lunes, 21 de junio de 2010

336-LA DEPOSICIÓN

LA DEPOSICION (336)

(Reflexiones ante el Caso Marey)


Desde niño, yo veía
que mi padre a sus enfermos
-entre otras muchas preguntas
que aquí no vienen a cuento-
preguntaba a casi todos
si "habían hecho de cuerpo",
para -en caso afirmativo-
lo que el paciente había hecho
lo trajeran a su vista
para por sí mismo verlo
y deducir de su examen
de la dolencia el remedio.

Lo que más me extrañó siempre
fue la forma en que el galeno,
es decir mi señor padre,
formulaba su deseo,
pues en vez de suplicarles:

"Traigan la mierda un momento
para que yo la examine
con todo detenimiento",

decía muy por lo fino,
sin hacer el menor gesto:

"Traigan la deposición
que el paciente diz que ha hecho".

Y la familia acercaba
el orinal medio lleno

de orines y mierda pura,
unas veces con aspecto
de diarrea semifluida,
de colores muy diversos;
y otras veces parecida
a cagajones mostrencos,
con la color muy negruzca
y final sanguinolento.

A pesar de la extrañeza
que ante ustedes manifiesto,
me acostumbré desde niño
-como buen hijo de médico-
a entender "deposición"
como el humano excremento
al que se encuentra obligado
el hombre, sólo por serlo,
y que "deponer" es sólo
cagarse o hacer de cuerpo.

(Me dice usted, extrañado,
¿que a qué santo viene esto?

Pues se lo voy a decir,
que todo tiene su aquello.)

En esa santa creencia
que les digo, fui creciendo;
y cada vez que escuchaba
"deponer" o "deponiendo",
y también "deposición"
e incluso también "depuesto",
y las muy variadas formas
del "deponer" como verbo,
me imaginaba en cuclillas
al "deponedor" sujeto,
apretando la barriga
en fisiológico esfuerzo,

pugnando por evacuar
sus humanos excrementos.

Por eso cuando estudié
la carrera de Derecho,
se me hizo cuesta arriba
que en nuestro Procedimiento
-entre los medios de prueba-,
a los testigos propuestos
por cualquiera de las partes
litigantes en el pleito,
se obligara a "deponer",
no a declarar, como creo
que debiera de llamarse
el testimonio "depuesto".

Que lo que diga un testigo
ante el Juez o ante el Supremo,
se llame "deposición",
es admitir como cierto
aquel dicho que asegura
que no hay un testigo bueno,
pues el bueno no se presta
a meterse en pleito ajeno,
y el malo tiene intereses:
O ha percibido dinero
por mentir como un bellaco,
o por defender su crédito
y evitar que lo encarcelen
al hablar es torticero
y a toda pregunta dice
"No lo sé" o "No me acuerdo".

Con esto quiero decir
que al "deponer" el sujeto,
en presencia del Usía
que rige el procedimiento,
lo que el testigo "depone"
es tan sólo un excremento,
cagándose en la Justicia,
en el Juez (y hasta en sus muertos),
para después de cagarse,
alejarse tan risueño
por el pasillo adelante
sin sentir remordimiento
por el perjurio de marras,
pues sólo dijo "prometo"

y ya es sabido que entonces
no faltó a su juramento.

(Igual que en mi tierna infancia,
"deponer" sigo entendiendo
como el acto de cagarse,
aunque en ocasiones creo
que también es lo que hacen
los testigos en los pleitos,
con burla de la Justicia
y el santo Procedimiento)


José María Hercilla
Salamanca, 25 Junio 1998

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Non jurar mentira, a verdade polo carallo e o escribano que escriba.....

Anónimo dijo...

El orensano míchel domínguez y el secuestro de segundo marey

Anónimo dijo...

don ricardo garcía damborenea no mintió....