ME NIEGO A CLAUDICAR (494) (*)
Eres un valiente y te mereces
vivir hasta los 120 años. LOLA
(Lola es mi sobrina más querida)
No quiero claudicar ni doblegarme.
Presiento que el final no está muy lejos;
los años son crueles, no perdonan
y exigen el tributo de la vida;
cada uno a su tiempo, pero todos
llevados a la fuerza hasta la muerte,
como al mar van los ríos conducidos,
la mar, que es el morir, Jorge Manrique.
No es temor, os lo juro, amigos míos;
la muerte es una siesta prolongada,
sin sueños turbadores que la agiten,
ni relojes que suenen a destiempo
reclamando presencias imposibles.
La muerte es el no ser, anonadarse,
para un día flotar, ligero polvo,
quiera Dios que cual polvo enamorado,
bailando entre los rayos luminosos
y brillantes de un sol de primavera.
No quiero claudicar. Son tantas cosas
las que tengo que hacer, que no quisiera
marcharme todavía, cuando siento
que el alma tengo joven, aunque el cuerpo
me cruja como un mueble carcomido,
con las patas tal vez desencoladas,
a punto de quebrarse para siempre.
Traedme mi bastón. Con él me basta
para seguir andando paso a paso
y llegar puntual a cualquier sitio
donde encuentre acomodo y se me brinde
benévola acogida y un asiento
bajo el sol o al costado de un buen fuego,
oyendo a mi familia y mis amigos
hablar alegres de las nimias cosas
-todo es nimio en la vida, os lo aseguro-
que, sumadas a otras, son la historia,
una historia pequeña, pero nuestra.
No quiero claudicar, no. Por lo menos,
hasta haber coronado ciento veinte,
como así me desea mi sobrina
Lola Mena, a la que Dios bendiga.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 21 Noviembre 2.005
(De mi Libro: "Haciendo mi camino")
martes, 20 de enero de 2009
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