cosas de mi vida,
después de confesaros que la amo,
es tan sólo para justificarme
delante de vosotros, mis amigos,
y poderos decir que este amor mío
no os creáis que es amor agradecido.





Cercano ya el final de mi camino
no debéis extrañaros que renuncie
a entender esta vida, que no he sido
capaz de comprender –ni aún siendo joven-,
aunque la siga amando, como entonces,
cuando ardiente la sangre circulaba
por mis venas, turbando mis sentidos,
sin dejarme pensar en los peligros
que suelen asaltar a los que corren
sin freno los caminos de la vida.

La gocé cuanto pude, e igualmente
soporté los zarpazos que me dieron
en la lucha diaria por ganarla,
pero a nadie le importa mi aventura,
mi diminuta historia, tan pequeña
que en muchas ocasiones ni yo mismo
alcanzo a recordarla plenamente,
flotando como nube en mi memoria,
dispersada en jirones por los años.

Mis palabras no son, nunca lo han sido,
torpe queja de agravios recibidos
de terceras personas o de extraños;
os puedo asegurar y así os lo afirmo
que mejor se portaron en su trato
aquellos que conmigo recorrieron
los tramos sucesivos del camino,
que la vida, vivida en solitario,
esa vida a la que tanto quiero,
de la que me confieso, urbi et orbi,
seguir enamorado ciegamente.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 1 Junio 2.006


(De mi Libro: “Íntimas”)

lunes, 14 de julio de 2008

507 - LA RAZÓN DE MI ESCRITURA

LA RAZÓN DE MI ESCRITURA (507)

¿Qué me impulsa a escribir?, se me interroga.
Pues no lo sé. Ni fama, ni dinero,
os puedo asegurar que nunca han sido
las causas eficientes que movieron
la pluma que blandí, aunque ésta fuese
más que espada en manos de un guerrero,
la dúctil herramienta conducente
a forjar el objeto de mis sueños
de lograr que la paz entre los hombres
hiciese de la Tierra un breve cielo.

Escribo porque sí, porque he creido
que en el fondo los hombres eran buenos
y era bueno escribir para sus ocios
-no digo yo que para entretenerlos-
pero sí para intentar llevarlos
por mansos y tranquilos derroteros,
alejados de guerras y egoísmos,
a estrecharse las manos entre ellos.

Así fue mi escritura, desde siempre;
un remanso de paz, claro y sereno,
donde nunca escribí cosa ninguna
impulsora de bajos sentimientos,
ni llevare a los hombres a matarse
entre sí por un trozo de terreno,
por pensar de una forma diferente,
por hablar otra lengua o dialecto,
tener otro color, otras costumbres,
o incluso por rezar a un Dios diverso.

Escribo, caro amigo, te lo juro,
por creer firmemente que escribiendo
se puede convencer –no sé si a todos-
a que dejen de lado sus eternos
prejuicios y se vean como Hermanos,
¡nada más como Hermanos, nada menos!,
pues la vida es muy corta y no merece
vivirla entre temores y recelos.

Ya sé que he fracasado, que mi lucha
no ha dado resultados y mi esfuerzo
ha sido todo en vano. Sin embargo,
al llegar al final, estoy contento
pues hice lo que pude, Dios lo sabe,
buscando predicar con el ejemplo.

Ya sabéis el por qué de mi escritura.
Sólo os pido un poco de respeto,
y hasta un poco de amor, si ello es posible.
Otros muchos escriben por dinero
pues dicen que escribir es su trabajo.
En cambio yo, si escribo, me divierto
y con ello me doy por bien pagado,
aunque a veces me cueste algún esfuerzo.
La fama volandera no me importa,
esa fama que trae y lleva el viento;
me basta con tener buenos amigos,
tener a mi mujer, hijos y nietos,
un rimero de libros, mi escritorio,
y un poco de salud para poderos
ofrecer lo que escribo en Es Diari,
y con eso me basta y me deleito.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca 18 Junio 2.006

(De mi Libro: “Del estilo y las formas”)

domingo, 13 de julio de 2008

518 - MI MESA


MI MESA (518)

¡Mi mesa de despacho!, vieja mesa
de cuando yo ejercía de abogado,
-antes de jubilarme-, sepultada
por rimeros de libros y legajos,
cubierta de Aranzadis entreabiertos
-testigos del buscar apresurado
de dos buenas sentencias que sirvieren
al caso que llevabas entre manos-,
invisible mi mesa en ocasiones
por la carga de leyes y libracos.

Cuantas horas pasadas, afanoso,
sin poder separarme de tu lado,
tratando de dar forma a una demanda,
puliendo y repuliendo algún contrato,
proponiendo una prueba de testigos
o arguyendo un escrito de contrario….

La noche se llegaba y yo seguía
prisionero de mi mesa de despacho,
sin poderme marchar hacia mi casa
por no haber concluido mi trabajo.

Ahora, vieja mesa, en la que escribo
estas cosas con las que me distraigo,
-artículos o cuentos o poemas,
recuerdos, historietas, comentarios, …-,
presentas un aspecto diferente,
muy distinto del que tuviste antaño,
cuando estaba en activo y trabajaba
como un negro en mi oficio de abogado.

Ahora, convertida en una mesa
donde escribe un señor ya jubilado,
presentas apacible y nuevo aspecto,
un aspecto muchísimo más grato,
libre ya de Aranzadis indigestos,
de Códigos diversos y sobados;
hoy cubierta de libros y papeles
en perfecto desorden ordenados,
que acuden prestamente a mi llamada
cada vez que los busco o que los llamo,
convertido te has en una mesa
que me acoge feliz en su regazo.

No escribo como antes escribía,
a la fuerza y casi que a destajo,
-los días transcurrían velozmente
y vencían los preclusivos plazos-
y escrito que a su tiempo no llegaba
y entraba en el registro del Juzgado,
daba igual que estuviese bien escrito
o que fuese un escrito de novato:
El pleito lo perdías por las buenas,
por no haberlo en su tiempo presentado.

Ahora escribo cuando escribir me peta,
y aquello de que escribo me es muy grato
o puede entretenerme, sin agobios,
como escribe un hombre jubilado
que se encuentra de vuelta ya de todo
y que tiene además ochenta años.

Cualquier día tendré que abandonarte,
dejaremos de vernos; mi trabajo
quedará interrumpido en tu tablero,
esperando quizá que haya otras manos
que quieran proseguirlo con el mismo
amor que puse en él al empezarlo,
el mismo amor con el que ahora escribo,
sin saber ni hasta dónde, ni hasta cuándo,
encima de esta mesa, fiel testigo
de mis horas de lucha y de trabajo.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 12 Octubre 2.006


(De mi Libro: “Haciendo mi camino. 1999-2006)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 723/13.07.08)

viernes, 11 de julio de 2008

547 - LA CARRERA PERDIDA

La carrera perdida (547)


La Vida es una carrera
de longitud ignorada;
la empezamos al nacer
y en la que nunca se gana.

Al nacer, te da la Muerte
una vida de ventaja,
pero por mucho que corras
al final Ella te aguarda
para meterte en el saco
y ganar lo que apostabas.

Tan segura es su victoria
que no sé si es que hace trampas
o que, por ser más veloz,
sabe que nos adelanta
sin esfuerzos por su parte
y al final siempre nos gana.

Así pues, no te consumas
corriendo como una bala,
buscando ser el primero
en llenarte la buchaca,
en acaparar honores,
en conseguir más medallas,
en atesorar riqueza
-aunque sea bien ganada-,
que de nada ha de valerte
al final de la jornada,
cuando llegues a la meta
donde la Muerte te aguarda,

que allí habrás de despojarte
de todo lo que llevaras,
pensando que lo podrías
llevar metido en tu caja
para jamás separarte
de la fortuna amasada,
creyendo que eras eterno
y que a la Muerte ganabas.

Quizá por cargar la bolsa
se te hizo muy pesada
y por causa de su peso
aminoraste la marcha,
y al acabar el camino
encontraste que, sentada,
sin agobios ni sofocos,
sonriente, te esperaba
la Muerte, para llevarte
desnudo, tal como estabas
cuando viniste a este mundo
y la carrera empezabas,
esa carrera en que siempre
es la Muerte la que gana.

No merece luchar tanto
si con muy poco nos basta
para correr el camino
sin llevar peso en la espalda,
con la conciencia tranquila,
sin agobios y sin ansias…,
si al final, en cueros vivos,
nos meterán en la caja
y la Muerte habrá ganado,
pues al final Ella gana.

¡La Vida es una carrera
que gana siempre LaParca!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 10 Junio 2.008

(De mi Libro: “Penúltimas”)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 721/29.06.08)

jueves, 10 de julio de 2008

404 - PARA QUE NUNCA DUDES

PARA QUE NUNCA DUDES (404)


Para que nunca dudes de lo que yo te dije,
te lo repito ahora,
en esta tarde triste de otoño salmantino
difuminado en sombras,
cuando voy alcanzando el final del camino,
-que si no fue de rosas,
tampoco fue de espinas-, camino en el que hubo
toda clase de horas,
de constantes esfuerzos, luchando codo a codo
en labor afanosa,
por salir adelante, por levantar cabeza
y salvar de las olas.

Lo que entonces te dije, oh mujer de mi vida,
te lo repito ahora:
Eres lo que más quiero; de todas las mujeres,
la primera entre todas,
y te sigo queriendo cual entonces te quise,
cuando por las frondosas
orillas tormesinas vagábamos unidos,
gozando de sus sombras,
viendo correr las aguas, viendo pasar las gentes,
viendo pasar las horas,
mientras que las palabras «Te adoro, vida mía»
brotaban de mi boca.

Antes de abandonarte, para que me recuerdes
cuando te encuentres sola,
hoy vuelvo a repetirte, -y te lo dejo escrito
en esta blanca hoja-,
que te he querido mucho, que te sigo queriendo,
-es lo único que importa-,
y que a nadie en el mundo he querido yo tanto
como te quiero ahora.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 14 Diciembre 1999



(De mi libro: “Íntimas”)
(Pibl. en www.esdiari.com Nº 646/21.01.07)

martes, 8 de julio de 2008

424 - LAS TELARAÑAS NEGRAS

LAS TELARAÑAS NEGRAS (424)


Los ojos se me limpian con los años,
como si el tiempo fuera
un agua bautismal y milagrosa
de extraordinaria fuerza,
capaz de disipar los turbios lodos
con que la vida ciega
la límpida mirada de los hombres
cuando a la tierra llegan.

No es que vea más claro. No, no es eso;
ni que tampoco vea
un mundo y unas gentes diferentes
de las que entonces viera.

Solamente se trata de que ahora
las miro cual si fuera
a dejarlas de ver, quizá mañana
o en no lejana fecha,
y quisiera gozar de lo que veo
el tiempo que me queda.

Y noto que mis ojos son más limpios
porque al mirar aceptan
muchas cosas que antes repudiaban
por faltas de belleza,
y ahora mismo, miradas con sosiego,
no las veo tan feas.

Si son los mismos ojos los que miran
e igual lo que contemplan,
forzoso habrá de ser que concluyamos
que una buena limpieza
ha dejado mis ojos, antes torpes,
sin telarañas negras.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 21 Diciembre 2000.

(De mi Libro: “Íntimas”)
Publ. en www.esdiari.com Nº 650/18.02.07
y en www.avilared.com del 28.02.07)

lunes, 7 de julio de 2008

380 - ¿EGOCENTRISTA?

¿EGOCENTRISTA? (380)


¿Egocentrista, dices? Te equivocas.
Egocentrista es aquél que cree
ser centro indiscutido de su entorno,
del mundo diminuto en que se mueve,
y exige acatamiento y reverencia
de los demás mortales, de la gente
que gira en torno suyo y lo soporta
y tiene que aguantarle hasta que muere.

Nunca he sido importante, ni he creido
merecer reverencia de otros seres,
-también hijos de Dios, como yo mismo-.

No busqué con ahínco los laureles,
ni el poder perseguí, ni la riqueza,
entendiendo que ello no merece
ni hacer los sacrificios que te exigen,
ni tragarte la amarga bilis verde
que todo el que ambiciona tales cosas
ha de tragar al fin, mal que le pese,
apurando la copa de berrinches
y bebiendo de ella hasta las heces.

¿Egocentrista yo? ¡Qué disparate!
Más que el centro, prefiero la tangente,
apacible lugar “cobdiciadero”,
donde nadie me incordie o me moleste
con torpes exigencias o relatos
de lo que no me va, ni va, ni viene.

No he de arreglar el mundo con mi esfuerzo,
por mucho que trabaje y que me empeñe;
he sido un soñador, soñando en vano
con un mundo mejor. No me compete
implantar mi verdad, pues dudo de ella,
ni tengo para ello los saberes
necesarios para tan ardua empresa,
que dejo para espíritus más fuertes.

¿Cómo voy, pues, a ser egocentrista,
si dudo de mí mismo y hasta a veces
me siento tan pequeño, tan inútil
que quisiera en la nada disolverme?



José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Almuñecar, 20 Agosto 1999



(De mi Libro: “Íntimas”)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 64911.02.07
y en Diario de Ávila, del 10.03.07)

sábado, 5 de julio de 2008

316 - MESTER DE JUGLARÍA

MESTER DE JUGLARIA (316)

Mis muy queridos amigos:
De mi obra, yo os diría
que tiene más parecido
al mester de juglaría,
que al artificioso estilo
del otro –el de clerecía-.
Escribo lo que me sale
de dentro, -yo no sabría
deciros que si del pecho
o de otra anatomía-,
y se me sube a los sesos,
(una zona que no es fría),
donde cuece un breve instante
y luego, en escorrentía,
desciende a mi diestra mano
y allí es alumbrado al día,
sin poner yo más trabajo
que cuidar la ortografía.
No busco escribir bonito
al hacer mi poesía,
sino decir llanamente
mis penas, mis alegrías,
descubrir mis sentimientos
sin velos de hipocresía,
mostrándome como soy...,
o quizá como querría
haber sido, si pudiera
elegir mi biografía.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, Octubre 1997

( De mi Libro: “Del estilo y de las formas” )
(Publ. en www.esdiari.com Nº 664/27.05.07)

viernes, 4 de julio de 2008

También yo vuelvo a ti (522)

“Para acordarme de porqué he nacido,
vuelvo a ti, mar.
El mar que fue mi cuna,
mi gloria y mi sustento….”
(Del fragmento primero de “Espacio”, de Juan Ramón Jiménez)
- - - - -
Para decirte adiós, pues cualquier día
me tendré que marchar -Dios sabe dónde-,
también yo vuelvo a ti,
aunque tan sólo sea
dejando al pensamiento, sin traílla,
volar vertiginoso y alocado
hasta dar con la isla de mis sueños,
“sa illeta blanca y blaua”,
que si no fue mi cuna,
sí puedo asegurar -sin que la duda
entorpezca lo que os afirmo ahora-,
que fue toda mi gloria
en mi lejana infancia menorquina,
y todo mi sustento
en esta larga vida transcurrida
separado de ti,
rumiando en la distancia tu recuerdo.

Y un día, y otro día, y así siempre,
en sueños he bogado por tus calas,
a bordo de mi barca marinera
que llevaba por nombre el de una de ellas,
la mayor, la mejor, “Calafiguera”,
la barca que surcaba las azules
y apenas onduladas aguas mansas
de aquellas breves calas recoletas,
Cala Rata –como a tiro de piedra-,
Cala Llonga –un poco más distante-,
la Cala Sant Antoni,
y la Cala Sant Jordi,
y hasta el Repós del Rei, con sus abruptas
rocas y alto acantilado,
más allá de El Fonduco,
por frente de “sa Illa del Rei”,
lugar donde acudía algunas veces
en busca de alcaparras, que cogía
sin tener que bajarme de la barca.

[Hubo tres duros años,
de guerra, de hambre y de miseria,
donde todo fue bueno y digerible,
ya fuesen alcaparras, o madroños,
o cualquiera otra cosa alimenticia.

“Sas tàperas” colgaban en racimos
en las altas paredes de la orilla,
ofreciendo su fruto a los osados
y jóvenes marinos que hasta ellas
se acercaban remando, cuidadosos
de no rozar el casco de sus barcas
con las rocas cortantes cual cuchillos.]

De nuevo me refugio en mis recuerdos,
a la luz que ilumina mi memoria,
vacilante esta luz en ocasiones,
pero a pesar de todo suficiente
para dejarme ver la mar serena
que mecía mi barca,
la barca en la que era
patrón y marinero a un mismo tiempo,
soñador de viajes imposibles,
descubridor incluso
de otros mares lejanos y otras tierras….

Para así recordarte, blanca “illeta”,
hoy vuelvo a navegar tus “blauas aigüas”,
o a sumergirme como un pez en ellas,
mientras cierro mis ojos y te veo
tal como entonces fuimos,
tú, pura y virginal, aún inviolada
por gentes invasoras de otros mundos;
yo, enamorado infante inexperiente,
al que la vida todavía
no había maliciado y que sus ojos
tenía siempre abiertos a lo bello
que sabías mostrarme con orgullo,
segura del influjo que tenías
sobre el niño inocente que yo era,
asombrado al mirar tanta belleza.

Por sólo recordarte, hoy vuelvo en sueños
a revivir mis años menorquines
que, aunque enturbiados unos
por una sucia guerra inexplicable,
de todas formas fueron los restantes
bastante premio a mi vivir sin rumbo,
especie de antesala de algún cielo
del que ignoro si me lo habré ganado.

De momento, ya llevo casi un siglo
gozando día a día tu recuerdo.
¡Dios quiera que al morir pueda llevarlo
conmigo para gozo de mis horas
de eterna soledad y de silencio!

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 20 Febrero 2.007



(Publ. en www.esdiari.com Nº 652/04.03.07)

jueves, 3 de julio de 2008

339 - EN TORNO A LO MISMO

EN TORNO A LO MISMO (339)


Hay Poetas -no doy nombres- / que siempre serán leídos;
escriben tal como habla / cualquier hijo de vecino.

Los llamados surrealistas / y afiliados a otros "ismos",
opino yo que con ellos / no sucederá lo mismo.

El pueblo no necesita / interpretar sus escritos;
no presume de pedante / y prefiere lo sencillo,

aquello que se digiere / según va siendo leído
y le deja satisfecho / e incluso hasta convencido.

Tú, académico poeta, / que gustas de que tu escrito
no lo entienda ni tu padre / -si sólo un padre has tenido-,

no pretendas que tu engendro / engañoso y metafísico
pase a ser obra de arte / o de público dominio.

A lo más que aspirar puedes / es a dormir en un libro,
como muestra de rareza / o producto de un descuido.

El pueblo, siempre muy sabio, /cuando se tope contigo
ha de volverte la espalda / sabiendo que eres un timo.

Escribe tal como hablas, / no enmascares lo que has dicho
y ten en cuenta que pocos / descifran tus jeroglíficos;

los perros nunca son verdes, / ni las gaviotas son mirlos;
selecciona las palabras / y encájalas en su sitio;

sin presumirnos de genio / con tu estrafalario estilo
y afan de casar "fonemas" / desencajados de quicio.

Ten cuidado con el nombre,/ ese nombre o sustantivo,
cuando vayas a casarlo / con el calificativo,

y no te olvides que a veces / tienen tal antagonismo,
que por mucho que te afanes / para que vayan unidos,

tal unión es imposible / pues carece de sentido,
y nada de ella se infiere, / aunque quieras inferirlo.

No es la metáfora meta / que merezca el sacrificio
de que inmoles en su ara / el buen nombre conseguido

a fuerza de muchos años / de escribir y hacer pinitos
con sujeción a las normas / que nos mandan: ¡Claro y limpio!,

¡para que lo entiendan todos!, / incluso los menos listos,
que al lector no debes darle / mortadela por chorizo.

Deja para los pintores / de arte abstracto y de cubismo
las tomaduras de pelo / que nos endilgan los críticos,

alabando lo que sólo / es un cuadro mal parido
por un vivales que sabe / como vender su cinismo.

La poesía no es / otra cosa que un buen ritmo
que se escucha y que se entiende / por lo claro y por lo limpio.

No busques complicaciones / y procura que tu escrito
pueda entenderlo cualquiera, / sin pedir a nadie auxilio.

(Puedo estar equivocado – y en ese caso te digo:
No me hagas mucho caso – y sigue en paz tu camino)

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 22 Julio 1998

(De mi Libro: “Del estilo y de las formas”)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 653/14.03.07)

miércoles, 2 de julio de 2008

264 - EL TIEMPO QUE ME RESTA


EL TIEMPO QUE ME RESTA (264)


El tiempo que me resta, ¿poco?, ¿mucho?,
no quiero derrocharlo, como hiciera
con el tiempo ya ido, malgastado
cual si éste fuera eterno y no tuviera
previsible final mi corta historia,
una historia menor, no cabe duda,
pero aseguro a ustedes que, a mis ojos,
de mucha más enjundia y trascendencia
que la historia de tantas otras gentes
pretéritas, presentes o futuras.

Al nacer, con la vida, me entregaron
unos pliegos también, para llenarlos
con la pequeña historia de mi vida,
-muy simple, ya lo sé, pero la mía-,
y al ver como el papel se va acabando,
observo desolado que no puedo,
en los pliegos ya escritos y completos,
corregir las erratas, pues la tinta
usada en la escritura era indeleble
y no admite borrón y frase nueva;
y tendré que entregar lo que escribiera,
firmado de mi puño y con mi letra,
por más que lo ya escrito no me guste
y constate que mi pequeña historia
quedose reducida a un simple cuento
ridículo y grotesco, y hasta bufo,
bien distinto de la bonita historia
que quisiera, Señor, haber escrito.

El tiempo que me resta no quisiera
que cual agua se fuera entre mis dedos,
sin sentirlo escapar, sin darme cuenta
de que es un bien escaso, tan escaso
que apenas queda de él en mis aljibes,
a punto de secarse para siempre.

Quiero, pues, con fruición irlo bebiendo
y gustar despacito cada sorbo,
hasta apurar las heces, y aún los posos,
de la última copa de mi vida.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Avila, 15 Diciembre 1992


(De mi libro: “Canciones del tiempo perdido”)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 654/18.03.07
y en www.avilared.com del 28.03.07)