jueves, 9 de julio de 2009

019 -IMPRECISIÓN

IMPRECISION (019)



Es un ansia imprecisa,
un deseo inconcreto,
un anhelar confuso,
lo que en el alma siento.

Yo quisiera... ¿quién sabe?;
ni yo sé lo que quiero,
ni sé lo que me pasa,
ni sé que es lo que tengo
metido aquí, en el fondo,
mordiéndome aquí dentro.

Sólo sé que me tiene
por las noches despierto;
que me paso las horas
sin conciliar el sueño;
que, sin pensar en nada,
me parece que pienso,
y cuando quiero en algo
concentrarme, no puedo,
pues absurdas ideas
me invaden el cerebro,
y noto que se escapan,
perdiéndose a lo lejos
en una rauda fuga,
todos mis pensamientos.

Es en vano que intente
concentrarme un momento;
me acosan con sus risas
o sus lloros, espectros
de otros tiempos pasados,
que hace tiempo murieron;
o una vaga nostalgia,
como un sudario negro,
me envuelve y atosiga;
o un moscardón molesto
-con su zumbido ingrato-
me machaca el cerebro
y emprenden las ideas
la fuga, con un vuelo
cansado y pegajoso,
en un volar rastrero.

¡No puedo concentrarme!
Aunque quiera no puedo.

A veces, mi cabeza
se agobia con el peso
de ideas imprecisas,
de juicios y conceptos...;
otras veces, yo noto
que mi cerebro es hueco,
desprovisto de ideas,
encorchado y ligero
que sube, y sube, y sube...
con ingrávido vuelo,
y sube más arriba...,
se detiene un momento
y luego, de repente,
se estrella contra el suelo.

Y repercute en mi alma
ese golpe violento
de la rauda subida
y del brusco descenso.

¡No sé lo que me pasa;
no sé ni lo que quiero...!

En mi cabeza bailan
confusos los conceptos,
y casi no distingo
lo malo de lo bueno.

Soy una duda inmensa:
¿Te adoro o te deseo?
¿Para qué vive el hombre?
¿El vivir, es un sueño?
¿En quién encarnaremos
-si algún día encarnamos-
después que hayamos muerto?



Cien mil interrogantes
azotan mi cerebro,
que gime y se retuerce
en medio del silencio
de las dudas, y realiza
inútiles esfuerzos
intentando siquiera
meditar un momento
en todos los problemas
que bullen aquí dentro.

Yo quisiera... ¿Quien sabe?

Tal vez, cuando haya muerto,
-en la paz de la huesa-
descifre este secreto
que nunca he descifrado:

¿Qué cosa es la que quiero?



José María Hercilla Trilla
Cañaveral, 1948

(De mi libro: "Canciones de juventud")

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