BANCO DE LAS MUSAS (025)
¡Banco de las Musas,
a la dulce sombra de aquel palo-santo!
Mudo confidente
de las tardes tristes en que sueño tanto...
Tú sabes de todos
mis vagos ensueños y melancolías;
lloras en silencio
con mis desengaños, y en mis alegrías
compartes callado
la sonrisa inquieta que baila en mi boca.
¡Banco de las Musas!
Rincón escondido que a soñar convoca
en las solitarias
tardes pueblerinas. La Blanca Quimera
surge misteriosa
de tus soledades y vuela ligera
al país remoto
que habitan las Hadas, las rubias Princesas
de mirada dulce,
de cutis de raso y labios de fresa.
¡Banco de las Musas,
donde a solas sueño con tiempos mejores!
En la sombra amable
de tu palo-santo cuajado de flores
y hojas verde laca,
la melancolía que causó la ausencia,
rima sus dolores,
y fingen mis ansias tu dulce presencia.
¡Rubia Princesita,
en mis ansias siento vibrar el ambiente
con tu risa inquieta!
Banco de las Musas, mudo confidente
de las tardes tristes
a la dulce sombra de aquel palo-santo,
¡guárdame el secreto!
¡No digas a nadie que la quiero tanto!
José María Hercilla Trilla
Cañaveral, 1948
(De mi libro: "Canciones de juventud")
miércoles, 1 de julio de 2009
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