viernes, 27 de marzo de 2009

378 - POR MI VEREDA VOY

POR MI VEREDA VOY (378)

Por mi vereda, en silencio,
camino, voy caminando,
con la sonrisa en la boca,
sin que el ruido de mis pasos
quiebre el cristal de la tarde
volcada sobre el ocaso.

La tarde se marcha lenta,
tras un sol medio apagado,
agonizante y difuso,
en busca de su descanso
-por demás bien merecido-,
para reposar al cabo
de su jornada de luces
y brillos en el espacio.

El cielo, de azul brillante,
casi un azul de cobalto,
con unos leves jirones
de nubes entreverado,
ha perdido su color
y en suave difuminado
aparecen arreboles
por cima del altozano
del horizonte distante,
limitador de este cuadro,
paisaje que echa de menos
un pintor para pintarlo.

La tarde se está muriendo;
yo camino muy despacio,
sin apenas hacer ruido
que turbe este sacrosanto
y dulce recogimiento,
anunciador del milagro
de la muerte de otro día,
para esperar confiado
en el orto matutino,
repetido de este astro.

Hasta las aves del cielo
han suspendido sus cantos
como muestra de respeto,
testigos estupefactos
de este cambio de colores,
luz y sombra del ocaso.

Mañana será otro día;
un Sol nuevo, neonato,
surgirá por el oriente
y subirá hasta lo alto
y alumbrará mi camino,
como él sabe alumbrarlo.

Por mi vereda, en silencio,
caminaré muy despacio,
poco a poco, hasta que un día
también me llegue mi ocaso.

José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 18 Agosto 1999

(De mi Libro: "Canciones extremeñas")

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