sábado, 22 de marzo de 2008

LA FRASE AMABLE (177)

LA FRASE AMABLE (177)


¿Quién dirá la frase amable
que nuestro prójimo espera?
¿Quién tendrá la cortesía
de pronunciar la primera

palabra que suene grata
al oído que la escucha,
demostrándonos a todos,
claramente, que no es mucha

la violencia que se hace
quién quiere mostrarse amable,
y que es mucho más sencillo
ser atento y agradable

que escuchar indiferente
al que nos cuenta sus cosas
o nos expone sus penas,
tan ajenas y tediosas?

Todos estamos hambrientos
de cariño y atenciones,
y, al hablar, lo que buscamos
no son vanas soluciones;

solamente que nos oigan
con atención, un momento,
y nos digan, si procede,
«Amigo, cuánto lo siento»,

o, si procede otra cosa,
nos digan de igual manera
«Eres un tipo estupendo,
distinto de otro cualquiera»,

o la frase tan manida
«Cuanto me alegro de verte;
te encuentro mejor que nunca»,
aunque sepas que la muerte

cada día que transcurre
te cerca más insolente...,
(pero ese es tu problema,
y no interesa a la gente).

A todo aquel que te habla,
procura no defraudarle
y dile lo que le gusta
escuchar, al contestarle.

Si es mujer, dile que es guapa;
si es hombre, que inteligente;
si es viejo, dile que joven,
y así sucesivamente.

Di siempre la frase grata,
sin temor de que se asombre
aquél que tu elogio escucha,
y quedarás como un hombre.

No sólo inflación y paro
son los problemas del día;
hay otro, también muy grave:
La falta de cortesía.

Y no hace falta decir
que sin ella es duro el trato,
y que al hombre descortés,
hablarle, resulta ingrato.

Recuerda que todos somos
iguales o parecidos,
y que a nadie desagradan
los halagos y cumplidos.

Por ello debes lanzarte
y procurar ser primero
en decir la frase amable
que acredita al caballero;

y no temas excederte
y, al elogiar, causar daño;
el halago no se pesa,
ni se mide su tamaño,

y aquél a quien cortésmente
le dedicas tu sonrisa,
tu frase amable o cumplido,
sentirá como una brisa

de aire tibio y perfumado
que le circunda y acosa,
y habrás ganado un amigo
al deshojar una rosa.

Más vale pasarse un punto
en cuestión de cortesía,
que, por evitar acaso
caer en la demasía,

dejar que el otro se marche
con la sensación ingrata
de haber sido inoportuno
o haber metido la pata,

puesto que tu rostro adusto
mantuviste inalterable
y tus labios no dijeron
ni una sola frase amable.

Prodiga tu cortesía
con propios y con extraños
si quieres vivir tranquilo
y feliz muy largos años,

pues, por cortés y educado,
carecerás de enemigo
y vivirás, cuando mueras,
en la mente del amigo.


José María Hercilla Trilla
Ávila, 5 Agosto 1987

(De mi Libro: “Ensoñaciones”)
(Public. en
www.esdiari.com del 2-3-8, Nº 704)

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