jueves, 23 de julio de 2009

008 - LA FUENTE

LA FUENTE (008)



Tenuemente
murmura la fuente
su líquida queja.

La luna semeja
un disco de plata
fulgente.
Desata
su mágico trino,
posado en un pino,
un pájaro oculto.

Inquieto, ausculto
el grave silencio
que yo reverencio,
y entiendo la grata
dulce serenata
que dice la fuente.

Su cantar doliente
dice con sus sones
las tristes canciones
que aprendió a la luna.

Esta noche es una
noche de misterio;
la fuente, el cauterio
que sana mi alma.

Su música calma
mis ansias secretas,
ocultas e inquietas.

¡ Mi espíritu calla !
La luna avasalla
los verdes rosales,
en limpios raudales
de luz ambarina.

Pura y cristalina,
el agua en la fuente
retrata el fulgente
rostro de la luna,
que semeja una
hostia deslumbrante.

El rosal, fragante,
exhala su aroma,
en tanto se asoma
una blanca rosa,
pura y aromosa,
a la clara linfa.

Parece una Ninfa
en flor transformada,
que observa callada
su faz en la fuente;
parece que siente
su alba belleza
la suave tristeza
que invade la noche.

La luna es el broche
de brillante plata
que ata y desata
un mundo de ensueño.

Se esfuma el diseño
de todas las cosas
en las misteriosas
sombras nocturnales;
brisas otoñales
mueven la arboleda
sin ruido.
Muy queda,
susurra la fuente
su canción doliente.

Yo, absorto, contemplo
el mágico templo
nocturno.

La luna
es mi sueño es una
simbólica Forma
que encierra la Norma
de todo lo bello.

(Lo Bello es aquello
que nunca logramos;
es..., lo que soñamos;
es..., ¡una quimera!)

La brisa, ligera,
mueve la arboleda
sin ruido. Muy queda,
su queja doliente
susurra la fuente...

Y en este silencio
que yo reverencio,
la melancolía,
-gran amiga mía-,
dice sus canciones...

Son mis oraciones
a la blanca luna,
que esta noche es una
Hostia de Belleza.

¡ Recemos ! ¡¡ Empieza... !!


José María Hercilla Trilla
Badajoz, Cuartel de Menacho, 1947

(De mi libro "Canciones de juventud")

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