martes, 29 de julio de 2008

400 -EL VACILANTE OCASO

EL VACILANTE OCASO (400)


Y sucedió una tarde, cuando la luz moría
en suaves titubeos,
-sin acabar de irse-, como queriendo verles
en esa despedida
desesperada y loca de aprendices amantes,
que todo lo ignoraban
y todo presentían, sin haberse iniciado
en los hondos arcanos
de ese amor que arrebata y eleva hasta los cielos
en un dulce morirse,
sin morirse del todo, llenándote de vida.

Solamente sabían
que al amor que estrenaban, inmaculado, limpio,
no un amor de verano,
sino un amor nacido para toda una vida,
le rondaba el peligro.

La vida, con sus bromas absurdas y crueles,
-desde ese mismo día-
habría de llevarlos por caminos diversos,
y hasta opuestos, incluso,
sin fáciles reencuentros en tiempos previsibles,
y siempre inaceptables.

Y se detuvo el día, del horizonte al borde,
el sol, como clavado,
sin querer inclinarse un grado en su carrera;
inmóvil, conteniendo
el vespertino aliento de su larga jornada,
por no turbar a aquellos
aprendices amantes por el dolor transidos.

Los jóvenes dudaban,
sumido cada uno en sus propias negruras
y desesperaciones;
sin osar decidirse a borrar la distancia
existente entre ellos,
fundiéndose y muriendo de amor en un abrazo
tenaz e inacabable,
postrero testimonio de su efímera dicha.

El sol se impacientaba;
la timidez vencida, los jóvenes amantes
por fin se decidieron
y quedaron fundidos en un estrecho abrazo,
sellado con un beso
que a los dos, de consuno, les subió hasta los cielos.

El sol pudo acostarse
detrás del horizonte, -ocaso inolvidable-,
y el galán, sorprendido
por haber descubierto que también en la tierra
habitaba la gloria,
al dejar a la amada, se alejaba dichoso
recordando unos versos
que algún día leyera y creía olvidados:

«En tu boca fragante,
de labios sonrientes, del misterioso arcano
hallé las soluciones...
En el éxtasis breve del misterio sensual,
viví toda una vida...
Desde entonces desgrano, en mi senda de abrojos,
las nostálgicas rimas
que forman mi rosario». Caminaba contento.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Noviembre 1999

(De mi Libro: “Íntimas”)

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