PERSEVERANTES DUDAS (580)
Perdóname, Señor, estas eternas,
cuan molestas, perseverantes dudas
que amargan y entristecen mi existencia
con su manto obstinado de negrura.
Cuidado que cavilo y le doy vueltas,
buscando hallar respuesta a las preguntas
que me asaltan, a diestro y a siniestro,
sin lograr encontrar tan sólo una
que pueda convencerme plenamente
y aclarar con verdades las oscuras
razones que solícitas me ofrecen
doctas mentes o ilustres purpurados
de la Santa, Católica y Romana
Iglesia en la que un día fui educado.
Mi buena voluntad puse en el trance,
deseando creer a cierra ojos,
pero siempre hay un punto indescifrable,
una torpe pregunta que me hago
sin encontrar respuesta convincente
que alcance a disipar mis inquietudes…
Mas a pesar de todo, no me aparto
del camino que espero que me lleve
lo más cerca posible de tu lado
y procuro cumplir tus mandamientos,
y muy especialmente aquel que dice
lo de amar a tu Dios y a tus hermanos
lo mismo que te amas a ti mismo,
mandato de obligado cumplimiento
para todos aquellos que pensamos
que un mundo sin amor es un infierno,
pues sólo con amor puede lograrse
que vivamos en paz el corto tiempo
que media entre el nacer y el acabarse.
Seguiré con mis dudas, pero nunca
dudaré en seguir tus enseñanzas
y amaré –a mi Dios y a mis hermanos-
creyendo que ese amor es lo que importa.
Y lo demás, los puntos en que dudo,
los seguiré dudando, ciertamente,
mas son dudas que para nada afectan
a este seguir viviendo enamorado,
sin pensar otra cosa que no sea
cumplir ese mandato que me dieron
de amarás a tu Dios y a tus hermanos
lo mismo que te amas a ti mismo.
¡Qué Dios me ayude y dé fuerza bastante
para salir airoso de ese empeño!
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Julio 2009
(De mi libro: "El penúltimo cuaderno")
martes, 22 de septiembre de 2009
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