RECORRERÉ EL CAMINO... (268)
Recorreré el camino, con mi saco de dudas
cargado a las espaldas,
y al llegar a la meta, llegaré con la duda
de si existe un mañana
de gloria y de ventura, o si, por el contrario,
con la vida se acaba
todo cuanto quisimos y al morirnos se muere
con nosotros el alma.
Sólo al cruzar la meta, después de haber pasado
más allá de la raya,
esa línea que une, -casi mejor sería
decir que las separa-,
a la vida y la muerte, será cuando me entere
de lo que me depara
ese futuro incierto, que ni me turba el sueño,
ni tampoco me espanta,
pero, justo es decirlo, me subyuga e intriga
como si se tratara
de un juego con sorpresa, un puzzle gigantesco
o quizá un crucigrama,
que me reta y provoca a encontrarle respuesta
sin valerme de trampas.
Ya sé que es imposible, por mucho que me esfuerce,
encontrar una clara
respuesta a las preguntas que me hago cada día
acerca de esta extraña
criatura que somos, de su causa primera,
de sus últimas causas,
de para qué se nace, de para qué se vive,
de para qué se acaba...
Son tantas las preguntas que acuden a mi boca
que no existen palabras
bastantes a decirlas, como tampoco existe
una respuesta válida
que disipe mis dudas, por mucho que razone
y me obstine en buscarla,
incluso con ayuda de silogismos varios
y de ciencias exactas;
en todo raciocinio, al final siempre queda
una "equis" intacta,
una incógnita siempre, que no sé, que no puedo
llegar a descifrarla.
Solamente poniendo en lugar de esa "equis"
una sola palabra,
la ecuación se resuelve y todo en este mundo
perfectamente cuadra.
¿Quieres que te la diga? Pues te la digo, Hermano.
Es DIOS. Con EL me basta
para que todo cuadre, para vivir tranquilo,
y hasta morir con calma
Pero..., ¿Y la duda?, dices. La Duda va en el saco
que llevo a las espaldas.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 22 Febrero 1993
De mi Libro: Fides
miércoles, 10 de septiembre de 2008
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