GRACIAS POR LA PRORROGA (342)
- I -
Muchas gracias, Señor, por este día
que sumas a mi vida transitoria;
otro día de mi pequeña historia,
-minúscula, si quieres-, pero mía.
Otro día de calma pervivencia;
otro día de amor y de ternura;
otro día gozando la dulzura
de vivir con los míos la existencia.
Muchas gracias, Señor, por los permisos
que a diario me vienes prorrogando.
El corazón me dio varios avisos,
-no sólo me los dio; los sigue dando-;
no atino a comprender por qué motivo
-en tus altos designios- sigo vivo.
- II -
Permite que proclame lo que siento
al verme renacer cada mañana,
-día a día, semana tras semana-,
diferida la fecha y el momento
de dejar las terrenas ataduras
y esperar que me cumplas la promesa
de hacerme resurgir de entre la huesa
y llevarme contigo a las alturas.
Delante del milagro cotidiano
de vivir de prestado y en precario,
mi oración es un canto de alabanza
elevado al Señor, a cuya mano
me aferro en mi trastorno coronario
henchido de ilusión y de esperanza.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila 20 Agosto 1998
(De mi Libro: "Fides")
miércoles, 17 de septiembre de 2008
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