viernes, 21 de agosto de 2009

549 - UN DÍA CUALQUIERA

UN DÍA CUALQUIERA (549)


Y el día que me vaya, que supongo
-por razones de edad-, no muy lejano,
se aclararán mis dudas, esas dudas
que fueron mi compaña noche y día,
buscando inútilmente una respuesta
que pudiera calmar mis inquietudes.

El día que me vaya, las abejas
del colmenar que guardo en la memoria,
-mi colmenar serrano, en El Arquillo-,
seguirán produciendo rubias mieles,
lo mismo que en mis años juveniles,
cuando estaba en plenitud de fuerzas
y hasta él ascendía diligente,
sin sentir –como hoy- peso en mis piernas.

El día que me vaya, a mis amigos,
a los que entró la prisa y se marcharon
sin decirme ni adiós, estoy seguro
de encontrarles reunidos, esperando
mi llegada, que puede ser que alguno
opine que ya llego con retraso
y muestren su impaciencia en recibirme
y volver otra vez a nuestras charlas,
paseando felices por los cielos,
contando nuestras viejas batallitas,
hablando de mil cosas diferentes,
o añorando mujer, hijos y nietos.

El día que me vaya, desearía
que fuere en el mayor de los silencios,
sin causar inquietudes ni trastornos
a todos los que amo, a los que pido
perdón por las molestias que causare,
también agradecerles su cariño,
llevándome conmigo su recuerdo.

A todos recomiendo, muy en serio,
que sigan –imitando a mis abejas-
laborando la miel de sus panales,
como siempre lo han hecho, como ahora
lo hacen con la miel con que me obsequian
en su trato diario y desprendido.

¡El día que me vaya, finalmente
se habrán de resolver todas mis dudas!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 21 Junio 2.008

(De mi libro: "Fides")

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