¿RECUERDAS, MI VIDA...? (022)
¿Recuerdas, mi vida?
¡Qué tiempos aquellos...!
Éramos dichosos.
Nos bastaba vernos
llenos de ilusiones
para estar contentos.
¿Recuerdas, mi vida?
¡Cómo cambia el tiempo...,
y cómo nos cambia!
Nos hacemos viejos
insensiblemente...
En la calle vemos
a antiguos amigos
y pensamos serios:
- ¡Cómo está fulano;
- parece un espectro;
- ya no es ni la sombra
- de aquel hombre apuesto,
- decidor y alegre...
Y seguimos luego
nuestra incierta marcha,
añorando aquellos
años juveniles
que ya se nos fueron.
¿Recuerdas, mi vida?
¡Qué tiempos! ¡Qué tiempos...!
Parece mentira...
Todos los deseos
nobles y elevados,
y todos los sueños
de fama y de gloria,
¡todos se murieron!
En cada recodo
de cada sendero,
hemos sepultado
un ensueño, muerto
por un desengaño,
y ya no tenemos
para consolarnos
más que los recuerdos
que en los años mozos
fuimos recogiendo.
¿Recuerdas, mi vida?
¡Qué tiempos aquéllos...!
Jóvenes y fuertes,
no nos daba miedo
de nada ni nadie.
Locos caballeros
del Amor y el Arte,
éramos los dueños
-los únicos reyes-
de un mundo de ensueño.
¿Recuerdas, mi vida?
Era mi chambergo
como una corona
sobre mis cabellos;
a mi vieja capa,
que vendí a un prendero
para no morirme
de hambre, recuerdo
con todo el cariño
de un amigo viejo;
y mi vieja pipa,
que hoy rota la tengo
guardada con todas
las cosas que quiero,
esa negra pipa
que aromó mis sueños
con las humaredas
del tabaco negro,
es una reliquia
que guardo y venero.
¿Recuerdas, mi vida?
¡Cómo pasa el tiempo...!
En una taberna
se perdió el sombrero...;
la capa, ya digo...,
la compró un prendero;
y la pipa, yace
rota, con los versos
que en tiempos compuse,
y con los recuerdos
de la novia ingenua
de mi amor primero.
¿Recuerdas, mi vida?
La novia, ya ha muerto;
los años, pasaron;
volaron los sueños;
y el alma, cansada,
no tiene deseos
de gloria, ni nada
de aquellos anhelos
que entonces tenía..
¡Dios mío, qué tiempos...!
¿Recuerdas, mi vida?
¡Qué tiempos aquéllos...!
Ahora, solitario,
cruzo mi sendero,
taciturno y grave,
llorando mis sueños
de Amor y de Gloria...
que no se cumplieron.
¡Cuánto sueño roto!
¡Cuánto sueño muerto
apenas nacido...!
¡Qué tristes recuerdos,
-tristes y gloriosos-,
los de aquellos tiempos...!
¿Recuerdas, mi vida?
Un día se fueron
y no regresaron
todos mis ensueños
y mis ilusiones...,
marchando muy lejos.
¿Recuerdas, mi vida?
Entonces vinieron
las desesperanzas;
el triste cortejo
de los desengaños;
los hondos silencios
de mis soledades...;
entonces nacieron
las primeras canas
sobre mis cabellos,
y mordió la Duda
-como un lobo hambriento-
todas mis creencias..,
¡que ya se me han muerto!
¿Recuerdas, mi vida?
¡Aquello eran tiempos...!
¡Aquello era vida...!
¿Recuerdas...?
¡¡ Recuerdo!!
José Mría hercilla Trilla
Cañaveral, 1948
(De mi libro: "Canciones de juventud")
lunes, 6 de julio de 2009
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