PUENTE DE LAS ACEÑAS (130)
En el arcaico Puente
de Las Aceñas,
donde el río Aravalle
sus aguas mezcla
con las aguas del Tormes
y su ribera,
a mi niña bonita,
novia barqueña,
hace ya muchos años,
-¿quién los recuerda?-,
dije yo mis amores
y mis tristezas.
El murmullo del agua
saltando entre las piedras,
y el mágico zureo
del aire en la alameda,
fueron testigos vivos
de todas mis promesas.
¡Cuántos años pasaron
desde tan larga fechas...!
Mas a pesar del tiempo
que amortigua y silencia
amores y pasiones
que se juran eternas,
es lo cierto que ahora,
cada vez que mis piernas
me conducen al Puente,
renuevo mis promesas
de amor a aquella niña
encantadora y bella.
Y los mismos testigos
que entonces me sirvieran,
-el río y su murmullo,
el aire y la alameda-,
solícitos me escuchan
con igual complacencia.
En el arcaico Puente
de Las Aceñas,
a mi niña bonita,
novia barqueña,
enamorado eterno,
renuevo mis promesas.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 8 Marzo 1986
(De mi Libro: "A orillas del Tormes.-
Poemario barcense")
jueves, 28 de mayo de 2009
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