lunes, 14 de abril de 2008

351 - EN BUSCA DE LA VERDAD

EN BUSCA DE LA VERDAD (351)


- Hermano, di, ¿qué buscas?

- Aunque quizá te asombre, la Verdad voy buscando.

- ¿La Verdad? ¿Mi Verdad, o tu Verdad, acaso?
¿O vas a conformarte
con la Verdad de aquellos que creen poseerla
y pretenden que todos
admitamos por buena su Verdad absoluta,
Verdad definitiva,
-también definitoria-, indubitable y una?

- Ni mi Verdad me basta,
ni tu Verdad me creo, pero sigo buscando
la Verdad que me huye.

- Pues cree mucho menos la Verdad pretenciosa
de los iluminados
que se precian y jactan de ser sus poseedores
de manera exclusiva,
cual si ésta les fuera otorgada por Dios
como se da un estanco
o incluso una farmacia, residual monopolio,
absurdo como todos
los que siguen vigentes en perjuicio del hombre.

No te obstines buscando,
ni la razón te ciegue en tus lucubraciones.

La Verdad no es idea,
no es pensamiento abstracto que admita diferentes
y opuestas concepciones,
según quién la interprete, por muy sabio que sea.

La Verdad sólo es acto,
y el acto sólo admite -de los tiempos verbales-
el presente, que casa
con el sujeto agente que al vivir va forjando
su Verdad, que es su vida.

Verdad es lo que es,
aquello que está siendo, lo que eres ahora;
no aquello que ya ha sido
y muchísimo menos lo que será mañana.

Lo que fue no es Verdad;
tan sólo es un recuerdo, si sigue siendo algo.

Cada hombre que narre
el pretérito tiempo, nos contará "su" historia,
contará "sus" Verdades,
y habrá tantas versiones de una misma Verdad,
que ya nunca sabremos
si la Verdad fue ésa que "su" boca nos dice,
o la Verdad fue otra
que nosotros no vimos, ni tampoco el que cuenta.

- ¿Y la Verdad futura?

- No digas disparates, ni desbarres, Hermano,
que no existe un absurdo
que pueda compararse al absurdo que dices.

De aquello que no ha sido,
predicar no podemos su Verdad o Mentira,
pues pudiera quedarse
en promesa incumplida, en fallida esperanza,
en sueño inalcanzable...

- ¿Entonces, la Verdad, no podemos saberla?

- La Verdad no se sabe,
pues la Verdad se vive; y la vida es presente:
este mismo momento
que pasa sin sentirlo, que apenas me permite
acabar esta línea,
para hundirse en la sombra de lo que ya no existe,
y -como inexistente-
dejó de ser Verdad, pasando a ser Historia,
-o Historieta más bien-,
sujeta a lo que diga quién quiera relatarla
-revivirla, imposible-
y teñirla de grises o de vivos colores,
depende del momento,
del cronista de turno y de cómo funcione
su sistema endocrino.

- ¿Que he de hacer pues, entonces,
si cifré mi ventura
en poder algún día alcanzar la Verdad?

- Limítate a vivir
y vive cada instante como si ya no hubiera
más horas en tu vida.

La Verdad eres tú y este mismo segundo
que acaba de marcharse,
y este otro que sigue... e igual se difumina
perdiéndose a lo lejos,
tan breves que parece que nunca han existido.

La Verdad es presente;
el tiempo que pasó no es Verdad ni Mentira;
todo lo más un cuento,
y ya sabemos todos que los cuentos dependen
del hombre que los cuenta
y muy especialmente -aunque lo disimule-
del fin que se propone.


José María Hercilla Trilla
http://h
ercilla.blogspot.com
Barco de Ávila, 2 Enero 1999


(De mi Libro “Canciones del Hermano”)
(Publ. En
www.esdiari.com Nº 710/13-04-08)

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