SIN HORIZONTE ALGUNO (395)
- ¡Cuántos días sin horizonte alguno
abierto a mi esperanza;
cuántas horas con la mente vacía
de ideas y palabras
que llevar a la pluma o a la boca
que quería cantarlas;
cuántas noches inquieto, desvelado,
moviéndome en la cama,
anhelando que amaneciera al cabo
y con la luz llegara
el preciado sosiego necesario
para vivir en calma!
- Y esas cosas que cuenta, señor mío,
¿tenían una causa?
- Pues debo responderle, con franqueza,
tal como a mi me agrada
responder las preguntas que me hacen,
que para mí bastaba
el más pequeño roce que tuviera
con la persona amada.
- Pues no sé si creerle o no creerle.
Creí que se trataba
de unos graves problemas financieros,
de que estaba sin blanca,
o acaso de diagnósticos fatales
en su salud quebrada,
o cualquiera de aquellas otras cosas
que a diario nos pasan
a todos los mortales y tenemos
que sufrir y aguantarlas.
- No se burle de mí. Lo que me dice
revela su ignorancia.
Si supiera usted cuánto la quiero
las mofas se guardaba,
y le daba la razón a mis pesares
y a mis desesperanzas.
José Maria Hercilla Trilla
Salamanca, 25 Octubre 1999
(De mi Libro: ("Haciendo mi camino")
viernes, 2 de enero de 2009
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