jueves, 9 de abril de 2009

551 - LA VIEJA CARRETERA DE CAÑAVERAL

LA VIEJA CARRETERA DE CAÑAVERAL (551)

Cañaveral, ya no eres
-tal y como fuiste antes-,
refugio de los viajeros,
los que de Plasencia a Cáceres,
-o en cualquier otro sentido-,
se paraban un instante
a tomar un piscolabis
en cualquiera de los bares,
de la vieja carretera
florecida de rosales,
para luego, descansados,
antes de seguir viaje,
ponerse a estirar las piernas
paseando nuestras calles.

La carretera han quitado,
sin siquiera consultarte,
y han trazado una autovía
-una carretera grande-,
que nos dicen que aproxima
mucho más a las ciudades…,
a cambio de marginarnos
a los pueblos y lugares,
pues nadie vuelve a cruzarlos
en ninguno de sus viajes,
dejándolos que se mueran
en un mar de soledades.

Cañaveral, ya no eres
el Cañaveral de antes,

cuando subía al Arquillo
a cuidar mis colmenares,
recitando en el camino
un cantar de mis cantares,
sin pensar en otra cosa
que en la que me daba achares,
aquella joven mocita,
guapa, buena y adorable,
y en mis colmenas repletas
de bien colmados panales.

Cuando al pueblo regresaba,
muy caída ya la tarde,
por la vieja carretera
circulaban a raudales
los coches y camiones,
camino de cualquier parte,
llevándose en la memoria
el aroma de estos aires,
perfumados por las rosas,
los jazmines y azahares,
y la innata simpatía
de todos sus habitantes.

La carretera es ahora
desierto, por donde nadie
circula, cual circulaba
no hace mucho, poco antes
de que la nueva autovía
alejara a los viajantes
de la vieja carretera,
la que de Plasencia a Cáceres,
nos mantenía en contacto
y llevaba a todas partes.

Cañaveral, ya no eres,
tal como recuerdo antes,
parada de los viajeros
llegados de cualquier parte,
que un momento descansaban
las fatigas del viaje,
tomándose un piscolabis
o adentrándose en tus calles.

La carretera de entonces
ha venido a transformarse
en una calle tranquila,
un camino “paseable”,
por donde sólo pasean
unos pocos viandantes,
sin temor de que un chalado,
en veloz descapotable,
o llevando un camión,
se los lleve por delante
al cruzar la carretera,
camino de cualquier parte.

Yo tampoco soy el mismo,
en eso estamos iguales,
por eso cuando recuerdo
aquellos años triunfales
de mi vieja carretera
atestada de viajantes,
y mis años juveniles
subiendo a mis colmenares,
con el pensamiento puesto
en mis amores constantes,

entiendo que a los dos juntos
agobian los mismos males,
tu te mueres por no uso,
yo me muero por viejales.

José María Hercilla Trilla
El Barco de Avila, 20 Julio 2.008

(De mi Libro: "Canciones extremeñas")

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