EL HORIZONTE (441)
Escruto el horizonte y no avizoro
augurio sospechoso que me cause
recelo ni pavor de clase alguna,
ni alcance a conturbar esta serena
y muda indiferencia en la que yazgo.
Son cosas de la edad. No te sorprendas,
ni pienses que presumo de valiente.
Cuando alcances mi edad te darás cuenta
-una vez satisfechas las primarias
urgencias que la vida nos impone-
de que todo da igual y a nadie importa
la breve biografía que forjabas
con la vana ilusión de dejar huella
de tu paso fugaz e intrascendente.
Tranquilo con dejar tu nombre limpio
a aquellos que te sigan y te lloren,
nada te importa ya..., fama o dinero...,
y miras descuidado hacia el futuro
gozando la presencia de quien amas...
Cuando llegue la hora inesquivable,
quiera Dios concederme la entereza
de saber despedirme de los míos
como el sol se despide de la tarde,
en silencio, serenamente calmo,
trasponiendo sumiso el horizonte.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 28 Nvbre 2001
(De mi Libro. "Haciendo mi camino")
lunes, 12 de enero de 2009
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