MORIRSE RICO (560)
Qué pena tan inmensa, tan horrible,
se debe de sentir muriendo rico,
no rico de amistades o de fama,
me refiero a rico de caudales,
o dicho como dice con acierto
el pueblo soberano cuando habla
de estas cosas, “podrido de dinero”.
Menos mal si ese rico la fortuna
la amasó trabajando honradamente,
sin trampa y sin engaño vergonzosos,
sin nada arrebatar que fuese ajeno,
pudiéndose dormir todas las noches
con el cuerpo bregado de cansancio,
pero dormir también con la conciencia
tranquila, como cabe a un hombre honrado.
Lo malo, pienso yo, será morirse
podrido de dinero mal ganado,
sabiendo que se deja tras la muerte
-además del dinero-, un rosario
de gentes a las cuales estafaste,
que viven maldiciendo tu recuerdo
y el día que irrumpiste en sus vidas.
Disculpable, tal vez, resultaría
llegar a enriquecerse de una forma
dolosa, con engaños, torticera,
si al llegarte la muerte te pudieres
llevar al otro mundo tu fortuna
y gozar en aquél, eternamente,
las dichas que el dinero proporciona.
Lo malo es que al morirte, ni te puedes
llevar esa fortuna al otro mundo,
ni puedes acallar las maldiciones
-que pueden alcanzar hasta a tus muertos-,
surgidas de las bocas de los muchos
a quienes engañaste con tus tratos.
Tú piensa lo que has hecho, e igualmente,
medita si tal vez no hubiera sido
bastante a tu vivir, un poco menos,
pues la vida es muy corta y a ella basta
con muy poco dinero, lo preciso
para tener un techo que te cubra,
la ropa que te abrigue y por supuesto
“el pan de cada día”, como rezan
aquellos que, aún dudando, en Dios esperan.
¡Qué pena tan intensa, ay, que pena
se debe de sentir muriendo rico!
José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 24 Octubre 2.008
martes, 1 de septiembre de 2009
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