miércoles, 31 de diciembre de 2008

393 - EXCÉNTRICO, NO LOCO

EXCENTRICO, NO LOCO (393)


No he sido incomprendido;
he sido incomprensor,
lo cual es diferente.

No sé si ello es mejor;
pero sí soy consciente
de que nunca he sabido
comprender a la gente,
aunque en ello pusiera
lo mejor de mí mismo.

Nunca hubo manera
de salvar el abismo
y aproximar distancias
o unificar criterios.

Ajenas circunstancias
o inefables misterios,
me hicieron poco a poco
el hombre solitario,
-excéntrico, no loco-,
que arrastra su calvario
de disconformidades
ante tanta injusticia;
buscador de verdades,
orador sin malicia.

Confieso que no entiendo
lo que en el mundo pasa;
ahí no llega mi ciencia,
y por eso comprendo
que, obrando con prudencia,
me debo estar en casa.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 8 Octubre 1999

(De mi Libro: "Haciendo mi camino")

martes, 30 de diciembre de 2008

390 - A UN MACHACÓN

A UN MACHACON (390)



¿Para qué atormentarse
con lo que pudo ser,
con lo que nunca ha sido,
con lo que nunca fue?

La vida es como ha sido,
y es absurdo querer
que fuera de otro modo;
o que empiece otra vez
el ciclo de los días,
el tornar a nacer
con signo favorable,
que prive de caer
en los mismos errores,
dar los mismos traspiés.

Si la cosa no tiene
-como es fácil de ver-
remedio que la vuelva
a lo que pudo ser,
¿a qué viene quejarse
como débil mujer
y a soñar imposibles
una vez y otra vez?

Aguanta como un hombre
y deja de “moler”
con quejas y recuerdos,
que el prójimo, pardiez,
no tiene que aguantarte
la absurda pesadez
de estar siempre pensando
en lo que fue o no fue,
lo que pudo haber sido...,
pero no llegó a ser.

¡Que no vuelva a escucharte
esa gilipollez,
-que me tienes muy harto-,
y acaba de aprender
que a nadie le preocupa
lo que pudiste ser!

Que somos lo que somos.
¡Se es, lo que se es!

Lo demás, zarandajas
o ganas de moler
al prójimo paciente,
educado y cortés,
que se avino a escucharte,
sin atreverse a hacer
un mutis por el foro,
echándose a correr,
hastiado de tu murga
y de tu estolidez.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 23 Septbre 1999

(De mi Libro: "Haciendo mi camino")

lunes, 29 de diciembre de 2008

360 - SIN DISIMULO VIENES

SIN DISIMULO VIENES (360)


Hay días en que ya no disimulas;
hasta mí te aproximas sin recato,
como hetaira exigente que quisiera
llevarme seducido entre sus brazos.

Hay días en que pecas de insolente;
me rozas con la punta de tus manos,
queriendo arrebatarme los latidos
que baten en mi pecho enamorado.

Aunque no pueda verte, te vislumbro
paciente y escondida, aquí, a mi lado,
esperando que un día me descuide
y puedas derrotarme en el asalto.

Hoy son unas molestias en el pecho;
ayer, unas punzadas al costado;
si me muevo deprisa, la fatiga,
que cede y se suaviza si descanso.

Y siempre ese saber que lo que tengo
no puede mejorar, sino al contrario;
ha de ir avanzando cada día,
sabiendo que si vivo es de milagro.


José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 14- Junio 1999

(De mi Libro: "Haciendo mi camino")

sábado, 27 de diciembre de 2008

347 - EL OLVIDO

EL OLVIDO (347)

¿Morir? No es otra cosa
que hundirse en el olvido.

No hay que darle importancia
a algo tan sencillo.

No mueres cuando llegas
al final del camino
y el pecho se desinfla
con el postrer suspiro.

Esa muerte no es muerte;
es quedarse dormido,
ausente de los tuyos,
distante, en otro sitio,
con el tiempo en suspenso;
carentes de sentido
los tres tiempos del verbo;
sin final ni principio
los días y las horas,
los años y los siglos.

Esa muerte no cuenta,
puesto que sigues vivo,
-inoperante, es cierto,
más sin haberte ido-,
gracias a la memoria
de los deudos y amigos
que siguen recordando
el tiempo compartido
y añoran tu presencia,
tus hechos y tus dichos.

La verdadera muerte,
la que lleva al abismo
en el que te sumerges
en un definitivo
estado de "no ser"
-e incluso "no haber sido"-,
es cuando tu recuerdo
se desprende del hilo
que lo unía a la vida,
aunque fuera muy fino,
y ya nada te une
al mundo de los vivos.

Al morir el recuerdo
es cuando nos morimos;
en ese mismo instante,
en ese instante mismo...

Prepara tu recuerdo
si tienes el capricho
de prolongar tu vida
y suponerte vivo,
aunque por mucho esfuerzo
que pongas, me imagino
que al final no te libras
de caer en olvido,
es decir de morirte
como todos morimos.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 1 Noviembre 1998

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

viernes, 26 de diciembre de 2008

340 - PREMONICIÓN

PREMONICION (340)


Esto se acaba, se acaba;
se va a acabar cualquier día.
Si lo siento es por vosotros,
por mí no lo sentiría.
Desde mi último infarto,
supe que me moriría;
y nunca me causó espanto
saber que ya lo sabía.
He visto ya tantas cosas,
he gozado de la vida
conforme se me fue dando,
a rachas, según venía,
sin abrir jamás el pecho
a torpes melancolías,
disfrutando del momento,
riendo con la alegría
y llorando con la pena,
como hizo cada día
todo hijo de vecino
desde el día que nacía;
el Señor sabe que tengo
preparada la valija
para subir a su lado,
apenas El lo decida.
Si no os causara tristeza,
incluso me atrevería
a deciros que me asombro
de estar vivo todavía.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 23 Julio 1998

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

miércoles, 24 de diciembre de 2008

060 - NAVIDADES

NAVIDADES (060)

- I -

Navidad no es tan sólo
recordar una fecha
y vivir quince días
entregados a fiestas,
gustando las delicias
de comidas y cenas
opíparas, regadas
con vinos de cosechas
ubérrimas que fueron
famosas por su esencia.

Navidad no es tan sólo
enviar tu tarjeta,
deseando al pariente,
o a un amigo cualquiera,
unas Pascuas Felices
y que Dios les conceda
un año venidero
con salud y riqueza.

Navidad no es tan sólo
andar de tienda en tienda,
en busca de regalos
para obsequiar en prueba
de amor y de cariño,
y darlos como muestra
de lo mucho que amamos
a quien nos interesa,
o en pago de atenciones,
para saldar la deuda
de favores debidos
a personas ajenas.

Navidad no es tan sólo
a la gente pequeña
regalarle juguetes
y demás bagatelas;
ni cantar villancicos
al son de panderetas,
zambombas, almireces,
sartenes o botellas.

- II -

Navidad es amarse,
perdonar las ofensas,
y tender al extraño
las manos bien abiertas,
sin odios ni rencores,
ni envidias, ni asperezas,
ofrendando al Hermano
la paz y la tibieza,
el cálido refugio
de tu sonrisa buena.

Navidad es buscar
el Cielo en esta Tierra,
viviendo como Hermanos,
no tan sólo unas fiestas,
sino todos los días,
como si el mundo fuera
un nuevo Paraíso
donde la convivencia
entre todos los hombres
constituyese regla.

Navidad es amar
a Dios en las esferas
celestes; y a los hombres
que viven en la Tierra,
amarlos en la forma
y con la misma fuerza
con que a nosotros mismos
nos amamos. Que sean
tus Navidades siempre,
ocasión estupenda
para abrir al Hermano
de par en par las puertas
de tu casa y tenderle
extendida la diestra,
en simbólico gesto
de amor y convivencia.

Navidad es vivir
haciendo sementera
de tu palabra limpia,
de tu conducta honesta,
de tu vivir honrado,
de tu piedad sincera...

Navidad es andar
rectamente la senda,
con la mirada alegre...
y con tu Cruz a cuestas,
y aunque su peso agobie,
tener bastante fuerza
para ayudar un poco
al Hermano que lleva
otra Cruz y no puede
levantarse con ella.

Navidad es vivir
desvivido en ausencias
de Amor a cada Hermano,
cumpliendo con la regla
de aquel Sermón divino,
que desde Galilea
y por boca de Cristo,
al mundo se impartiera
como norma de vida,
inefable y suprema.

Aquel Sermón sublime
que nos manda y ordena
amar a los extraños,
perdonar las ofensas,
y hacernos como niños
para pasar las puertas
del Reino de los Cielos
y alcanzar las promesas
que el Señor Jesucristo
a todos nos hiciera.

¡¡ Navidad es, Hermano,
llenar de Amor la tierra !!


José María Hercilla Trilla
Avila, 8 Junio 1978

(De mi Libro: "Canciones del Hermano")

martes, 23 de diciembre de 2008

322-CUANDO ME MORÍ

CUANDO ME MORI (322)



Tan malo me sentí, tan acabado,
que al punto comprendí que me moría,
y a la Muerte me di sin rebeldía,
sabiendo que mi hora había llegado.

Una vez que el dolor me hubo matado,
tranquilo y sin dolores, me sentía
flotar en una oscura lejanía,
en brazos de la Muerte transportado.

Las horas en que estuve en tal negrura,
ausente de este mundo y de la vida,
flotando en los caminos celestiales,

vacías estuvieron de amargura,
y os puedo asegurar que la partida
no duele, como temen los mortales.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 21 Diciembre 1997

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

lunes, 22 de diciembre de 2008

320 - DIAGNÓSTICO

DIAGNOSTICO (320)



No sé por qué lo hice, pero un día
abrí mi corazón a un viejo amigo
y le hablé largamente de mis sueños
de poeta. Riéndose, me dijo:


- No sé si tienes algo de poeta;
de lo que mucho tienes, es de primo.


La frase me dolió, lo reconozco;
aunque luego, pensándolo tranquilo,
hube de concluir que era muy cierto
aquello que el amigo me había dicho,
y no pude reñir con el bocazas
pues decir la verdad no es un delito.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22 Noviembre 1997

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

sábado, 20 de diciembre de 2008

310 - VOLAR EN SUEÑOS

VOLAR EN SUEÑOS (310)



En sueños aleteo y me levanto
del suelo mineral hacia la altura,
y en lo alto me muevo con soltura,
volando a mi placer, que es un encanto.

Este goce infantil se trueca en llanto
al abrirse mis ojos sin ventura
y verme en esta absurda arquitectura
hundido y apresado a cal y canto.

Qué feliz si mis sueños volanderos
pudiera prolongar de noche y día,
sin dejar de volar ni un sólo instante....

Surcando por los aires mis senderos,
en vuelo inacabable volaría,
del mundo y sus afanes muy distante.


José María Hercilla
Almuñecar, 14 Septiembre 1997

(De mi Libro: "Las Canciones del tiempo perdido")

jueves, 18 de diciembre de 2008

303 - HICE LO QUE HICE ,,,

HICE LO QUE HICE (303)

Hice lo que hice, por que al hacerlo
estaba convencido de que lo hecho
-entre varias opciones- era lo bueno,
lo mejor para todos, lo más correcto.

Hoy, con mis muchos años, ya casi un viejo,
aquella certidumbre que tuve en tiempos
la he perdido del todo, y hasta recelo
haber tenido nunca ni un sólo acierto.

Antes que sea tarde, deciros quiero
a cuantos padecisteis mis desaciertos,
que si os fallé algún día, -como me temo-,
no me guardéis rencores ni desafectos,
que siempre obré movido por sentimientos
de amor hacia vosotros, todos mis deudos,
a quienes tanto quise, y a quienes debo
muchas horas felices y ese recuerdo
que quisiera llevarme cuando haya muerto.

Perdonad mis errores. Tened por cierto
que luché por vosotros, en noble intento
de allanaros la senda, con el deseo
de haceros el camino más llevadero.

Otra cosa es que, acaso, no supe hacerlo
y os hiciera infelices sin pretenderlo.
Si fue así, ¡perdonadme, por lo que os quiero!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 19 Julio 1997

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

miércoles, 17 de diciembre de 2008

297 - LXXI CUMPLEAÑOS

LXXI CUMPLEAÑOS (297)



Es una sensación desconocida,
un algo así como un irse desviviendo
sin darse apenas cuenta, sin notarlo;
un irse lentamente desprendiendo
-en un dulce nirvana sin retorno-
de afanes, apetencias y deseos;
como un sobrevolar todas las cosas...;
como un quebrarse sin dolor los sueños
forjados en los años juveniles,
cuando audaces estábamos dispuestos
a luchar por ser alguien en la vida,
e incluso hasta a perderla en el intento.

Es una sensación nueva y extraña,
mas, sin embargo, confesaros debo
que no me causa agobio ni embarazo,
ni pena, ni dolor, ni descontento,
antes, bien al contrario, me parece
que el ánimo lo tengo bien dispuesto
e incluso me parece que flotara,
cual un cuerpo beatífico y ligero,
sobre un mundo que casi desconozco,
y no he sido capaz de comprenderlo.

Hoy es mi cumpleaños, ciertamente,
-setenta y un años son los que tengo-,
y puedo confesaros sin mentiros
que el ánimo lo tengo bien dispuesto
-si el corazón no falla en su latido-
para seguir gozando de este cielo,
azul como la mar que perdí un día,
rodeado de todos los que quiero,
pero ya sin zozobras terrenales,
gozando cada hora del momento
que huye velozmente sin sentirlo,
dando gracias a Dios por todo aquello
-quizás inmerecido- y que ahora,
en este cumpleaños abrileño,
en esta primavera repetida,
cuando miro hacia atrás en un intento
de enfocar en un punto mi pasado,
un regalo de Dios he de creerlo.

¡Cuán poco necesito ya a mis años!.

Soy feliz al irme desprendiendo
de las pequeñas cosas materiales
reunidas con amor y con esfuerzo,
para encontrarme cuando llegue el día
de emprender el viaje sin regreso,
desnudo como el día en que naciera,
preparado para emprender el vuelo
y llegarme al Señor, y así decirle:

«Aquí tienes, Señor, a este sujeto,
no mejor que otros muchos de tus hijos,
que pasó por la vida con deseos
de cumplir, como Cristo nos dijera,
aquellos sacrosantos Mandamientos
de amarte a Ti sobre todas las cosas,
y sentir parecido sentimiento
por todos sus Hermanos en la tierra,
(y hay que ver lo difícil que es hacerlo,
pues el hombre es un lobo para el hombre
y hay veces que se muere en el intento).

Perdóname, Señor, todas mis faltas
y pecados, y acógeme en tu seno
como a un hijo que vuelve junto al Padre
en busca de Su Amor y Su Consuelo.»

José María Hercilla Trilla
(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")
Salamanca, 10 Abril 1997

sábado, 13 de diciembre de 2008

292 - LXX CUMPLEAÑOS

LXX CUMPLEAÑOS (292)

Con un grave traspiés inoportuno
que por poco me deja en el camino,
he logrado llegar a los setenta
con la ilusión intacta, como un niño
que aún tuviera todo el tiempo del mundo
delante de sus ojos, al abrirlos,
para poder colmar todos los sueños
de su mente infantil, recién nacidos.

Recuerdo que hace años prometía,
- diez años desde entonces han corrido -,
que al cumplir los setenta de mi vida,
delante de vosotros, mis amigos,
vendría a confesar si aún me encontraba
lo mismo de sensible y emotivo
que al cumplir los sesenta que cumpliera
y que entonces creyera decisivos.

Felizmente compruebo que los años,
aunque corran veloces y sus signos
crucifiquen el cuerpo con su paso,
por fortuna no sucede lo mismo
con el alma, que sabe resistirse,
sin moverse apenas de su sitio,
animada de iguales sentimientos
que la hicieran vibrar en sus inicios.

A pesar de la edad, yo no me siento
como casa dispuesta a su derribo,
es decir como anciano ya caduco,
más cerca de lo muerto que lo vivo,
más cerca de la meta de llegada
que del punto de arranque de mis bríos.

Condescendiendo un poco, me confieso
algo así como un «joven muy crecido»,
al que algunos achaques corporales
limitan movimientos y designios,
impidiendo que pueda hacer locuras
como siempre su cuerpo le ha pedido.

Consciente de ese freno con que el tiempo
el motor de mi vida ha «ralentido»,
soy feliz con mi marcha moderada
y no añoro lo mucho que he corrido
cuando era un hombre en plena forma,
sin trabas que atajaran mi camino.

Por lo demás, me siento como siempre;
tengo el alma igual a la de un niño,
dispuesta a la sorpresa y al asombro,
a llorar, si llorar fuera preciso,
y a reír, si reír fuera posible
en este loco mundo en que vivimos.

El alma tengo joven, aunque el tiempo
mi cuerpo con rigor haya zaherido
y lo haya transformado poco a poco
en este iluso «joven crecidito»,
al que la carne, con los años, pesa,
y que sigue soñando como un niño.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 10 Abril 1996

(De mi Libro: "Las canciones de mis años idos")

viernes, 12 de diciembre de 2008

291 - 26 DE AGOSTO DE 1995

26 DE AGOSTO DE 1995 (291)


Aunque usted no lo crea, le aseguro
-y no soy mentiroso ni deliro-
que hoy cumplo mis primeros veinte días
de vida en este mundo, al que he nacido
de nuevo, por milagro inenarrable,
después de haberme ido en un ataque
cardiaco, fulminante y traicionero,
que mantuvo despierta mi conciencia
el tiempo suficiente a darme cuenta
de que allí se acababa mi camino
y en un túnel oscuro y sin retorno,
-en medio de dolores horrorosos-,
poco a poco, me iba introduciendo,
hasta perder del todo mis sentidos.

A excepción del puñal de torpe filo
clavándose en el centro de mi pecho,
sin concesión de tregua ni respiro,
llegando a enloquecerme con su acero,
os puedo asegurar que es muy sencillo
dejar esta morada transitoria
y aceptar el final sin aspavientos,
sin miedo ni temores de ultratumba,
sintiendo solamente que abandonas
y pierdes a los seres a quien amas.

Morirse no es difícil, os lo juro;
más difícil resulta en ocasiones
vivir y pervivir contra la vida,
obstinada en negarte tu derecho
a vivir y gozar de la existencia
en un mundo sin guerras, sin pobreza,
sin lágrimas de niños inocentes...

Y así, yo me morí. Se terminaron
los atroces dolores lacerantes
y me hundí en ese túnel de sosiego,
de paz y de negrura, sin retorno,
que amable me acogía y liberaba
de aquel insoportable sufrimiento.

Después de cuatro meses, ¡largos meses!,
cuando volví a la vida, nada era
igual o parecido a lo de antes.

Parece que los ojos que tenía
los trocaron por otros ojos nuevos,
pues veo todas las cosas de otro modo,
más limpias, de brillante colorido,
y siento que la escala de valores
-aquella que regía mi conducta-
también se ha trastocado felizmente,
y valoro en sus justas dimensiones
a cosas y personas, comprobando
que el mundo es más hermoso que creía
y que tanto familia como amigos,
así como también aquellos otros
que me fueron ajenos y lejanos,
son seres admirables y admisibles,
con cuya convivencia me recreo,
y agradezco a mi Dios esa clemencia
de que ha usado conmigo al permitirme
renacer y mirar con nuevos ojos
este mundo salido de Sus Manos.


¡Ya tengo veinte días! Evidente
resulta que de nuevo he merecido
la gracia del Señor. ¡¡Bendito sea!!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, Hospital Clínico,
15 Septiembre 1995

(De mi Libro: "Las canciones de mis años idos")

jueves, 11 de diciembre de 2008

289 - DETENTE, TRAJINANTE ...

DETENTE, TRAJINANTE... (289)



Detente, trajinante apresurado;
modera tu afición por el dinero
y evita convertirte en prisionero
de un caudal, a menudo mal ganado.

Disfruta de la vida, descuidado,
y piensa que al llegar a ese postrero
segundo de tu vida, pordiosero
y esclavo del metal amonedado,

no podrás transportar esos caudales
ni al cielo, ni al infierno, prometidos,
y tendrás que marcharte, por tus males,

sin dineros, sonantes o invertidos,
como nos vamos todos, pues la muerte
a todos nos iguala en esa suerte.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 21 Abril 1995

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

miércoles, 10 de diciembre de 2008

285 - MI REZO COTIDIANO

MI REZO COTIDIANO (285)


Jamás podrás decir que te he pedido
riquezas u otros bienes materiales,
ni tampoco, Señor, que me otorgaras
poder para imponerme a mis hermanos,
ese torpe poder que a tantos ciega
y a cambio del que venden cuerpo y alma.

Ya sabes Tú, Señor, que me ha bastado
aquello que me diste cada día,
y que nunca dejé de agradecerte
tu gratuita bondad inmerecida
al darme lo bastante a mi sustento.

Sin embargo, Señor, justo es decirlo,
es cierto que en mi rezo cotidiano
te pido con ahínco y lo reitero,
que me hagas merced y no me dejes
caer nunca jamás en la locura.

Que tu mano, Señor, misericorde,
me lleve de este mundo cuando quiera,
mas déjame vivir hasta ese día
en plena facultad intelectiva.

José María Hercilla Trilla
Avila, 22 Noviembre 1993

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

martes, 9 de diciembre de 2008

278 - CANTOS DE AMOR Y DE ESPERANZA

CANTOS DE AMOR Y DE ESPERANZA (278)


Hoy quiero contagiaros mi alegría
con un canto de amor y de esperanza,
y también -¿porqué no?- de acción de gracias
a quién tanto me dio sin merecerlo.

No más cantos de queja o desespero,
más propios de filósofo barato,
nostálgico sujeto incorregible,
metafísico absurdo descentrado
o imberbe adolescente espinilloso.

No quiero doblegarme frente al tiempo
arador de mi frente y mis mejillas,
y enhiesto me mantengo, pese a todo,
negando el corazón a las arrugas,
abierto a la esperanza y la sorpresa,
rebosante de amor, cual si tuviera
un tercio solamente de mis años
y me fuera posible enamorarme
con la misma vehemencia de otros tiempos.

El canto debe estar en consonancia
con tu vida, tu entorno y tus creencias,
y debe reflejar sinceramente
la desnuda verdad de tu momento,
del minuto fugaz que estás viviendo
y que nunca podrá ser repetido.

Por eso en el segundo que transcurre
corriendo velozmente hacia el pasado,
actualizo la cuenta de mi vida
en busca de su saldo resultante
y me siento contento y satisfecho,
sorprendido también, no cabe duda,
por tener mucho más de lo que nunca
soñara yo lograr en mi camino.

Hoy tengo mucho más de lo que diera;
con creces, lo que di, se me ha devuelto;
ya tienes explicado que mi canto
te diga de mi amor y mi esperanza,
de ese amor a los míos que me inunda,
y a los otros también, en los que creo;
te cante mi esperanza ilusionada
en un mundo mejor, en el que espero;
y dé gracias a Dios por concederme
tanta paz y sosiego inmerecidos.


José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 20 Agosto 1993

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

sábado, 6 de diciembre de 2008

277 - CONSULTA MÉDICA

CONSULTA MEDICA (277)


Hay días en que uno no está ya para nada;
mejor sería quedarse
acostado en la cama, a oscuras, en silencio,
sin abrir la ventana,
esperando que el día y la noche pasaran
y el paso de las horas
consigo se llevara el mal fario del día,
esa torpe desgana
con la que algunas veces empiezas la mañana
abrumado de dudas
y de desesperanza. Y lo peor de todo
es que no existen causas
para tales estados comatosos del alma,
los cuales aparecen
cuando les viene en gana, y, que igual que llegaron,
cuando quieren se marchan.

Ciclotímico, dice el doctor que me trata,
que soy en mi psiquismo;
que no tiene importancia, ni debo preocuparme,
bastando con que haga
un poco de ejercicio, -caminar o gimnasia-,
comidas regulares
con dieta equilibrada, ocho horas de sueño
en cama no muy blanda,
y que piense muy poco, -de ser posible, nada-,
es decir que me trueque
en insensible planta, a la que se la riega
y con ello le basta
para seguir viviendo y florecer lozana.

Al Doctor agradezco
su simplista terapia, que muy seguramente
debe ser la adecuada
para sanar los males que la vida me amargan,
pero, pensando, vivo
-aunque sea a la rastra- con mi tedio y mis dudas,
y si un día dejara
de pensar, como dice el galeno de marras,
para mí equivaldría
a estar muerto, ¡caramba!. ¡Cuán cierto es ese dicho
de «Hay recetas que matan»!


José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 21 Junio 1993


(De mi Libro: "Canciones del tiempo perdido")

viernes, 5 de diciembre de 2008

275 - RITMO DE VIDA

RITMO DE VIDA (275)



La vida, con su ritmo apresurado,
te empuja locamente en su carrera
y te trae y te lleva a su manera,
sin dejarte jamás estar parado.

No te vale gritar que estás cansado,
pues su marcha la vida no modera
y sigue con su loca ventolera,
llevándote de un lado hacia otro lado.

Tanto corrió mi vida en su locura,
llevándome a su antojo y su ventura,
sin darme un sólo punto de reposo,

que he sido como un loco peregrino,
corriendo apresurado y trabajoso,
sin lograr descansar en el camino.


José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 12 Junio 1993

(De mi Libro: "Las canciones del tiempo perdido")

jueves, 4 de diciembre de 2008

272 - SI UN DÍA AMANECIERES....

SI UN DIA AMANECIERES... (272)



Si un día amanecieres sin molestias,
sin nada que te duela y mortifique,
sin torpe coyuntura que rechine
y se niegue a doblar como es debido,
bien puedes afirmar rotundamente
que estás muerto y bien muerto, aunque insepulto.


Pregunta a cualquier muerto amigo tuyo
y verás como al punto te responde
que un día amaneció sin sus dolores
y no ha vuelto a sufrir molestia alguna,
gozando de una paz -desde aquel día-
que muchos de los vivos la quisieran.


Estas cosas te cuento, amigo mío,
para que al despertar cada mañana,
agradezcas a Dios esos dolores,
molesto testimonio que acredita
que sigues respirando y estás vivo.


José María Hercilla Trilla
Avila, 12 Mayo 1993

(De mi Libro: "Las Canciones del tiempo perdido")

miércoles, 3 de diciembre de 2008

271 - SEGUIRÉ VIVIENDO ...

SEGUIRE VIVIENDO... (271)


Mientras haya en el mundo un sólo hombre
capaz de recordarme con afecto,
que conozca mi nombre y lo pronuncie
con algo de añoranza o de respeto,
viviré todavía entre vosotros
lo mismo que viviera cuando estaba
realmente presente y en mi pecho
latía el corazón enamorado,
con tic-tac locamente enardecido,
en una galopante taquicardia.

Mientras haya en el mundo un sólo hombre
que recuerde mi nombre o las palabras
recite de los versos que escribiera,
no habré muerto del todo todavía,
pues la muerte tan sólo es el olvido.

E incluso si algún día me faltaran
-ya que nada es eterno- los recuerdos
de vosotros, que fuisteis mis amigos,
quiero pensar que seguiré viviendo
mientras sigan impresas mis palabras,
-aquellas que escribiera enamorado-,
en un viejo volumen, polvoriento,
dormido en el rincón de algún armario.


José María Hercilla Trilla
Avila, 6 Mayo 1993

(De mi Libro: "Canciones del tiempo perdido")

martes, 2 de diciembre de 2008

265 - EL INFARTO

EL INFARTO (265)


Era un frío domingo; al lado de mi esposa,
caminaba deprisa en busca de la Iglesia
donde cumplir la norma eclesial de la Misa.

Inesperadamente, una garra de hierro
comenzó a atenazarme en el mismo epigastrio,
del esternón debajo, sin apenas dejarme
respirar o moverme, clavándome en el pecho
una especie de estaca, -como una rama rota-,
que al par que se clavaba, giraba cruelmente
desgarrándome el alma, cortándome el aliento.

Buscaba con los ojos un sitio en que apoyarme,
sin encontrar alguno que pudiera valerme,
negándome a pararme y confesar de plano
el trance en que me hallaba, por no asustar a ella,
que a mi lado marchaba sin conocer mi apuro.

Con un enorme esfuerzo logré llegar al atrio,
pero de allí no pude pasar más adelante,
derrumbándome exhausto, a la par que encogido,
sobre el banco de piedra que bordea la Iglesia.

Después todo es borroso, confuso en mi memoria;
un feligrés atento que iba hacia la Iglesia,
al vernos se dio cuenta de que algo pasaba
y corrió presuroso en busca de un galeno
que estaba oyendo misa, el cual, rápidamente,
sobre la misma piedra donde yacía inerme,
me prestó los primeros auxilios necesarios,
me dio «Cafinitrina», y oí como decía:

"Tranquilo, ya ha pasado; sólo ha sido un amago
de un previsible infarto del que debes cuidarte"
.
Desde entonces doy gracias al Señor cada día
por despertarme vivo cada nueva mañana
y dejarme que goce del mundo y de los míos.
¡¡Gracias, Señor, por todo; en deuda estoy contigo!!


José María Hercilla Trilla
Avila, 14 Enero 1993

(De mi Libro: "Canciones del tiempo perdido")

lunes, 1 de diciembre de 2008

252 - AQUÍ, FRENTE A LA MAR ...

AQUI, FRENTE A LA MAR (252)



Aquí, frente a la mar, en esta tarde
rumorosa, donde el aire templado,
aromado de hibisco y buganvilla,
va ondulando las aguas blandamente
con el juego gracioso de sus alas,
me dejo anonadar por el encanto
y la paz del lugar, viendo las aguas
moverse lentamente, sin espumas,
heridas por los rayos mortecinos
de este sol que camina hacia el ocaso
en suave declinar, para ocultarse
detrás de la rocosa y alta sierra,
apenas vislumbrada en lejanías
de brumas matizadas decrecientes,
más allá de la Punta de la Mona.


Aquí, frente a la mar, igual que el día
que lentamente acaba y languidece,
¡qué dulce me sería abandonarme
y ya, sin ambiciones ni deseos,
acompañar al sol hacia el ocaso
y trasponer, con él, el horizonte...!


José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 22 Julio 1992

(De mi Libro: "Canciones del tiempo perdido")