viernes, 18 de julio de 2008

333 - A UN HOMBRE SERIO

A UN HOMBRE SERIO (333)



Le tachaban de triste,
de taciturno y serio
por que no se reía
cuando otros sujetos
estallaban gozosos
en risas a destiempo.

Le tachaban de triste,
hablando de ligero,
tomando como base
aquel fruncido ceño,
que no era de tristeza,
sino de alejamiento,
de un vivir en ausencia,
de soñar un ensueño
que le hacía flotar
un poco sobre el suelo
de este mundo, que ansiaba
que fuera más perfecto.

Le tachaban de triste;
decían que era serio.

La verdad no era esa,
¿cómo habría de serlo?

Detrás de aquel fruncido
y cejijunto gesto
trataba de esconderse
un hombre con anhelos
de amor a sus hermanos,
un tímido tremendo
que soñaba en un mundo
sin pobreza y sin duelos,
un mundo en que los hombres
se amasen como manda
Jesús que nos amemos.

Decían y decían...;
no sé cuánto dijeron,
yo supe desde siempre,
apenas conocerlo,
que los que tal decían
no estaban en lo cierto,
y que él era un hombre
íntegramente bueno.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 1º Junio 1998

(De mi Libro: "Íntimas")

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