miércoles, 28 de octubre de 2009

068 - CEMENTERIO DE GUERRA

CEMENTERIO DE GUERRA (068)


(Recordando la visita a los cemeterios de guerra de Montecasino.)

La verde campa de cuidado césped,
de la Vida y la Muerte es la frontera:
ante el césped la Vida se detiene;
bajo el césped, la Muerte se hace eterna.

Sobre el césped, mil cruces uniformes,
erguidas en simétricas hileras,
son un grito callado y suplicante
dirigido a clavarse en la conciencia
de todo visitante que se asoma
a contemplar turbado esta parcela,
donde vibra un silencio impenetrable
surgido de la entraña de la tierra.

Ante el césped la vida se detiene
inmóvil y callada, cuando piensa
en las vidas truncadas de estos hombres,
que cayeron segadas por la guerra
y hoy yacen desgarrados y podridos
bajo el manto de cruces y de hierba.

El mudo visitante piensa en ellos
y queda anonadado.
Eleva
sus ojos sollozantes a la altura
y en silencio un Padre Nuestro reza
por las almas de aquellos que cayeron
fulminados en plena primavera.

En las cruces, grabados, aparecen,
a golpe de cincel, nombres y fechas,
y vemos que los muertos que cobijan
la vida dieron cuando apenas eran
unos adolescentes, unos niños
pletóricos de amores y de fuerza.

Fulanito de Tal, veintidós años;
Menganito, tan sólo una veintena;
Zutanito, tenía diecinueve
el día que cayó.
¡ Oh, Dios, que pena
en el alma me causan vuestras muertes !
¡¡ Qué pena tan profunda y tan inmensa !!

¡Cayeron los mejores !
Eso dicen
aquellos que salvaron su existencia
y salieron incólumes del caos,
del odio, del horror y la tragedia...

Yo no sé si cayeron los mejores;
sólo sé que mi alma se rebela
ante tanto dolor y sacrificio
como el hombre provoca en su ceguera.

Pobres hombres, llevados en manadas
a luchar entre sí, como si fueran
especies diferentes disputando
un lugar bajo el sol, sobre la tierra.

Y el horrible sarcasmo que corona
la lucha fratricida y cruenta:
¡ El destino que alcanzan los mejores
de pudrirse debajo de la hierba,
en estos cementerios infinitos,
con millares de cruces en hileras !

¡ Oh, muertos de este mundo, que caísteis
en la flor de la vida, -que era vuestra-,
defendiendo mi vida, -que era mía-. !

¡Que sea vuestra lucha la postrera
que salpique con rojas amapolas
de sangre y de dolor toda la Tierra !

Hagamos de este mundo un Paraíso,
sin odios, sin rencores y sin guerras,
descubriendo en el Hombre a nuestro Hermano
y estrechando su mano entre la nuestra !!!


José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 30 Diciembre 1978

(De mi libro: "La canción del Hermano")

lunes, 26 de octubre de 2009

561 - VIEJOS RECUERDOS MENORQUINES

VIEJOS RECUERDOS MENORQUINES (561)

(Prosa en alejandrinos)

Voy a dejar que, libre de molestas ataduras,
la memoria gobierne la punta de mi pluma
y traiga hasta estas hojas que tiemblan en mis manos
recuerdos de aquel tiempo, cuando Menorca era
una remota isla, perdida en la distancia,
sin rastro de turistas vocingleros y extraños
que invadieran sus playas, apenas mancilladas,
por los pocos vecinos, isleños todos ellos,
que hasta ellas llegaban “es diumenges i en festas”.

Aunque a algunos parezcan siete décadas mucho,
yo puedo asegurarles que ese tiempo ha pasado
tan veloz, tan deprisa, “que en moltas ocasions”
me parece sentirme, así, como dispuesto
a bajar hasta el puerto para surcar sus aguas
a bordo de mi barca, de mi “Calafiguera”,
y llegarme, remando, o bien a vela izada,
a la misma bocana, señalada frontera
impuesta por mi padre a mis marinas ansias
de descubrir el mundo que desde allí intuía.

La Menorca de entonces, “quant poc se me parèix
a sa Menorca d’ara. No he de esser jo qui digui”
cual de las dos Menorcas es la buena o la mala,
sólo a decir me atrevo que en nada se parecen,
y hasta tal punto ello, que hasta llego a creerlas
dos islas diferentes, distintas por completo.

Tan orgulloso estaba de mi isla que quise
que fuere independiente del resto de las islas,
y también, por supuesto, hasta del mundo entero:
La Isla de Menorca, Estado independiente,
lugar paradisíaco, sin robos y sin muertes,
donde todos podían dormir sin sobresaltos,
sin cuidar que su puerta “es quedasi tancada”,
sin vecinos en paro, sin pobres en sus calles,
donde todos vivían como buenos hermanos,
“travallant en silenci”, sin grandes apetencias,
contentos con su suerte, esperando con ansia
“qu’arrivasi s’estiu” para ir a bañarnos
a las viejas casetas, las del muelle del gas,
o ir a Cala Ratas, o llegarnos, andando,
“fins es Repòs del Rei, més enllá des Fonduc”,
o a las feraces huertas, las de San Juan, cercanas.

Las prisas no existían en aquella Menorca
que tengo en mi recuerdo, la isla donde todo
era blanco y azul, de un blanco deslumbrante,
de un azul esplendente, aquellos dos colores
que eran la divisa: “La Isla Azul y Blanca”,
con la que se anunciaba la isla de mis sueños.

Pido a Dios me conserve el recuerdo imborrable
de mi vieja Menorca, donde pasé los años
más felices que pueda imaginar un niño,
un niño que se hacía poco a poco hombrecito,
y al que un aciago día le quebraron la vida
llevándole muy lejos de su querida isla.

Lo malo es que al marcharme, aunque el cuerpo se fuese,
el alma no la pude llevármela conmigo
y se quedó vagando por las calas del puerto,
incapaz de alejarse de lo que había sido
la razón de mi vida, el premio inmerecido
que recibió aquel niño con alma marinera,
que lloró al alejarse de su Mahón querido.

Cuantos viejos recuerdos… La Isla de las Ratas,
frente a Calafiguera, que una empresa holandesa
dedicada a estas cosas, la dragó por completo,
borrándola del puerto, y hasta de la memoria
de todos los que fuimos testigos de aquel hecho.
Estoy por apostarme que quedamos muy pocos
de los que la pisamos en busca de alcaparras
en “sas moltas tàperas que per enllà n’i habia”.

Al cabo del camino, llegando ya a la meta,
en mis noches de insomnio, despierta mi memoria
y me trae el recuerdo de aquellos años idos,
los que viví en Menorca, la Isla Azul y Blanca,
donde dejé mi alma al irme para siempre.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Noviembre 2.008

(De mi libro: ·El penúltimo cuaderno")

sábado, 24 de octubre de 2009

563 - SUEÑOS INCUMPLIDOS

Sueños incumplidos (563)

Hubo un tiempo remoto en que soñaba
con un mundo ideal, donde nos fuere
posible convivir amicalmente,
un mundo donde todos los humanos
cupiéramos en paz y en armonía,
donde fuere posible que el gobierno
de los hombres pudiere ser tratado
con limpio corazón y buenos modos,
sin tener que tirarse a la cabeza
los trastos, los insultos, los rencores

Que pudiera tratarse del gobierno
de los hombres, sin que estos mismos hombres
se odiasen por la sola circunstancia
de tener opiniones diferentes
sobre el cómo debían gobernarse,
o cuál era el Partido que apoyaban,
o las leyes idóneas para ello,
la clase de justicia que querían
o la forma de hacer que se cumpliere …

Ya perdí, hace tiempo, la esperanza
de ver como la paz entre los hombres
llegare a ser normal modo de vida,
acatado por todos sin reparos,
y que todos vivieren su presente
con ojos proyectados al futuro,
sin mucho preocuparse del pasado,
que el pasado del hombre es preferible,
no digo que olvidarlo por completo,
sino sólo tenerlo como aviso
para evitar que vuelva a repetirse.

Ignoro si es verdad, cual dijo Hobbes,
que el hombre es un lobo para el hombre,
pero si no es verdad, pudiere serlo
al ver como los hombres se comportan,
aquí y en todas partes, da lo mismo,
olvidando que todos somos unos,
no digo yo que hermanos, pero primos,
y que además la vida es tan corta
que no vale la pena derrocharla
en herirnos los unos a los otros.

Pero, en fin, adelante, mis Hermanos,
seguid ese camino que no lleva
a lugar que merezca tanto esfuerzo.

Preferible sería que miraseis
lo muy bella que puede ser la vida,
lo muy bueno que puede ser el hombre
cuando llena de amor todos sus actos,
pensando en los demás como en sí mismo,
y ofreciendo las manos bien abiertas.

Yo ya no lo veré, si al fin un día
decidís cambiar y ser mejores,
trocando por amor viejas rencillas,
pero seré feliz, aunque no os vea,
sabiendo que os amáis tal como os amo,
como se debe amar, sí, como Hermanos.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 17 Noviembre 2.008

(De mi libro: "El penúltimo cuaderno")

jueves, 22 de octubre de 2009

564 - VIVIR EN EL FUTURO

Vivir en el futuro (564)


Según dicen los sabios
que en este mundo han sido,
el Tiempo se divide
en Pasado, Presente,
y dicen que en Futuro,
aunque el tiempo futuro
tan sólo lo adivinan,
pues nadie lo ha vivido,
ni tan siquiera sabe
si lo verá algún día.

Lo que es evidente,
al hablar del Pasado,
y puede asegurarse,
es que ese Pasado
es tiempo inexistente,
pues la Lógica impide
ser y no ser a un tiempo,
resultaría absurdo.

En cuanto a este Presente,
ese efímero tiempo
que apenas es el gozne
que articula el Pasado
con un desconocido
y fortuito Futuro,
minúsculo momento,
microscópico instante,
donde tan poco estamos
que casi no merece
ni ser tenido en cuenta
por lo raudo que pasa,
por lo poco que dura,
por lo veloz que vuela,
vemos, oh, paradoja,
que por gozar el breve
instante fugitivo,
algunos son capaces
de cometer ruindades,
de empañar el buen nombre,
de faltar al amigo,
de vender hasta el alma…

El Futuro es un tiempo,
apenas intuido,
tal sólo reservado
a quienes aun no gozan
de una edad avanzada,
a quienes aún disfrutan
de plenitud de fuerzas,
a quienes se les dice
que tienen por delante
todo el tiempo del mundo,
o que el futuro es suyo,
en tanto que a nosotros,
los de edad avanzada,
los que ya somos viejos,
nos dicen crudamente,
sin temor a la herida
que nos causan con ello,
“Ya no tienes futuro”,
y se quedan tan panchos,
y –hasta a veces- riendo.

Si el pasado no existe
y el presente es tan breve
que es casi inaprensible,
pensar nos es forzoso
que tan sólo es posible
vivir en el futuro,
y si encima, a los viejos,
el futuro nos niegan,
entonces ¿qué nos queda?,
¿ya no me queda tiempo
y debo de morirme
irremediablemente?

Así pues, y concluyo,
mi negado futuro,
para mí se ha quedado
reducido a este breve
momento en el que vivo,
sin esperanza apenas
de que mañana alcance
a ver nacer el día,
ni, tal vez, de encontrarme
sentado entre los míos.

A poco que medites,
es una felonía
negarnos a los viejos
ese futuro incierto,
al que ellos esperan
llegar sin duda alguna.

Lo cierto es que nosotros,
afortunadamente,

hasta aquí hemos llegado,
y que seguimos vivos,
ventura que ignoramos,
-como lo ignoran ellos-,
si lograrán un día
alcanzarla igualmente.

¡Yo vivo en mi futuro
¡Dios quiera que vosotros,
al cabo de unos años,
podáis decir lo mismo!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 20 Noviembre 2.008

(De mi Libro: “El penúltimo cuaderno”)

miércoles, 21 de octubre de 2009

565 - 80º CUMPLEAÑOS

80º C U M P L E A Ñ O S (565)

Una cifra redonda, sin esquinas,
tres ceros, de los tres, dos superpuestos,
bailando en equilibrio milagroso,
cada día más tiesos y más guapos.
Ocho décadas ya, ¡no me lo creo!
Han pasado los años tan deprisa…,
y yo te sigo viendo como entonces,
y -bien lo sabe Dios- no es un cumplido,
que es la pura verdad. Estás lo mismo
que cuando nos casamos, no has variado;
no sé si es algún gen, Bueso o Mañoso,
pero has sido agraciada por la vida
con el don de la eterna juventud.
En vez de los ochenta, aparentas
poco más de sesenta, y bien lozanos;
estás igual de guapa, como cuando
nos conocimos ambos y supiste
ganar mi corazón, tan por completo
que pasaste a ser tú la elegida,
la mujer de mi vida, la soñada,
la única mujer en este mundo
que el Buen Dios me tenía reservada
para andar a tu lado este camino.
Si mucho te adoré, hoy, te aseguro,
que te sigo adorando en igual forma,
y que a Dios agradezco cada día
que nos deje seguir estando juntos,
y juntos acabar, cuando Él disponga,
esta senda que juntos emprendimos,
en la que hubo de todo, eso es muy cierto,
pero de amor henchida, sin desmayos,
este amor que me llena y me conforta,
y que sigue creciendo año tras año.
Aprovecho este día, cuando cumples
los primeros ochenta de tu vida,
además de para felicitarte,
para dejar aquí fiel testimonio
del amor que te tengo, de lo mucho
que te quise, te quiero, así como
te seguiré queriendo en el futuro,
hasta el último aliento, te lo juro.
Te deseo salud y a Dios le pido
que te dé la paciencia necesaria
para aguantarme en paz, como hasta ahora.
Recibe un abrazo interminable
en prueba de este amor que te profeso,
este amor que de debo y agradezco,
verdadero motor de mis acciones.
¡Te quiero, mi Pilar, cuánto te quiero!
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 27 Noviembre 2.008

lunes, 19 de octubre de 2009

566 - LA VERDAD ABSOLUTA

La Verdad absoluta (566)

“Lleno estoy de sospechas de verdades”,
compañeras asiduas de mis dudas,
sospechas tan livianas que no bastan
a borrar el negror con que me inundan.

Necesito que las sospechas sean
mudadas en certezas bien seguras
para así sosegar la duda inquieta
que la vida me amarga y me tortura.

Ya sé que es imposible conseguirlo,
que no hay, de lograrlo, forma alguna,
mas me niego a rendirme a la evidencia

y alocado y febril sigo en la busca
de ese sueño ideal que todos llaman
la Verdad, la Verdad más absoluta.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 6 Febrero 2.009

(De mi libro: “El penúltimo cuaderno”)

viernes, 16 de octubre de 2009

567 - EL PUENTE

El puente (567)


Cuando a la vida nacemos,
un puente nos adjudican
por el que poder cruzar
desde una orilla a otra orilla.

Parece un puente muy largo
mirado a primera vista,
cuando con pasos inciertos
el recorrido se inicia,

pero ves como se acorta
conforme pasan los días,
y hasta tal punto es así,
hasta tal punto se achica,

que el día menos pensado,
cuando crees que todavía
queda por andar un trecho,
te encuentras en la salida.

Y no vale que te pares
ni tampoco lo que digas
para demorar el trance
de pasar a la otra orilla.

Desde allí te están llamando;
acaban de pasar lista
y ya ha sonado tu nombre
para la próxima cita.

Ya saben que tu trayecto,
-el puente por do caminas-,
se terminó y ya te encuentras
en la puerta de salida.

No queda sino aceptarlo
-no digo con alegría-,
pero sí con mansedumbre,
no exenta de gallardía;

ya no caben subterfugios,
ni tampoco rebeldías.
Deja el puente sin recelos:
Dios te espera a la salida.



José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22 Febrero 2.009



(De mi libro: “El penúltimo cuaderno”
(Public. en Es Diari, 16-03-09)

jueves, 15 de octubre de 2009

572 - EL CORAZÓN PARTIDO


El corazón partido (572)

El corazón lo tenía
tan abierto a los amigos,
que un día lo fue a buscar
y el hueco estaba vacío.

De tanto darse a destajo,
sin pensar nunca en sí mismo,
lo fue repartiendo a trozos
a lo largo del camino.

Cuando quiso darse cuenta
de que le era preciso
reservarse para sí
alguna parte del mismo,

se encontró con la sorpresa
de no encontrarlo en su sitio;
nadie pudo darle cuenta
de dónde lo había perdido;

nadie acudió a devolverle,
ni tan siquiera un trocito,
de aquel corazón abierto
y entre todos repartido.

Ello no obstante, pensaba,
ensimismado y tranquilo:
“Si otro corazón tuviere,
volvería a repartirlo”

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 16 Mayo 2009

(De mi libro: “El penúltimo Cuaderno”)
(Publ. en www.esdiari.com del, 31-05-09)

sábado, 10 de octubre de 2009

573 - DESPEDIDA, EN VERSO LIBRE

Despedida, en verso libre. (573)

Y ya, ¿qué se me da? He llegado al final,
donde ya nada importa,
o de importar, importa, pero mínimamente.

Echas la vista en torno
y no ves otra cosa que vanas fatuidades,
egoísmos absurdos,
desbocada avaricia, hueco palabrerío,
especialmente en boca
de aquellos que se creen ser por Dios elegidos
para salvar el mundo,
especie de Mesías nacidos ex profeso
para llevar a cabo
la misión imposible de redimir al hombre
de todos sus trabajos,
llevándole en volandas a un nuevo paraíso
sin angustias, sin penas,
incluso donde goce de trabajo seguro,
sin temor a que el paro
le destroce la vida, a él y a su familia.

Harto estoy de palabras,
de oír como prometen la igualdad entre todos,
cuando son los primeros
en distanciarse presto del resto de los hombres,
fijando para ellos
sueldos descabellados con cargo al Presupuesto
y singulares bases
para lograr pensiones distintas de las nuestras,
sin que se les exija
cumplir los requisitos de cotizar el tiempo
que nosotros debemos
cotizar día a día, un año y otro año.

Voy llegando al final
y ya nada me importa. He vivido esperando
la llegada de un hombre
que llenare mis sueños de honradez y justicia,
pero debo dejaros
confesando que sigo sin haberle encontrado,
no sé si por mi culpa,
por ser tan exigente, o si ha sido tan solo
por no existir un hombre
tan cabal, tan completo, tan honrado y tan justo
como yo lo he soñado.

Lo seguiré esperando el tiempo que me queda,
no en balde he sido siempre
un soñador innato, un forjador de sueños,
casi siempre imposibles.

Ya no pido milagros, me conformo tan sólo
con que nadie me quite
este sol que me alumbra y calienta mis huesos,
mientras sigo soñando,
un día y otro día, el tiempo que Dios quiera.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 18 Mayo 2009

(De mi libro: "El penúltimo cuaderno")
(www.esdiari.com del 08-06-09)

viernes, 9 de octubre de 2009

574 - EL BISABUELO

El bisabuelo (574)

A mi hermana Pilar, que ha tenido
la inmensa dicha de adelantárseme
en eso de ser bisabuela. Felicidades.
19-05-2009

Elegido de Dios me sentiría
si alcanzare a tener la inmensa dicha
de tener un biznieto, de acunarle
mansamente en mis brazos, esperando
la inocente sonrisa que en sus labios
habría de plasmarse cuando viere,
al abrir sus ojitos, como soles,
lo a gustito que estaba en mi regazo,
el nido más seguro y confortable
que un biznieto pudiere haber soñado
para dar buen comienzo a su camino.

Cuando digo biznieto está bien claro
que no quiero elegir, y que lo mismo
es biznieto o biznieta, por supuesto,
pues los niños son todos adorables,
encantadores todos, sea cual sea
el género que luzcan en sus cunas.

No creáis que es capricho. Ya hace tiempo,
conforme los achaques me apabullan,
y conforme mis nietos van creciendo
en edad, en saber y en experiencia,
cercana ya la fecha en que comienzan
a volar por su cuenta, independientes,
se me aguza el deseo de que pueda,
antes de rematar mi recorrido,
verme con un biznieto entre mis brazos,
haciéndole mil gracias y caricias,
buscando la limosna de su risa,
el brillo inteligente de sus ojos,
al haberme otra vez reconocido.

Y esperanzado vivo de que un día
el buen Dios me permita que este sueño,
cada día soñado con más fuerza,
se torne realidad maravillosa,
para luego, feliz y agradecido,
transformado en dichoso bisabuelo,
besando alguna rubia cabecita,
despedirme contento de este mundo.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 20 Mayo 2009


(De mi libro: "El penúltimo cuaderno")

jueves, 8 de octubre de 2009

575 - FANTASMAS DE OTROS TIEMPOS


Fantasmas de otros tiempos (575)

Mis viejos conocidos de aquel tiempo pasado,
transcurridos mil años,
-ocho décadas largas-, convertidos en sombras
de obstinada memoria,
desfilan cual fantasmas cuando cierro los ojos
y evoco aquella isla,
lugar paradisíaco, donde tuve la suerte
de crecer cuando niño.

Se cierran mis pupilas, en silencio me quedo,
y todos van pasando
delante de mis ojos, mirándome y diciendo
que se alegran de verme
otra vez entre ellos y dándome las gracias
por mantenerles vivos,
puesto que nadie muere si vivo permanece
en la memoria amiga
de un viejo conocido que cuida su recuerdo.

Sin faltar ni uno sólo,
lentamente desfilan igual que eran entonces,
cuando nos despedimos;
me saludan, me hablan unas breves palabras
y al punto desparecen,
dejándome en el alma un punto de nostalgia
que me deja sumido
durante unos instantes en vagas reflexiones,
con el telón de fondo
del Mahón de mi infancia, inolvidable y bello,
hoy, para mí, perdido
en dulces lejanías de lugar y de tiempo,
vagamente brumosas.

Recordar se asemeja a vivir nuevamente,
con los mismos amigos,
aquel tiempo perdido de nuestros años mozos,
cuando el mundo se abría
delante de nosotros como un jardín prohibido,
colmado de misterio,
de dulce incertidumbre, de juegos y placeres,
de inconsciencia, de vida…

Mahón, ¡qué bello era!, ¡qué buenos mis amigos…!
Puntualmente despiertan
junto con mis recuerdos y alegres me acompañan
hasta Es Repòs d´es Rey,
pasado ya Es Fonduc, a darnos un buen baño,
entre risas y bromas.

Mi familia se extraña de que cierre los ojos
y me quede callado,
se creen que dormido. Lo que estoy es soñando, reviviendo aquel tiempo,
muy lejos de este mundo, volando hacia Menorca….

Por favor, respetadme
y dejad que reviva, con los ojos cerrados,
aquellos años mozos,
cuando surcaba el puerto en mi bonita barca,
sin nada que viniere
a turbar aquel sueño de llegar algún día
a comandar un barco
velero de gran porte y recorrer los mares
en busca de aventuras…
No turbéis mis recuerdos, respetad mis silencios;
dejadme que reviva
unos breves instantes aquel tiempo pasado,
haciéndolo presente,
aunque tan sólo sea disparatado sueño
forjado en mis nostalgias,
evocadoras ellas de un tiempo menorquino,
vivido hace mil años.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22 Mayo 2009

(Publ. en www.esdiari.com el 25-05-09)


sábado, 3 de octubre de 2009

578 - LARGO HA SIDO EL CAMINO

LARGO HA SIDO EL CAMINO (578)

Largo ha sido el camino, ciertamente,
y variado también, no cabe duda;
disfruté de variados horizontes
conforme avanzaba en mi trayecto
y sufrí los embates de la vida,
tornadiza en extremo y alocada,
con sus baches, plurales e imprevistos.

He sido uno de tantos, de los muchos
cuya infancia truncó una controversia
incivil, entre hermanos promovida,
-contienda que aún resulta inexplicable
para quienes hubimos de sufrirla-,
que vino a desnortar nacientes rumbos,
emproando las naves hacia mares
ignotos, cuando no alborotados,
las velas desgarradas a jirones,
sin saber a qué puerto dirigirse.

He sido uno de tantos, y me puedo
sentir afortunado, pues no todos
pudieron capear los temporales
y arribar a buen puerto, aunque no fuese
el puerto de mis sueños, solamente
un golfo diminuto y abrigado,
que impidió que las olas me tragasen,
cansado de luchar contra su fuerza.

Anclado firmemente en esta orilla
donde el azar un día me condujo,
me apresto a realizar, cuando Dios quiera,
el último viaje que me queda,
no sé si al infinito o a la nada,
a la gloria de Dios o a sus infiernos,
-las dudas no han dejado de turbarme
a lo largo de todo mi camino-,
un viaje del todo insoslayable,
sin fecha de partida prefijada,
ni puerto de arribada conocido.

No sé si lo hice bien o erré en el blanco,
mas puedo aseguraros que no existe
persona que demandar me pueda
por daños o perjuicios recibidos,
inferidos deliberadamente.

No obstante lo que digo sobre eso,
a todos mis hermanos perdón pido
por todo lo que pude molestarles
o el daño que pudiese haber causado
sin saber que tal daño les hacía,
así que puedo irme cuando quiera
sin tener que rendir cuentas a nadie,
sin deudas que pagar –pues nada debo-,
desnudo cual nací, como dijera
don Antonio Machado cuando hablaba
de los hijos del mar, cuando morían.

Largo ha sido el camino, ciertamente,
y aunque nunca alcancé la meta ansiada,
por culpa -puede ser- de aquella guerra
que hubimos de sufrir –sin comprenderla-,
he sabido gozar cada momento
sin envidias, angustias ni rencores,
dando gracias a Dios por cada día
que su merced me daba puntualmente,
haciendo renacer mis ilusiones.

Me encuentro muy cansado, lo confieso,
pero firme en el puente de mi barco,
esperando que Dios me dé la orden
para que leve anclas y abandone
de una vez para siempre este refugio,
este puerto tranquilo donde vine
a atracar este barco de mi vida
después de mil inciertas singladuras.

¡Largo ha sido el camino, ciertamente…!


José María Hercilla Trilla
hercilla.blogspot.com
Salamanca, 1º Julio 2009

(De mi libro: "El penúltimo cuaderno")

jueves, 1 de octubre de 2009

579 - ¡ABAJO LAS CADENAS!


¡ABAJO LAS CADENAS! (579)

Parece una incongruencia: Una más o una menos,
¿qué importancia tiene eso?

De joven, lleno de fuerza, sometía mi escritura
a los rigores del verso,
cuidando medida y rima, procurando no excederme
en ninguna de ambas cosas,
buscando las consonancias -en ocasiones esquivas-,
o usando del asonante
-más fácil generalmente-, hasta lograr una obra,
que aunque débil en el fondo,
pudiera ser admitida entre las personas cultas
como una obra aceptable,
aunque el lector fuese ajeno a los sudores sufridos
por aquel joven poeta,
o aquel poeta aprendiz, que entretenía sus ocios
escribiendo en la alta noche
del pueblerino lugar donde vivía alejado
del mundo y sus tentaciones.

¡Cuantas las noches pasadas ante el pliego de papel,
aguardando el campaneo
del reloj del municipio, el rompedor del silencio
de la alta madrugada,
para a eso de las cinco guardar papeles y libros
y retirarme a dormir,
con la conciencia tranquila de haber estudiado un rato
y otro rato haber escrito,
siempre sujeto a las normas de una métrica exigente
que limitaba mis ansias
de explayarme a mis antojos, conforme me conviniera
o exigiera mi discurso!

Transcurridos ya mil años, cuando al final me aproximo,
liberado de ataduras,
escribo como me place y satisfago aquel sueño
de prescindir de la rima
que me amargaba las noches, y me río como un loco
de asonantes facilotes
y consonantes esquivos, procurando solamente
que la idea sea clara,
y que se exprese con ciertas medidas irrenunciables,
pues si prescindes de ambas
-de la medida y la rima-, viene a quedarse lo escrito
en una prosa cortada,
sin ritmo alguno asequible al oído del que lee,
que, al final, renuncia a hacerlo
y te tira a la basura para que en ella te pudras.

Por eso antes decía
que cuando, pleno de fuerzas, escribía mis poemas,
me encontraba prisionero
de la métrica estudiada, mientras que en estos momentos,
cuando las fuerzas me faltan,
me rebelo a esa medida, a esa rima esclavizante,
y escribo como me place,
teniendo sólo cuidado de no decir necedades,
de que el fondo de mis versos
pueda placeros a todos y su lectura no os sea
un tormento inaguantable.

Por eso decía antes que creo una incongruencia
haber esperado tanto
para ahora sacar fuerzas -cuando ya fuerzas no tengo-,
y renegar de las normas
que, sobre medida y ritmo, amargáronme la vida,
en mi juventud lejana,
convirtiéndome en esclavo sujeto a su tiranía.

Hoy puedo gritar ufano
el viejo grito de guerra, de que “Abajo las cadenas”;
liberado de ataduras,
escribo como me place, preocupado solamente
de que lo escrito no sea
una prosa entrecortada que carezca de cadencia,
que tenga cierta armonía,
que no lesione el oído del lector desprevenido
que amablemente me lea,
que bastante sacrificio hace el pobre, para encima
torturarle los oídos
con geniales tomaduras de pelo, cual se acostumbra
en el mundo de las letras,
donde parece que alguno quiere dar gato por liebre,
y hasta a veces lo consigue.

Escribo como me place, y lo único que siento
es no haberlo realizado
unos cuantos años antes, cuando tenía la vida,
toda ella, por delante,
y no ya en estos momentos, cuando el camino se acaba,
cuando el cansancio te agobia,
el horizonte se cierra y no cabe hacer proyectos
de futuro, puesto que éste
ya no existe -y si existiera-, es tan breve que no admite
absurdas divagaciones,
esas que suelen hacerse cuando te sientes aún joven
y la vida te sonríe.

De nuevo lo digo y grito, mientras me dure la cuerda,
lo de “Abajo las cadenas”,
para seguir escribiendo con libertad absoluta,
poniéndome por montera
lo que puedan criticarme aquellos que no comulguen
con mi estilo y mis maneras.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 2 Julio 2009