sábado, 23 de febrero de 2008

PADRE NUESTRO

PADRE NUESTRO


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Padre Nuestro, que eres
Señor del Universo;
Tú, que todo lo hiciste,
por quién todo fue hecho,
desde el grano de arena
al sublime concierto
que los astros entonan
al girar en los cielos.

Santificado sea,
en todo sitio y tiempo
y por todos los seres,
Tu Nombre. Que Tu Reino
hasta nosotros venga
y en El nos encontremos
como el hijo se encuentra,
seguro y satisfecho,
en la Casa del Padre
que le acoge contento.

Tu Voluntad se haga
lo mismo en este suelo
que habitamos los hombres,
en el que nos movemos
con vida transitoria,
como allá, en los inmensos
espacios siderales
que apenas conocemos.

El Pan de cada día,
este pan que comemos
y a la tierra arrancamos
con sudores y esfuerzos,
que no nos falte nunca,
-aunque no lo ganemos-,
y Tu Misericordia
nos abra los graneros
celestiales y deje
que de tu trigo bueno
hagamos el acopio
para dar alimento
a las hambres de todos
los que somos tus siervos.

Perdónanos, Señor,
aquello que debemos
y las muchas ofensas
que te hicimos y hacemos;
y corra Tu Clemencia
un muy tupido velo
que cubra nuestras culpas
y limpie nuestros cuerpos
de mancha y de pecado,
de podredumbre y cieno.

(Y no tomes en cuenta
la medida que usemos
con nuestros ofensores
y deudores terrenos,
pues somos débil barro,
y por causa de ello
no puede compararse
Tu Perdón con el nuestro.)

Y no nos dejes, Padre,
inermes e indefensos
frente a las tentaciones
de este mundo revuelto,
que intenta desviarnos
de Tu Recto Sendero.

Y líbranos de todos
los Males que en el cuerpo
y el alma, nos pudieran
causar desasosiego...
Amen.

José María Hercilla Trilla
Avila, 8 Agosto 1986

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