jueves, 12 de junio de 2008

532 - LOS ÁLAMOS DEL RÍO

Los álamos del río (532)

Los álamos del río han florecido
y sus flores llovieron en cascada
sus copos, felizmente transformados
en un blanco tapiz que el viento mueve
de un lado para otro y acumula
en rincones, resquicios y hendiduras.

¡Parece que ha nevado! La Alameda,
esta bella alameda tormesina,
brindadora de sombra y de silencio,
muestra el suelo cubierto de una gasa
sutil y vaporosa, aferrada
a todo lo que encuentra que le sirva
de seguro asidero frente al aire
serrano y caprichoso, obstinado
en llevar estos copos a lo lejos.

Hollando con mis pies la blanca alfombra
de esos copos florales desprendidos,
hundido en el silencio religioso
de esta tarde que tiende hacia el ocaso,
se tiene la impresión de que las cosas
de este mundo de vanas ambiciones
-cual copos de los álamos del río-
son juguetes del viento de la vida,
que las trae y las lleva y zarandea,
para hundirlas al fin en el olvido.

Dios quiera concederme, en sus designios,
que este cuerpo liviano en que me encarno,
harto ya de bandazos y aventuras,
pueda ir a nevar, cuando me muera
-transformado en copo blanquecino-,
otra bella alameda florecida,
cabe un río de agua cantarina,
-parecido a este Tormes deleitoso-,
donde Dios se complazca eternamente
gozando de la paz de sus ocasos.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Ávila, 11 Julio 2.007

(De mi libro: “Penúltimas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 684/14.10.07)

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