sábado, 18 de octubre de 2008

495 - CRISIS DE FE

CRISIS DE FE (495)


-I-

No permitas, Señor, que se me enfríe
la fe que siempre tuve en mis hermanos,
aquéllos que conmigo hacen camino,
a veces sin saber adónde vamos.

Si así digo, Señor, es porque observo
como el paso imparable de los años
me transforma en un hombre receloso
que examina su entorno con cuidado,
buscando al Hombre Nuevo –al que no encuentra-,
y comprueba, con triste desencanto,
que su busca es inútil, sólo un sueño,
especie de arquetipo mal soñado,
un modelo platónico ilusorio,
imposible de hallar en los humanos.

Y la culpa del cambio que hoy me agobia
y me hace mirar desconfiado
a quienes van conmigo en mi trayecto,
es producto del triste desengaño,
al ver como el gobierno de este mundo
no se encuentra en las mejores manos,
ni las leyes que rigen a los hombres
están hechas por los hombres más sabios.

- II -

Si no sabes –me dijo Polidoro-
qué camino tomar en tu trabajo,
ni qué poder hacer para ganarte
la vida honradamente trabajando,
-como hacemos la inmensa mayoría-,
no pierdas más el tiempo y el atajo
hacia la cumbre emprende con premura:

Apúntate a un partido, como paso
del primer escalón de tu carrera,
y luego, una vez hayas llegado
a simple concejal, con diligencia,
ya verás como sigues progresando;
podrás, sin duda alguna, ser alcalde;
con un poco de suerte, diputado,
y luego senador, y consejero,
director general o delegado
del gobierno en cualquier autonomía,
y más tarde ministro, ¿de qué ramo?,
de cualquiera, que eso es lo de menos
y no vamos nosotros a pararnos
en discutir si ministro de Hacienda,
ministro de Defensa o de Trabajo.

¿Y Jefe de Gobierno?, le pregunto.
Pues también. ¿Por qué tienes que dudarlo?

Otros muchos he visto que no eran
capaces de llegar a tus zapatos,
y vaya si llegaron y supieron
sentarse en el sillón y gobernarnos.

No sé si bien o mal. Eso es distinto,
y no voy a intentar averiguarlo,
pues todo en esta vida es relativo,
depende del cristal coloreado
es decir del cristal con qué se mire
la cosa y se analice cada caso.

Desde luego, si puedo asegurarte,
que para gobernar no es necesario
ni ser un superhombre, ni tampoco
bachiller, ni doctor, ni licenciado,
te basta con tener las tragaderas
dispuestas a tragarte todo sapo
que, como desayuno, te administren
desde la oposición, tus adversarios.

A veces con razón, otras sin ella.
Si superas la prueba y ese trago
del sapo mañanero la soportas
sin arcadas, sin nauseas, ni hacer ascos,
sin que turbe tu sueño o tu sonrisa,
entonces llegarás a lo más alto
que se puede llegar. No les envidio,
pues para desayuno, más que un sapo,
prefiero un buen café y unas tostadas,
con un chorro de aceite, de pan blanco.

-III-

No permitas, Señor, que se me enfríe
la fe que siempre tuve en mis hermanos,
incluso en los políticos que ahora
se encargan, bien o mal, de gobernarnos,
aquéllos que conmigo hacen camino,
subidos en sus coches y yo andando.



José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 30 Noviembre 2.005

(De mi Libro: "Canciones del Hermano")

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