miércoles, 2 de julio de 2008

264 - EL TIEMPO QUE ME RESTA


EL TIEMPO QUE ME RESTA (264)


El tiempo que me resta, ¿poco?, ¿mucho?,
no quiero derrocharlo, como hiciera
con el tiempo ya ido, malgastado
cual si éste fuera eterno y no tuviera
previsible final mi corta historia,
una historia menor, no cabe duda,
pero aseguro a ustedes que, a mis ojos,
de mucha más enjundia y trascendencia
que la historia de tantas otras gentes
pretéritas, presentes o futuras.

Al nacer, con la vida, me entregaron
unos pliegos también, para llenarlos
con la pequeña historia de mi vida,
-muy simple, ya lo sé, pero la mía-,
y al ver como el papel se va acabando,
observo desolado que no puedo,
en los pliegos ya escritos y completos,
corregir las erratas, pues la tinta
usada en la escritura era indeleble
y no admite borrón y frase nueva;
y tendré que entregar lo que escribiera,
firmado de mi puño y con mi letra,
por más que lo ya escrito no me guste
y constate que mi pequeña historia
quedose reducida a un simple cuento
ridículo y grotesco, y hasta bufo,
bien distinto de la bonita historia
que quisiera, Señor, haber escrito.

El tiempo que me resta no quisiera
que cual agua se fuera entre mis dedos,
sin sentirlo escapar, sin darme cuenta
de que es un bien escaso, tan escaso
que apenas queda de él en mis aljibes,
a punto de secarse para siempre.

Quiero, pues, con fruición irlo bebiendo
y gustar despacito cada sorbo,
hasta apurar las heces, y aún los posos,
de la última copa de mi vida.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Avila, 15 Diciembre 1992


(De mi libro: “Canciones del tiempo perdido”)
(Publ. en www.esdiari.com Nº 654/18.03.07
y en www.avilared.com del 28.03.07)

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