jueves, 18 de septiembre de 2008

357 - PELIAGUDO DILEMA

PELIAGUDO DILEMA (357)



¿Creer o no creer?

Peliagudo dilema. La cosa no es sencilla.

No es honrado exponerlo
de tan simple manera, como si se tratara
de un juego o acertijo,
donde sólo bastase tirar una moneda
-cara o cruz, y resuelto-,
o arrojar unos dados en un verde tapete
donde el as decidiese
afirmativamente, en tanto que los seises
nos hicieran ateos.

El dilema requiere reflexión y agudeza,
discutir fríamente
los diversos enfoques que presenta el problema;
sin apasionamientos,
sin torpes arrebatos de enfermo misticismo,
sin cerrazón tampoco
de agnósticos a ultranza, al diálogo cerrados.

Todos los argumentos
de que puedas valerte, exponlos lealmente
y ordenados con tino,
delante del sujeto que se oponga a tu tesis,
cualquiera que ella sea;
pero ten por seguro
-y admite con nobleza- que podrán oponerte
otros mil argumentos
en sentido contrario a los por ti aducidos,
y que a muchos de ellos
no podrás rebatirlos, puesto que tú no tienes
la verdad absoluta,
como tampoco el otro, -quién como tú no piensa-,
es dueño de la misma.

Discutid largamente, sin acaloramientos,
cediendo la palabra
para que sea posible contrastar opiniones,
para que el otro pueda
hablar el mismo tiempo que tú estuviste hablando,
y tened la sonrisa
prendida en vuestros labios, y la mirada limpia.

Después de hablar mil horas
en torno a ese dilema que arriba queda expuesto,
me atrevo a aseguraros
que no lo habréis resuelto como hubierais querido,
llevando al huerto al otro,
rendido a la evidencia de vuestros silogismos.

Es difícil lograrlo.

Tal vez lo mejor fuera persistir en la duda,
respetar al que piensa
de muy distinto modo a como voy pensando,
y seguir siendo amigos.

José María Hercilla Trilla
Salamanca, 24 Marzo 1999

(De mi Libro: "Fides")

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