domingo, 13 de julio de 2008

518 - MI MESA


MI MESA (518)

¡Mi mesa de despacho!, vieja mesa
de cuando yo ejercía de abogado,
-antes de jubilarme-, sepultada
por rimeros de libros y legajos,
cubierta de Aranzadis entreabiertos
-testigos del buscar apresurado
de dos buenas sentencias que sirvieren
al caso que llevabas entre manos-,
invisible mi mesa en ocasiones
por la carga de leyes y libracos.

Cuantas horas pasadas, afanoso,
sin poder separarme de tu lado,
tratando de dar forma a una demanda,
puliendo y repuliendo algún contrato,
proponiendo una prueba de testigos
o arguyendo un escrito de contrario….

La noche se llegaba y yo seguía
prisionero de mi mesa de despacho,
sin poderme marchar hacia mi casa
por no haber concluido mi trabajo.

Ahora, vieja mesa, en la que escribo
estas cosas con las que me distraigo,
-artículos o cuentos o poemas,
recuerdos, historietas, comentarios, …-,
presentas un aspecto diferente,
muy distinto del que tuviste antaño,
cuando estaba en activo y trabajaba
como un negro en mi oficio de abogado.

Ahora, convertida en una mesa
donde escribe un señor ya jubilado,
presentas apacible y nuevo aspecto,
un aspecto muchísimo más grato,
libre ya de Aranzadis indigestos,
de Códigos diversos y sobados;
hoy cubierta de libros y papeles
en perfecto desorden ordenados,
que acuden prestamente a mi llamada
cada vez que los busco o que los llamo,
convertido te has en una mesa
que me acoge feliz en su regazo.

No escribo como antes escribía,
a la fuerza y casi que a destajo,
-los días transcurrían velozmente
y vencían los preclusivos plazos-
y escrito que a su tiempo no llegaba
y entraba en el registro del Juzgado,
daba igual que estuviese bien escrito
o que fuese un escrito de novato:
El pleito lo perdías por las buenas,
por no haberlo en su tiempo presentado.

Ahora escribo cuando escribir me peta,
y aquello de que escribo me es muy grato
o puede entretenerme, sin agobios,
como escribe un hombre jubilado
que se encuentra de vuelta ya de todo
y que tiene además ochenta años.

Cualquier día tendré que abandonarte,
dejaremos de vernos; mi trabajo
quedará interrumpido en tu tablero,
esperando quizá que haya otras manos
que quieran proseguirlo con el mismo
amor que puse en él al empezarlo,
el mismo amor con el que ahora escribo,
sin saber ni hasta dónde, ni hasta cuándo,
encima de esta mesa, fiel testigo
de mis horas de lucha y de trabajo.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 12 Octubre 2.006


(De mi Libro: “Haciendo mi camino. 1999-2006)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 723/13.07.08)

No hay comentarios: