VIEJOS RECUERDOS (387)
Cuando el corazón sentía
dolorido de bregar,
a solazarse subía
al serrano colmenar
en el alto de El Arquillo,
cerca de Cañaveral.
Allí, entre encinas y jaras,
en medio del olivar
donde las blancas colmenas
eran como una ciudad
de casitas rumorosas
por el dulce abejear,
los ojos alzaba al cielo,
y abría de par en par
el ancho pecho, buscando
el aroma del azahar
desprendido de los huertos
de naranjos del lugar,
esos huertos escondidos
por debajo del canchal
donde las águilas vuelan
y reinan en libertad.
Allí a solas, embargado
por aquella augusta paz,
turbado el silencio apenas
por el lejano trinar
de un ruiseñor escondido
y el continuo abejear
de la hueste colmenera
en su incesante libar,
las penas se le marchaban
y recobraba la paz.
Después de los años idos,
-años que no volverán-,
el recuerdo le transporta
de nuevo a Cañaveral,
al Arquillo y sus colmenas,
a su duro trabajar….,
(y hasta incluso, algunas veces,
-en sueños-, a vislumbrar
entre brumas neblinosas
aquella adorada faz
de una chiquilla que quiso
y no pudo enamorar.)
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 18 Septiembre 1999
(De mi Libro: "Canciones extremeñas")
lunes, 30 de marzo de 2009
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