jueves, 16 de julio de 2009

014 - QUISIERA....

QUISIERA... (014)


Te diré lo que quiero:

Quisiera, mi Princesa,
en una tarde clara
de tibia primavera,
estar contigo a solas,
muy lejos de las sendas
holladas por las gentes
anodinas y necias.

Que estuviéramos solos
en un jardín que fuera
un mágico prodigio;
un vergel que escondiera
en sus frondas las flores
de más rara belleza,
y tuviera fontanas
cantarinas y frescas,
y bancos escondidos
en gratas rosaledas,
y alegres ruiseñores
y umbrías alamedas...

Yo tendría en mis manos
esas manos tan ledas
que encienden mis antojos...

Miraría de cerca,
fijamente, tus ojos,
fulgentes como estrellas
de un exótico cielo...

Vería mi silueta
reflejarse en el fondo
de tus pupilas negras...



Sentados en el césped,
sobre la verde hierba,
reclinada en mi hombro
tu adorada cabeza,
te diría en voz baja
las palabras aquellas
que intenté confesarte
cuando por la arboleda
cruzábamos callados,
rumiando las ideas,
aquella noche clara
en que te conociera.

Yo quisiera tenerte
a mi lado, y que fuera
esta noche templada
como una noche eterna.

Yo quisiera, en mis brazos,
estrecharte con fuerza;
contemplarme en tus ojos,
y, besando las fresas
de tus labios sensuales,
donde ahogo mis penas,
morirme musitando:

¡Te quiero, mi Princesa!


José María Hercilla Trilla
Cañaveral, 1948

(De mi libro: "Canciones de juventud")

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