domingo, 10 de agosto de 2008

468 - MIS MANOS

MIS MANOS (468)


Mis manos....
aquí, sobre la mesa abandonadas,
languidecen, cansadas del trabajo
que un día las hirió con su dureza.

Hoy, vencidas al tiempo transcurrido,
cual guerreros que al fin de la batalla
anhelan el pacífico reposo,
se duermen en un grácil abandono,
dejando traslucir las abultadas
y azules redecillas de sus venas.

Mis manos....
que si un día impacientes de caricias,
vibrantes al contacto de otros cuerpos
en busca del amor y la belleza,
hoy se entregan, dormidas al deseo,
rendidas como lirios desnortados,
sin otras apetencias que no sean
el breve roce de una mano amiga
o el calor confortante y prolongado
de tus manos, mujer, entre mis manos.

Mis manos...
Tembloroso por miedo de perderte,
bien claro te lo dije al conocernos ,
extendiendo delante de tus ojos
-con las palmas abiertas a los cielos-,
estas manos carentes de fortuna,
que el trabajo manual dignificara
en largas y durísimas jornadas:

«Nada tengo en el mundo. Sólo tengo
estas manos que ves y que te ofrezco
totalmente vacías, mas dispuestas
a conquistar el mundo sin mancharlas
con cosa que mancille mi buen nombre.
Tú veras si las quieres y te bastan»

Mis manos...
y ellas nos bastaron en la vida
y hasta aquí nos trajeron, obedientes,
con esfuerzo tenaz, perseverante,
venciendo contratiempos y fatigas,
para hoy complacerse en el descanso
y sentirse pagadas y felices
con sentir cobijadas entre ellas
otras manos, ¡tus manos!, vida mía.


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 12 Novbre 2003

(De mi Libro: “Íntimas”)

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