MORIR CON DECORO (425)
El corazón cansado,
ratea en este pecho dolorido
y acepta resignado
un final ni buscado ni querido.
La vida fue un presente
con que Dios me obsequió, sin merecerlo
ni aún mínimamente.
Cuando tenga por fin que devolverlo,
a mi Señor imploro
que en el mutis final e inesquivable
me muera con decoro,
sin gesto ni postura impresentable.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22-12-2000
(De mi Libro: "Fides")
jueves, 25 de septiembre de 2008
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