lunes, 19 de enero de 2009

490 - LA META VISLUMBRADA

LA META VISLUMBRADA (490) (*)


La meta se vislumbra –no te rías, amigo,
que el final siempre llega-.

No pienses que por joven, por encontrarte sano,
no llegarás a ella
y vivirás mil años, en una interminable
y alegre primavera.

Un día, cualquier día, solo Dios sabe cuando,
-tal vez sin darte cuenta
de que los años pasan veloces, presurosos,
que más que pasar, vuelan-,
un buen día amaneces, te miras al espejo
y ves con extrañeza
que el que miras enfrente, igualmente te mira,
frunce el ceño y las cejas
enarca con asombro, como sin conocerte,
cual si de pronto fueras
un ser desconocido, un insólito intruso,
surgido entre la niebla.

Eres tú, el que, asombrado, reparas en la cara
que el azogue refleja,
aquél que frunce el ceño y las cejas enarca,
el que ve con sorpresa
cómo te has vuelto viejo, cómo se han arrugado
esas mejillas tersas,
que, cuando te afeitabas, rozaba la cuchilla
sin arrugas molestas.

Una vez que descubres que la vida es finita,
que se acaba y se aleja,
descubres igualmente que el camino termina
y a la meta te acercas.

No te rías, amigo; no son cosas de viejo;
son verdades eternas,
quizá desagradables, pero -a fuerza de tiempo-
te acostumbras a ellas,
y con ellas convives, y de la vida gozas,
como si no existieran.

¡En realidad, la Muerte, solo se lleva al muerto
y a los demás los deja!


José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 12 Julio 2.005

(De mi Libro: "Haciendo mi camino")

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