martes, 27 de mayo de 2008

512 - ¿QUÉ COSA ES ESCRIBIR?

¿QUÉ COSA ES ESCRIBIR? (512)

Escribir es tan sólo volcar un sentimiento
-del corazón salido, depurado en la mente-,
volcarlo, como digo, sobre un papel en blanco.
No importa que lo escrito se manifieste en prosa
o que, por el contrario, lo escribamos en verso,
incluso en verso libre si no hallamos la rima
que exige la ortodoxia en cada caso.
Lo que importa, a mi juicio, más que la forma externa,
es lo que lleva dentro cada párrafo escrito
y queda reflejado a lo largo del folio.
No le aconsejo a nadie que emprenda la tarea
de llenar unos folios con novela o con cuento,
historia o poesía, en resumen con nada,
si antes no ha sentido cómo nace en su pecho
la obra proyectada, y pasa la aduana
de un detenido examen a través del cerebro,
donde se le dé paso para escribirla luego.
Lo que no puede hacerse es ponerse a la obra
de iniciar la escritura y manchar unos folios
que después, al leerlos cualquier lector amigo,
no sólo le resulten del todo insoportables,
sino que encima nada de lo plasmado en ellos
alcance a emocionarle o le sirva siquiera
para llenar un hueco de su tiempo de ocio,
y no digo que logre reclamar su cuidado,
suscitando en su mente reflexión o recuerdo
por no encontrar en ellos cosa digna de aprecio.
Hay famas cimentadas en el mero acumulo
de palabras vacías, de frases rimbombantes,
de versos imposibles, absurdos y grotescos,
de oquedades escritas deliberadamente,
quizá con un doloso propósito de engaño,
fiados -sus autores- de esa falsa creencia
de que el vulgo ovaciona aquello que no entiende
y aplaude con denuedo al necio más osado,
al que vende oropeles en vez de vender joyas
con valor literario, aunque sea opinable.
Puede ser que eso ocurra, pero al cabo del tiempo,
después de que los años hayan puesto en su sitio
a los que así se mofan de posibles lectores,
dando gato urbanita por liebre campesina,
escribiendo sin nada de valor que decirnos,
puede ser que resulte que sus nombres se esfumen,
perdidos en la bruma de modas pasajeras,
no dejando más rastro que algún libro perdido
en una oscura tienda, entre otros libros viejos
de autores olvidados, que ya nadie recuerda.
Dios quiera iluminarme para que el sentimiento,
debidamente unido a la razón prudente,
me deje entretenerme en llenar estos folios
escritos con la idea de ahuyentar el Alzheimer,
sin que ellos supongan excesivo castigo
para aquellos amigos que se dignen leerme,
a quienes agradezco su atención exquisita.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
El Barco de Ávila, 1º Septiembre 2.006



(De mi Libro “Del estilo y las formas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 628/17.09.06
y en
www.avilared.com del 27.09.06)

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