LAS TRES LLAVES (080)
Sí, Hermano, en verdad te lo digo y repito:
No analices, ni inquieras el porqué de las cosas,
ni sus últimas causas, ni su origen primero.
Cuanto más profundices y con mayor ahínco
pretendas descorrer el velo del misterio,
mayor será el abismo abierto ante tus plantas,
sin que jamás alcances esa meta imposible
de llegar hasta Dios a través de tu mente
finita y recortada de humana criatura.
No pretendas, Hermano, en espacio tan breve
como tu continente, encerrar una idea
mayor que el Universo, por cuanto que éste mismo
es apenas indicio del poder infinito
de Quién supo crearlo en un acto de amor,
partiendo de la Nada, apenas entreabriendo
los dedos de sus manos de Todopoderoso.
Limita tu soberbia y sabe que no eres
apenas otra cosa que una gota de agua
en el océano inmenso; o un granito de arena
en un vasto desierto de eternas soledades;
apenas una mota de tamo entre las piedras
del molino del tiempo, que gira inexorable,
y que no habrás supuesto en la eterna molienda
de las horas veloces, la fracción más pequeña
del más leve segundo.
Tu pequeñez es tanta,
tus límites tan breves, que no comprendo, Hermano,
ese afán que te mueve a engallar la cabeza
en orgulloso gesto y creerte, insensato,
el centro de este mundo, el rey del Universo,
cuando tan sólo somos una más de las obras
salidas de las manos de Dios omnipotente,
y no precisamente la obra más perfecta,
pulida y acabada. ¡ No seas vanidoso !
A Dios será imposible alcanzar con tu mente
mortal y discursiva de simio reflexivo.
No será tu cabeza la que te ayude, Hermano,
a descubrir la Fuente y Meta de la Vida.
Precisarás tres llaves para abrir la Gran Puerta
que te oculta la Clave y el Secreto de todo:
la llave de la FE, para que la creencia
en un Dios bondadoso te sirva de consuelo
y puedas adorarlo sobre todas las cosas;
la llave del AMOR, para amar a tu Hermano
con igual complacencia y amor con que a ti mismo;
y la de la ESPERANZA, para morir en calma
cuando llegue la hora de la Comparecencia
y el ajuste de cuentas del Libro de tu vida.
¡Esas llaves maestras no están en tu cabeza !
Es en tu corazón, en ese viejo cofre,
donde podrás hallarlas. ¡ No dejes que se oxiden !
José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 30 Agosto 1981
(De mi Libro: “Canciones del Hermano”)
martes, 30 de septiembre de 2008
lunes, 29 de septiembre de 2008
043 - MI ESTRELLA
MI ESTRELLA (043)
(Que eres Tú, mi niña)
¿ Tuviste alguna vez entre tus manos
la luz maravillosa de una Estrella ?
Si ignoras lo que eso significa,
si en ti todo jamás dejó su huella
de luz, de embeleso y de ternura,
Hermano, quizá no me comprendas.
Yo he tenido en mis manos
esa luz esplendente, serena,
que ha llenado de Vida mi vida,
y late vigorosa en mis arterias.
Por eso, siendo malo, soy bueno,
y la Vida, -que es dura-, me parece bella;
y a las gentes sé amar, como Cristo lo hacía,
y aprendí a perdonar las ofensas.
Y cada día que pasa yo intento
ser mejor aun. La recompensa
que yo espero por ello, Hermano
que me escuchas, es que Dios me conceda,
no ya esa luz maravillosa
que alumbró mi existencia,
sino a ELLA, objeto de mis súplicas y rezos.
¡¡ Señor, Señor, dadme la Estrella !!
José María Hercilla Trilla
Moraleja, 19 Marzo 1955
(De mi Libro: "Canciones del Hermano")
(Que eres Tú, mi niña)
¿ Tuviste alguna vez entre tus manos
la luz maravillosa de una Estrella ?
Si ignoras lo que eso significa,
si en ti todo jamás dejó su huella
de luz, de embeleso y de ternura,
Hermano, quizá no me comprendas.
Yo he tenido en mis manos
esa luz esplendente, serena,
que ha llenado de Vida mi vida,
y late vigorosa en mis arterias.
Por eso, siendo malo, soy bueno,
y la Vida, -que es dura-, me parece bella;
y a las gentes sé amar, como Cristo lo hacía,
y aprendí a perdonar las ofensas.
Y cada día que pasa yo intento
ser mejor aun. La recompensa
que yo espero por ello, Hermano
que me escuchas, es que Dios me conceda,
no ya esa luz maravillosa
que alumbró mi existencia,
sino a ELLA, objeto de mis súplicas y rezos.
¡¡ Señor, Señor, dadme la Estrella !!
José María Hercilla Trilla
Moraleja, 19 Marzo 1955
(De mi Libro: "Canciones del Hermano")
sábado, 27 de septiembre de 2008
539 - PENSAR DE VEZ EN CUANDO
PENSAR DE VEZ EN CUANDO (539)
Recelo que es un acto de locura
dedicarse a pensar de vez en cuando,
sin embargo yo pienso, mas pensando
el alma se sumerge en noche oscura.
Estimo que es obrar con más cordura
dejarse de pensar filosofando,
y amparado en la fe, ir rechazando
la duda que me asalta y me tortura.
La carne es una débil fortaleza,
incapaz de escapar al sufrimiento
que produce pensar con la cabeza
Si la duda te embarga el pensamiento
por mucho que presumas de destreza
no podrás escapar a su tormento.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 15 Octubre 2.007
(De mi libro: "Fides")
Recelo que es un acto de locura
dedicarse a pensar de vez en cuando,
sin embargo yo pienso, mas pensando
el alma se sumerge en noche oscura.
Estimo que es obrar con más cordura
dejarse de pensar filosofando,
y amparado en la fe, ir rechazando
la duda que me asalta y me tortura.
La carne es una débil fortaleza,
incapaz de escapar al sufrimiento
que produce pensar con la cabeza
Si la duda te embarga el pensamiento
por mucho que presumas de destreza
no podrás escapar a su tormento.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 15 Octubre 2.007
(De mi libro: "Fides")
viernes, 26 de septiembre de 2008
542 - TE CONTEMPLO, SEÑOR ...
TE CONTEMPLO, SEÑOR (542)
Para Carmina y Rodrigo
Te contemplo, Señor, crucificado,
colgado de la cruz, escarnecido,
sangrando tu costado, malherido
por la lanza salvaje de un soldado.
Te contemplo, Señor, anonadado,
y no acierto a decir lo que he sentido
postrado ante tus plantas, dolorido,
rezando, sin saber lo que he rezado.
No acierto a comprender que hombre ninguno
capaz sea de herir a ningún hombre,
por mucho que a ese otro tenga inquina.
Mas si a Ti te mataron, oportuno
será que de otras muertes no me asombre
y acepte la maldad que nos domina.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 10 Noviembre 2007
(De mi Libro: "Fides")
Para Carmina y Rodrigo
Te contemplo, Señor, crucificado,
colgado de la cruz, escarnecido,
sangrando tu costado, malherido
por la lanza salvaje de un soldado.
Te contemplo, Señor, anonadado,
y no acierto a decir lo que he sentido
postrado ante tus plantas, dolorido,
rezando, sin saber lo que he rezado.
No acierto a comprender que hombre ninguno
capaz sea de herir a ningún hombre,
por mucho que a ese otro tenga inquina.
Mas si a Ti te mataron, oportuno
será que de otras muertes no me asombre
y acepte la maldad que nos domina.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 10 Noviembre 2007
(De mi Libro: "Fides")
jueves, 25 de septiembre de 2008
425 - MORIR CON DECORO
MORIR CON DECORO (425)
El corazón cansado,
ratea en este pecho dolorido
y acepta resignado
un final ni buscado ni querido.
La vida fue un presente
con que Dios me obsequió, sin merecerlo
ni aún mínimamente.
Cuando tenga por fin que devolverlo,
a mi Señor imploro
que en el mutis final e inesquivable
me muera con decoro,
sin gesto ni postura impresentable.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22-12-2000
(De mi Libro: "Fides")
El corazón cansado,
ratea en este pecho dolorido
y acepta resignado
un final ni buscado ni querido.
La vida fue un presente
con que Dios me obsequió, sin merecerlo
ni aún mínimamente.
Cuando tenga por fin que devolverlo,
a mi Señor imploro
que en el mutis final e inesquivable
me muera con decoro,
sin gesto ni postura impresentable.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 22-12-2000
(De mi Libro: "Fides")
miércoles, 24 de septiembre de 2008
422 - ¿AMOR O RESPETO?
¿AMOR O RESPETO? (422)
Yo no digo que Dios se equivocara,
pues quién soy yo para juzgar su obra,
pero a poco que pienses y medites
en aquel Mandamiento en el que ordena
“amar a los demás como a uno mismo”,
habrás de concluir que tal mandato
en nada se acomoda a la medida
del débil corazón con que nacemos,
incapaz de albergar amor tan grande.
Yo estimo que debiera haber bastado
mandarnos a los hombre, simplemente,
“respetarnos los unos a los otros”,
con el mismo respeto que exigimos
a los demás cuando con uno tratan.
Con ello bastaría, según creo,
para vivir en paz sobre la tierra.
Lo cierto es que ese amor que se nos manda,
es precepto de arduo cumplimiento;
nos falta corazón, nos faltan fuerzas
para poder cumplir con el mandato
de amar a los demás como a nosotros,
y a los nuestros amamos, y lágrimas
también para llorar tanta desgracia
como amarga a mi prójimo la vida.
¡¡Un poco de respeto entre nosotros!!
¡¡¡Con eso bastaría, Dios mediante!!!
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 14 Septbre 2000
(De mi Libro: "Fides")
Yo no digo que Dios se equivocara,
pues quién soy yo para juzgar su obra,
pero a poco que pienses y medites
en aquel Mandamiento en el que ordena
“amar a los demás como a uno mismo”,
habrás de concluir que tal mandato
en nada se acomoda a la medida
del débil corazón con que nacemos,
incapaz de albergar amor tan grande.
Yo estimo que debiera haber bastado
mandarnos a los hombre, simplemente,
“respetarnos los unos a los otros”,
con el mismo respeto que exigimos
a los demás cuando con uno tratan.
Con ello bastaría, según creo,
para vivir en paz sobre la tierra.
Lo cierto es que ese amor que se nos manda,
es precepto de arduo cumplimiento;
nos falta corazón, nos faltan fuerzas
para poder cumplir con el mandato
de amar a los demás como a nosotros,
y a los nuestros amamos, y lágrimas
también para llorar tanta desgracia
como amarga a mi prójimo la vida.
¡¡Un poco de respeto entre nosotros!!
¡¡¡Con eso bastaría, Dios mediante!!!
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 14 Septbre 2000
(De mi Libro: "Fides")
martes, 23 de septiembre de 2008
403 - ¿POR QUÉ HABRÉ DE LLORAR?
¿PORQUÉ HABRÉ DE LLORAR? (403)
Aunque me fuese ahora, no creáis
que, por irme, me deshiciese en llanto.
No hay motivos de lloro. Todo ha sido
muchísimo mejor de lo esperado.
¡Cuántas veces creí que naufragaba,
y cuántas me he salvado de milagro,
sin poderme explicar en forma alguna
el hecho de estar vivo y en el tajo,
y seguir adelante día a día
y luchar anhelante y sin desmayo!
Intento analizar ese misterio
y a mí mismo con otros me comparo,
y ante todos confieso, y os lo juro,
que en ese compararme poco gano.
¿Cómo no voy, Señor, a confesarte
si todo lo que tengo me lo has dado?
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Diciembre1999
(De mi Libro: "Fides")
Aunque me fuese ahora, no creáis
que, por irme, me deshiciese en llanto.
No hay motivos de lloro. Todo ha sido
muchísimo mejor de lo esperado.
¡Cuántas veces creí que naufragaba,
y cuántas me he salvado de milagro,
sin poderme explicar en forma alguna
el hecho de estar vivo y en el tajo,
y seguir adelante día a día
y luchar anhelante y sin desmayo!
Intento analizar ese misterio
y a mí mismo con otros me comparo,
y ante todos confieso, y os lo juro,
que en ese compararme poco gano.
¿Cómo no voy, Señor, a confesarte
si todo lo que tengo me lo has dado?
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 4 Diciembre1999
(De mi Libro: "Fides")
lunes, 22 de septiembre de 2008
377 - UN DÍA TE ASALTARÁ LA DUDA
UN DIA TE ASALTARÁ LA DUDA (377)
Un día, no sé cuando, -quizá mañana mismo-,
te asaltará la Duda
y verás, asombrado, cómo se resquebrajan
aquellos que creiste
los sólidos cimientos en los que se asentaban
-hasta ese mismo instante-
tus normas de conducta, tus creencias, en suma,
el norte de tu vida.
No intentes rebelarte y préstate sumiso
a pasar por la criba
de un detenido examen tu acervo de prejuicios,
la imponderable masa
de variados saberes, colocados en orden
en el cuadriculado
cerebro recepticio que te fue dado en suerte
al nacer a la vida.
Te ha llegado la hora de saber que no eres
portador y custodio
de la que te ufanabas en proclamar, a voces,
“La Verdad Absoluta”,
que las más de las veces, ni es Verdad, ni tampoco
se encuentra emparejada
con lo que, de Absoluto, vislumbrar conseguimos
los seres transitorios.
Tan distantes estamos de tan ciertos saberes,
como el mundo se encuentra
del más remoto punto de luz del Universo
del que formamos parte.
Cuando te llegue el día y la Duda te abrume,
con humildad acepta
tu pequeñez humana, el misterio que encierra
la vida inexplicable,
y apéate del trono en el que te sentaste,
aupado en tu soberbia.
Tal vez mi Dios no exista, mas sólo Su existencia
justifica la Vida,
sin que esto que confieso me sirva de consuelo,
ni aminore mis dudas.
Es mi última creencia. No quisiera perderla,
aunque dude de todo.
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 17 Agosto 1999
(De mi Libro: "Fides")
Un día, no sé cuando, -quizá mañana mismo-,
te asaltará la Duda
y verás, asombrado, cómo se resquebrajan
aquellos que creiste
los sólidos cimientos en los que se asentaban
-hasta ese mismo instante-
tus normas de conducta, tus creencias, en suma,
el norte de tu vida.
No intentes rebelarte y préstate sumiso
a pasar por la criba
de un detenido examen tu acervo de prejuicios,
la imponderable masa
de variados saberes, colocados en orden
en el cuadriculado
cerebro recepticio que te fue dado en suerte
al nacer a la vida.
Te ha llegado la hora de saber que no eres
portador y custodio
de la que te ufanabas en proclamar, a voces,
“La Verdad Absoluta”,
que las más de las veces, ni es Verdad, ni tampoco
se encuentra emparejada
con lo que, de Absoluto, vislumbrar conseguimos
los seres transitorios.
Tan distantes estamos de tan ciertos saberes,
como el mundo se encuentra
del más remoto punto de luz del Universo
del que formamos parte.
Cuando te llegue el día y la Duda te abrume,
con humildad acepta
tu pequeñez humana, el misterio que encierra
la vida inexplicable,
y apéate del trono en el que te sentaste,
aupado en tu soberbia.
Tal vez mi Dios no exista, mas sólo Su existencia
justifica la Vida,
sin que esto que confieso me sirva de consuelo,
ni aminore mis dudas.
Es mi última creencia. No quisiera perderla,
aunque dude de todo.
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 17 Agosto 1999
(De mi Libro: "Fides")
jueves, 18 de septiembre de 2008
363 - UN DÍA, DE REPENTE ...
UN DÍA, DE REPENTE (363)
Un día, de repente, te apercibes
de que todo te sobra y que es preciso
arrojar por la borda el equipaje
que fuiste acumulando poco a poco
en tu muy vacilante singladura.
La creistes eterna, y era sólo
paréntesis fugaz, breve respiro,
apresurado paso hacia la nada,
tan rápido ese paso que ni huellas
dejaba perceptibles a los ojos,
ni tampoco quizás en la memoria
de quienes compartieron tu camino.
Ese día, quebrada la esperanza,
serenamente calmo y convencido
de que todo fue un sueño irrepetible
-trufado de molestas pesadillas-,
parece que despiertas a la vida
y constatas que el sueño se ha acabado
y que todo te sobra y es ajeno,
excepto –claro está- los sentimientos,
verdadero motor de tus desvelos.
Consciente de que el día que aquí os digo,
es llegado hasta mí calladamente,
lo acepto resignado y me dispongo
a cumplir con la norma que me obliga
a irme desasiendo de las cosas,
para luego, “ligero de equipaje”,
subir a las alturas celestiales
o hundirme para siempre en el olvido.
No tengo nada más. Cuánto lo siento.
Os dejo cuanto tengo. Cuatro cuartos,
-que os juro que son fruto de un trabajo
honradamente hecho y bien ganados-;
cuatro libros, -inéditos algunos-;
un apellido limpio, indiscutido;
y puestos a dejar, también os dejo
mi viejo corazón, medio averiado.
(Recias dudas y fe se contraponen,
sin cejar un instante en su contienda,
inútil como todas las que libran.)
En su centro, estrechamente unidos,
estais todos vosotros. Os lo entrego.
Ya no lo necesito. Ya he llegado.
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 14 Julio 1999
(De mi Libro: "Fides")
Un día, de repente, te apercibes
de que todo te sobra y que es preciso
arrojar por la borda el equipaje
que fuiste acumulando poco a poco
en tu muy vacilante singladura.
La creistes eterna, y era sólo
paréntesis fugaz, breve respiro,
apresurado paso hacia la nada,
tan rápido ese paso que ni huellas
dejaba perceptibles a los ojos,
ni tampoco quizás en la memoria
de quienes compartieron tu camino.
Ese día, quebrada la esperanza,
serenamente calmo y convencido
de que todo fue un sueño irrepetible
-trufado de molestas pesadillas-,
parece que despiertas a la vida
y constatas que el sueño se ha acabado
y que todo te sobra y es ajeno,
excepto –claro está- los sentimientos,
verdadero motor de tus desvelos.
Consciente de que el día que aquí os digo,
es llegado hasta mí calladamente,
lo acepto resignado y me dispongo
a cumplir con la norma que me obliga
a irme desasiendo de las cosas,
para luego, “ligero de equipaje”,
subir a las alturas celestiales
o hundirme para siempre en el olvido.
No tengo nada más. Cuánto lo siento.
Os dejo cuanto tengo. Cuatro cuartos,
-que os juro que son fruto de un trabajo
honradamente hecho y bien ganados-;
cuatro libros, -inéditos algunos-;
un apellido limpio, indiscutido;
y puestos a dejar, también os dejo
mi viejo corazón, medio averiado.
(Recias dudas y fe se contraponen,
sin cejar un instante en su contienda,
inútil como todas las que libran.)
En su centro, estrechamente unidos,
estais todos vosotros. Os lo entrego.
Ya no lo necesito. Ya he llegado.
José María Hercilla Trilla
Almuñecar, 14 Julio 1999
(De mi Libro: "Fides")
357 - PELIAGUDO DILEMA
PELIAGUDO DILEMA (357)
¿Creer o no creer?
Peliagudo dilema. La cosa no es sencilla.
No es honrado exponerlo
de tan simple manera, como si se tratara
de un juego o acertijo,
donde sólo bastase tirar una moneda
-cara o cruz, y resuelto-,
o arrojar unos dados en un verde tapete
donde el as decidiese
afirmativamente, en tanto que los seises
nos hicieran ateos.
El dilema requiere reflexión y agudeza,
discutir fríamente
los diversos enfoques que presenta el problema;
sin apasionamientos,
sin torpes arrebatos de enfermo misticismo,
sin cerrazón tampoco
de agnósticos a ultranza, al diálogo cerrados.
Todos los argumentos
de que puedas valerte, exponlos lealmente
y ordenados con tino,
delante del sujeto que se oponga a tu tesis,
cualquiera que ella sea;
pero ten por seguro
-y admite con nobleza- que podrán oponerte
otros mil argumentos
en sentido contrario a los por ti aducidos,
y que a muchos de ellos
no podrás rebatirlos, puesto que tú no tienes
la verdad absoluta,
como tampoco el otro, -quién como tú no piensa-,
es dueño de la misma.
Discutid largamente, sin acaloramientos,
cediendo la palabra
para que sea posible contrastar opiniones,
para que el otro pueda
hablar el mismo tiempo que tú estuviste hablando,
y tened la sonrisa
prendida en vuestros labios, y la mirada limpia.
Después de hablar mil horas
en torno a ese dilema que arriba queda expuesto,
me atrevo a aseguraros
que no lo habréis resuelto como hubierais querido,
llevando al huerto al otro,
rendido a la evidencia de vuestros silogismos.
Es difícil lograrlo.
Tal vez lo mejor fuera persistir en la duda,
respetar al que piensa
de muy distinto modo a como voy pensando,
y seguir siendo amigos.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 24 Marzo 1999
(De mi Libro: "Fides")
¿Creer o no creer?
Peliagudo dilema. La cosa no es sencilla.
No es honrado exponerlo
de tan simple manera, como si se tratara
de un juego o acertijo,
donde sólo bastase tirar una moneda
-cara o cruz, y resuelto-,
o arrojar unos dados en un verde tapete
donde el as decidiese
afirmativamente, en tanto que los seises
nos hicieran ateos.
El dilema requiere reflexión y agudeza,
discutir fríamente
los diversos enfoques que presenta el problema;
sin apasionamientos,
sin torpes arrebatos de enfermo misticismo,
sin cerrazón tampoco
de agnósticos a ultranza, al diálogo cerrados.
Todos los argumentos
de que puedas valerte, exponlos lealmente
y ordenados con tino,
delante del sujeto que se oponga a tu tesis,
cualquiera que ella sea;
pero ten por seguro
-y admite con nobleza- que podrán oponerte
otros mil argumentos
en sentido contrario a los por ti aducidos,
y que a muchos de ellos
no podrás rebatirlos, puesto que tú no tienes
la verdad absoluta,
como tampoco el otro, -quién como tú no piensa-,
es dueño de la misma.
Discutid largamente, sin acaloramientos,
cediendo la palabra
para que sea posible contrastar opiniones,
para que el otro pueda
hablar el mismo tiempo que tú estuviste hablando,
y tened la sonrisa
prendida en vuestros labios, y la mirada limpia.
Después de hablar mil horas
en torno a ese dilema que arriba queda expuesto,
me atrevo a aseguraros
que no lo habréis resuelto como hubierais querido,
llevando al huerto al otro,
rendido a la evidencia de vuestros silogismos.
Es difícil lograrlo.
Tal vez lo mejor fuera persistir en la duda,
respetar al que piensa
de muy distinto modo a como voy pensando,
y seguir siendo amigos.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 24 Marzo 1999
(De mi Libro: "Fides")
miércoles, 17 de septiembre de 2008
342 - GRACIAS POR LA PRÓRROGA
GRACIAS POR LA PRORROGA (342)
- I -
Muchas gracias, Señor, por este día
que sumas a mi vida transitoria;
otro día de mi pequeña historia,
-minúscula, si quieres-, pero mía.
Otro día de calma pervivencia;
otro día de amor y de ternura;
otro día gozando la dulzura
de vivir con los míos la existencia.
Muchas gracias, Señor, por los permisos
que a diario me vienes prorrogando.
El corazón me dio varios avisos,
-no sólo me los dio; los sigue dando-;
no atino a comprender por qué motivo
-en tus altos designios- sigo vivo.
- II -
Permite que proclame lo que siento
al verme renacer cada mañana,
-día a día, semana tras semana-,
diferida la fecha y el momento
de dejar las terrenas ataduras
y esperar que me cumplas la promesa
de hacerme resurgir de entre la huesa
y llevarme contigo a las alturas.
Delante del milagro cotidiano
de vivir de prestado y en precario,
mi oración es un canto de alabanza
elevado al Señor, a cuya mano
me aferro en mi trastorno coronario
henchido de ilusión y de esperanza.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila 20 Agosto 1998
(De mi Libro: "Fides")
- I -
Muchas gracias, Señor, por este día
que sumas a mi vida transitoria;
otro día de mi pequeña historia,
-minúscula, si quieres-, pero mía.
Otro día de calma pervivencia;
otro día de amor y de ternura;
otro día gozando la dulzura
de vivir con los míos la existencia.
Muchas gracias, Señor, por los permisos
que a diario me vienes prorrogando.
El corazón me dio varios avisos,
-no sólo me los dio; los sigue dando-;
no atino a comprender por qué motivo
-en tus altos designios- sigo vivo.
- II -
Permite que proclame lo que siento
al verme renacer cada mañana,
-día a día, semana tras semana-,
diferida la fecha y el momento
de dejar las terrenas ataduras
y esperar que me cumplas la promesa
de hacerme resurgir de entre la huesa
y llevarme contigo a las alturas.
Delante del milagro cotidiano
de vivir de prestado y en precario,
mi oración es un canto de alabanza
elevado al Señor, a cuya mano
me aferro en mi trastorno coronario
henchido de ilusión y de esperanza.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila 20 Agosto 1998
(De mi Libro: "Fides")
martes, 16 de septiembre de 2008
341 - SI DICES QUE LOS HOMBRES ...
SI DICES QUE LOS HOMBRES (341)
Si dices que los hombres somos todos
hermanos, por el hecho de ser hijos
-como Cristo y con El- del mismo Padre,
que eres Tú, Gran Señor del Universo,
entonces no te ofendas si pregunto
sobre aquello que el alma me acongoja:
¿Por qué hiciste a mi hermano así de negro?
¿Por qué, además de negro, dispusiste
que naciera en naciones donde el hambre
habría de turbarle la existencia
desde el día primero de su vida,
hasta el día postrero de su muerte?
Yo no pido que a todos nos hicieras
fotocopias los unos de los otros;
pero puesto que así lo dispusiste
y toleras que tus distintos hijos
ostenten colorido tan diverso
-blanco, negro, amarillo, aceitunado-,
lo que sí me resulta incomprensible
es que yo tenga pan todos los días,
en tanto que mi hermano se me muere
de hambre, como un perro pordiosero,
sin haber cometido otro pecado
que nacer en Sudán o en Etiopía,
en Malí, o en cualquiera de los sitios
donde el hambre es endémico castigo.
Tú dime qué delito cometieron
para ser castigados, e igualmente
explícame, Señor, si ello es posible,
por qué vine a este mundo en este pueblo
y la luz vi en la casa donde tengo
ese pan que pedimos a los cielos,
y que el cielo parece concederlo
solamente a unos cuantos elegidos,
en tanto que a otros muchos los olvida
y deja que famélicos se agoten
en medio de la hambruna y de la guerra.
Perdóname, Señor, no lo comprendo;
si es cierto que los hombre somos todos
tus hijos, -oh, Señor del Universo-,
bien pudiste tratarnos de igual modo
haciéndonos nacer en igual cuna,
pues no es bueno que el Padre diferencie
a un hijo de otro hijo, todos ellos
habidos de su amor y su ternura.
Si no fuera blasfemia, pensaría
que en ciertas ocasiones no mereces
que pensemos en Ti cual Padre Nuestro.
Perdóname, Señor; no me hagas caso;
no sé si es la tensión, -baja en exceso-;
hoy estoy deprimido y sólo veo
lo más negro y más feo de la vida;
hoy me he puesto las gafas más oscuras
y no puedo gozar de la belleza
que otros días admiro en torno mío,
belleza que ha surgido de tus manos
y que hoy no alcanzo a ver, aunque lo intente.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 2 Agosto 1998
(De mi Libro: "Fides")
Si dices que los hombres somos todos
hermanos, por el hecho de ser hijos
-como Cristo y con El- del mismo Padre,
que eres Tú, Gran Señor del Universo,
entonces no te ofendas si pregunto
sobre aquello que el alma me acongoja:
¿Por qué hiciste a mi hermano así de negro?
¿Por qué, además de negro, dispusiste
que naciera en naciones donde el hambre
habría de turbarle la existencia
desde el día primero de su vida,
hasta el día postrero de su muerte?
Yo no pido que a todos nos hicieras
fotocopias los unos de los otros;
pero puesto que así lo dispusiste
y toleras que tus distintos hijos
ostenten colorido tan diverso
-blanco, negro, amarillo, aceitunado-,
lo que sí me resulta incomprensible
es que yo tenga pan todos los días,
en tanto que mi hermano se me muere
de hambre, como un perro pordiosero,
sin haber cometido otro pecado
que nacer en Sudán o en Etiopía,
en Malí, o en cualquiera de los sitios
donde el hambre es endémico castigo.
Tú dime qué delito cometieron
para ser castigados, e igualmente
explícame, Señor, si ello es posible,
por qué vine a este mundo en este pueblo
y la luz vi en la casa donde tengo
ese pan que pedimos a los cielos,
y que el cielo parece concederlo
solamente a unos cuantos elegidos,
en tanto que a otros muchos los olvida
y deja que famélicos se agoten
en medio de la hambruna y de la guerra.
Perdóname, Señor, no lo comprendo;
si es cierto que los hombre somos todos
tus hijos, -oh, Señor del Universo-,
bien pudiste tratarnos de igual modo
haciéndonos nacer en igual cuna,
pues no es bueno que el Padre diferencie
a un hijo de otro hijo, todos ellos
habidos de su amor y su ternura.
Si no fuera blasfemia, pensaría
que en ciertas ocasiones no mereces
que pensemos en Ti cual Padre Nuestro.
Perdóname, Señor; no me hagas caso;
no sé si es la tensión, -baja en exceso-;
hoy estoy deprimido y sólo veo
lo más negro y más feo de la vida;
hoy me he puesto las gafas más oscuras
y no puedo gozar de la belleza
que otros días admiro en torno mío,
belleza que ha surgido de tus manos
y que hoy no alcanzo a ver, aunque lo intente.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 2 Agosto 1998
(De mi Libro: "Fides")
lunes, 15 de septiembre de 2008
327 - ESENCIAL DICOTOMÍA
ESENCIAL DICOTOMIA (327)
Las cosas son así, y está bien claro
que nunca podrán ser de otra manera:
De una parte, el alma trascendente,
preñada de ilusiones y deseos;
de la otra, la carne transitoria,
mechada de dolores y alifafes...,
no obstante vanidades pasajeras.
Cada una marchando por su lado,
pocas veces en vías paralelas;
la una vertical, hacia la altura;
la otra deslizándose o cayendo
descompasadamente hacia la nada.
El paso de los años evidencia
la cruel dicotomía en la que vives,
esa mezcla de espíritu y materia,
de barro mineral y fina esencia;
efímera alianza condenada
inexorablemente a disgregarse
en sus dos singulares elementos.
Y el día que esa unión al fin se rompa
y el alma se te escape hacia los cielos
en busca de su origen primigenio
con el cual confundirse para siempre,
verás como tu cuerpo sólo es eso,
un puñado de polvo deleznable.
Pide entonces a Dios que te conceda
que ese polvo sutil al que retornas,
flotar pueda en el aire y entre rosas,
fecundo como polvo enamorado.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 7 Mayo 1998
(De mi Libro: "Fides")
Las cosas son así, y está bien claro
que nunca podrán ser de otra manera:
De una parte, el alma trascendente,
preñada de ilusiones y deseos;
de la otra, la carne transitoria,
mechada de dolores y alifafes...,
no obstante vanidades pasajeras.
Cada una marchando por su lado,
pocas veces en vías paralelas;
la una vertical, hacia la altura;
la otra deslizándose o cayendo
descompasadamente hacia la nada.
El paso de los años evidencia
la cruel dicotomía en la que vives,
esa mezcla de espíritu y materia,
de barro mineral y fina esencia;
efímera alianza condenada
inexorablemente a disgregarse
en sus dos singulares elementos.
Y el día que esa unión al fin se rompa
y el alma se te escape hacia los cielos
en busca de su origen primigenio
con el cual confundirse para siempre,
verás como tu cuerpo sólo es eso,
un puñado de polvo deleznable.
Pide entonces a Dios que te conceda
que ese polvo sutil al que retornas,
flotar pueda en el aire y entre rosas,
fecundo como polvo enamorado.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 7 Mayo 1998
(De mi Libro: "Fides")
sábado, 13 de septiembre de 2008
296 - EN TU SENO, SEÑOR ...
EN TU SENO, SEÑOR... (296)
En tu seno, Señor, he de sumirme
el día que se quiebre mi existencia,
y esperando llegar a Tu presencia
más fácil se me hace desvivirme.
Ya sé que he de morir, pero al morirme
confío plenamente en tu clemencia,
de acuerdo con mi sólida creencia
de que, en Cristo, habrás de revivirme.
Y vivo en esta espera esperanzada,
alabando al Señor, al que agradezco
la serie de mercedes, desusada,
que quiso concederme, y no merezco.
Y el día que el Señor así lo quiera,
en EL se acabará mi dulce espera.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 30 Marzo 1997
(De mi Libro: "Fides")
En tu seno, Señor, he de sumirme
el día que se quiebre mi existencia,
y esperando llegar a Tu presencia
más fácil se me hace desvivirme.
Ya sé que he de morir, pero al morirme
confío plenamente en tu clemencia,
de acuerdo con mi sólida creencia
de que, en Cristo, habrás de revivirme.
Y vivo en esta espera esperanzada,
alabando al Señor, al que agradezco
la serie de mercedes, desusada,
que quiso concederme, y no merezco.
Y el día que el Señor así lo quiera,
en EL se acabará mi dulce espera.
José María Hercilla Trilla
Salamanca, 30 Marzo 1997
(De mi Libro: "Fides")
viernes, 12 de septiembre de 2008
276 - DIFÍCIL CUMPLIMINETO
DIFICIL CUMPLIMIENTO... (276)
Perdóname, Señor; no he conseguido
cumplir íntegramente tu mandato
de amar a los demás como a uno mismo.
¿Qué más quisiera yo que obedecerte
y amar a los demás con igual fuerza
con que me amo a mí y amo a los míos?
Si al final del camino nos exiges,
para entrar en Tu Reino, haber cumplido
en forma escrupulosa Tu precepto,
me temo, Mi Señor, que yo, ni nadie,
podamos acceder a Tu presencia
y gozar de Tu cielo prometido.
¿Cómo quieres, Señor, que obedezcamos
Mandamiento tan bello y riguroso,
sin dotarnos de fuerza para ello,
al hacernos unos pobres pecadores?
Si cumplirlo pudiéramos, verías
el nivel de las aguas elevarse
al flujo incoercible de los llantos
derramados por nuestros pobres ojos
al ver tantas desgracias y miserias
como afligen sin tregua a los humanos,
quizá sin merecer muchas de ellas.
Si a todos los amara cual me amo,
cual amo a mi familia y mis amigos,
en llorar se me iría la existencia...
Confieso mi pecado, pero alego
delante del Señor y de los hombres,
como un atenuante en mi descargo,
que carezco de lágrimas bastantes
para cumplir, Señor, tu Mandamiento.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Junio 1993
(De mi Libro: "Fides")
Perdóname, Señor; no he conseguido
cumplir íntegramente tu mandato
de amar a los demás como a uno mismo.
¿Qué más quisiera yo que obedecerte
y amar a los demás con igual fuerza
con que me amo a mí y amo a los míos?
Si al final del camino nos exiges,
para entrar en Tu Reino, haber cumplido
en forma escrupulosa Tu precepto,
me temo, Mi Señor, que yo, ni nadie,
podamos acceder a Tu presencia
y gozar de Tu cielo prometido.
¿Cómo quieres, Señor, que obedezcamos
Mandamiento tan bello y riguroso,
sin dotarnos de fuerza para ello,
al hacernos unos pobres pecadores?
Si cumplirlo pudiéramos, verías
el nivel de las aguas elevarse
al flujo incoercible de los llantos
derramados por nuestros pobres ojos
al ver tantas desgracias y miserias
como afligen sin tregua a los humanos,
quizá sin merecer muchas de ellas.
Si a todos los amara cual me amo,
cual amo a mi familia y mis amigos,
en llorar se me iría la existencia...
Confieso mi pecado, pero alego
delante del Señor y de los hombres,
como un atenuante en mi descargo,
que carezco de lágrimas bastantes
para cumplir, Señor, tu Mandamiento.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Junio 1993
(De mi Libro: "Fides")
jueves, 11 de septiembre de 2008
269 - YA ESTOY MÁS CERCA ...
YA ESTOY MAS CERCA... (269)
Señor, ya estoy más cerca.
Bien es verdad, Señor, que aunque más cerca,
no sé cerca de qué,
si cerca del final -del que no gusto,
contra el que me rebelo-,
o cerca del principio de aquello que no alcanzo
a concebir siquiera,
de aquello que la duda, insidiosamente,
me impide la completa,
inconmovible y firme, también consoladora,
balsámica creencia.
Porque los años pasan, por los que ya han pasado,
sé que estoy ya más cerca
de lo que yo quisiera de ese fin o principio,
-según cómo se mire-,
hacia el que avanzo a ciegas, sin que la fe me alcance
a desterrar la duda,
y así me voy muriendo un poco cada día,
dejando en el camino,
irremediablemente, un poco de mí mismo
y un mucho de ilusiones,
dispuesto a que me encuentres ligero de equipaje
para la gran pirueta,
que igual puede llevarme a la nada absoluta,
-final de mi existencia-,
que mostrarme Tu Rostro, Señor, en el que quiero
crucificar mis dudas.
¡Ayúdame, Señor, y en tu bondad no dejes,
-cuando ya estoy llegando-,
que la duda me amargue en el tramo que aún queda!
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 26 Febrero 1993
De mi Libro: Fides
Señor, ya estoy más cerca.
Bien es verdad, Señor, que aunque más cerca,
no sé cerca de qué,
si cerca del final -del que no gusto,
contra el que me rebelo-,
o cerca del principio de aquello que no alcanzo
a concebir siquiera,
de aquello que la duda, insidiosamente,
me impide la completa,
inconmovible y firme, también consoladora,
balsámica creencia.
Porque los años pasan, por los que ya han pasado,
sé que estoy ya más cerca
de lo que yo quisiera de ese fin o principio,
-según cómo se mire-,
hacia el que avanzo a ciegas, sin que la fe me alcance
a desterrar la duda,
y así me voy muriendo un poco cada día,
dejando en el camino,
irremediablemente, un poco de mí mismo
y un mucho de ilusiones,
dispuesto a que me encuentres ligero de equipaje
para la gran pirueta,
que igual puede llevarme a la nada absoluta,
-final de mi existencia-,
que mostrarme Tu Rostro, Señor, en el que quiero
crucificar mis dudas.
¡Ayúdame, Señor, y en tu bondad no dejes,
-cuando ya estoy llegando-,
que la duda me amargue en el tramo que aún queda!
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 26 Febrero 1993
De mi Libro: Fides
miércoles, 10 de septiembre de 2008
268 - RECORRERÉ EL CAMINO
RECORRERÉ EL CAMINO... (268)
Recorreré el camino, con mi saco de dudas
cargado a las espaldas,
y al llegar a la meta, llegaré con la duda
de si existe un mañana
de gloria y de ventura, o si, por el contrario,
con la vida se acaba
todo cuanto quisimos y al morirnos se muere
con nosotros el alma.
Sólo al cruzar la meta, después de haber pasado
más allá de la raya,
esa línea que une, -casi mejor sería
decir que las separa-,
a la vida y la muerte, será cuando me entere
de lo que me depara
ese futuro incierto, que ni me turba el sueño,
ni tampoco me espanta,
pero, justo es decirlo, me subyuga e intriga
como si se tratara
de un juego con sorpresa, un puzzle gigantesco
o quizá un crucigrama,
que me reta y provoca a encontrarle respuesta
sin valerme de trampas.
Ya sé que es imposible, por mucho que me esfuerce,
encontrar una clara
respuesta a las preguntas que me hago cada día
acerca de esta extraña
criatura que somos, de su causa primera,
de sus últimas causas,
de para qué se nace, de para qué se vive,
de para qué se acaba...
Son tantas las preguntas que acuden a mi boca
que no existen palabras
bastantes a decirlas, como tampoco existe
una respuesta válida
que disipe mis dudas, por mucho que razone
y me obstine en buscarla,
incluso con ayuda de silogismos varios
y de ciencias exactas;
en todo raciocinio, al final siempre queda
una "equis" intacta,
una incógnita siempre, que no sé, que no puedo
llegar a descifrarla.
Solamente poniendo en lugar de esa "equis"
una sola palabra,
la ecuación se resuelve y todo en este mundo
perfectamente cuadra.
¿Quieres que te la diga? Pues te la digo, Hermano.
Es DIOS. Con EL me basta
para que todo cuadre, para vivir tranquilo,
y hasta morir con calma
Pero..., ¿Y la duda?, dices. La Duda va en el saco
que llevo a las espaldas.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 22 Febrero 1993
De mi Libro: Fides
Recorreré el camino, con mi saco de dudas
cargado a las espaldas,
y al llegar a la meta, llegaré con la duda
de si existe un mañana
de gloria y de ventura, o si, por el contrario,
con la vida se acaba
todo cuanto quisimos y al morirnos se muere
con nosotros el alma.
Sólo al cruzar la meta, después de haber pasado
más allá de la raya,
esa línea que une, -casi mejor sería
decir que las separa-,
a la vida y la muerte, será cuando me entere
de lo que me depara
ese futuro incierto, que ni me turba el sueño,
ni tampoco me espanta,
pero, justo es decirlo, me subyuga e intriga
como si se tratara
de un juego con sorpresa, un puzzle gigantesco
o quizá un crucigrama,
que me reta y provoca a encontrarle respuesta
sin valerme de trampas.
Ya sé que es imposible, por mucho que me esfuerce,
encontrar una clara
respuesta a las preguntas que me hago cada día
acerca de esta extraña
criatura que somos, de su causa primera,
de sus últimas causas,
de para qué se nace, de para qué se vive,
de para qué se acaba...
Son tantas las preguntas que acuden a mi boca
que no existen palabras
bastantes a decirlas, como tampoco existe
una respuesta válida
que disipe mis dudas, por mucho que razone
y me obstine en buscarla,
incluso con ayuda de silogismos varios
y de ciencias exactas;
en todo raciocinio, al final siempre queda
una "equis" intacta,
una incógnita siempre, que no sé, que no puedo
llegar a descifrarla.
Solamente poniendo en lugar de esa "equis"
una sola palabra,
la ecuación se resuelve y todo en este mundo
perfectamente cuadra.
¿Quieres que te la diga? Pues te la digo, Hermano.
Es DIOS. Con EL me basta
para que todo cuadre, para vivir tranquilo,
y hasta morir con calma
Pero..., ¿Y la duda?, dices. La Duda va en el saco
que llevo a las espaldas.
José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 22 Febrero 1993
De mi Libro: Fides
martes, 9 de septiembre de 2008
257 - SI ACASO NO EXISTIERAS ...
SI ACASO NO EXISTIERAS... (257)
Si acaso no existieras, yo tendría
que inventarte, Señor, por egoísmo;
para así superar el pesimismo
que sin Ti mi existencia amargaría.
Examino el problema con la fría
voluntad de indagar hasta el abismo,
y hasta Ti me conduce el silogismo,
que sin Ti, conclusión no lograría.
Es cierto que vacilo en ocasiones
y me cuesta creer en los arcanos
que rebasan mis humanas comprensiones,
pero es cierto también que finalmente
me arrodillo a Tus pies, beso Tus manos,
y me siento feliz siendo creyente.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Octubre 1992
(De mi Libro: "Fides")
Si acaso no existieras, yo tendría
que inventarte, Señor, por egoísmo;
para así superar el pesimismo
que sin Ti mi existencia amargaría.
Examino el problema con la fría
voluntad de indagar hasta el abismo,
y hasta Ti me conduce el silogismo,
que sin Ti, conclusión no lograría.
Es cierto que vacilo en ocasiones
y me cuesta creer en los arcanos
que rebasan mis humanas comprensiones,
pero es cierto también que finalmente
me arrodillo a Tus pies, beso Tus manos,
y me siento feliz siendo creyente.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Octubre 1992
(De mi Libro: "Fides")
viernes, 5 de septiembre de 2008
234 - ESTA FUNESTA MANÍA DE PENSAR
ESTA FUNESTA MANIA DE PENSAR (234)
¿Porqué me has concedido esta funesta,
inútil, cuán incómoda y absurda,
manía de indagar en los misterios
del cómo, del porqué, del dónde y cuándo,
manía que tan sólo me conduce
a un insomnio molesto y agobiante?
La noche se prolonga en mi desvelo,
y allá, por la alborada, voy buscando
un torpe silogismo al que aferrarme,
cual náufrago que busca un salvavidas,
inicial eslabón de una cadena
que aprisione las dudas torturantes.
La luz del nuevo día que amanece
no aclara con sus rayos mis negruras
y sigo caminando entre tinieblas,
buscando la Verdad, que me es esquiva,
con la misma ansiedad con que se busca
el pan nuestro que pido cada día.
No alcanzo la Verdad, ni la vislumbro,
y debo confesar que solamente
encuentro explicación al Gran Problema
si esa "equis", -que a descifrar no alcanzo-,
sustituyo por "Dios omnipotente",
con lo cual la ecuación queda resuelta.
Lo malo es si persisto en el empeño
y, falto de la fe del carbonero,
insisto en esa busca, desnortado,
creyendo que a ese Dios puedo exigirle
-al no haberme quedado convencido-
que delante de mí se justifique.
Perdóname, Señor, mi desvarío
y líbrame por siempre de esta torpe
manía de pensar, buscando en vano
el cómo y el porqué, el dónde y cuándo,
y hazme la merced de concederme
la fe del carbonero, que me falta.
José María Hercilla Trilla
Tormellas, Charco de los Mozos,25 Agosto 1991
(De mi Libro: "Fides")
¿Porqué me has concedido esta funesta,
inútil, cuán incómoda y absurda,
manía de indagar en los misterios
del cómo, del porqué, del dónde y cuándo,
manía que tan sólo me conduce
a un insomnio molesto y agobiante?
La noche se prolonga en mi desvelo,
y allá, por la alborada, voy buscando
un torpe silogismo al que aferrarme,
cual náufrago que busca un salvavidas,
inicial eslabón de una cadena
que aprisione las dudas torturantes.
La luz del nuevo día que amanece
no aclara con sus rayos mis negruras
y sigo caminando entre tinieblas,
buscando la Verdad, que me es esquiva,
con la misma ansiedad con que se busca
el pan nuestro que pido cada día.
No alcanzo la Verdad, ni la vislumbro,
y debo confesar que solamente
encuentro explicación al Gran Problema
si esa "equis", -que a descifrar no alcanzo-,
sustituyo por "Dios omnipotente",
con lo cual la ecuación queda resuelta.
Lo malo es si persisto en el empeño
y, falto de la fe del carbonero,
insisto en esa busca, desnortado,
creyendo que a ese Dios puedo exigirle
-al no haberme quedado convencido-
que delante de mí se justifique.
Perdóname, Señor, mi desvarío
y líbrame por siempre de esta torpe
manía de pensar, buscando en vano
el cómo y el porqué, el dónde y cuándo,
y hazme la merced de concederme
la fe del carbonero, que me falta.
José María Hercilla Trilla
Tormellas, Charco de los Mozos,25 Agosto 1991
(De mi Libro: "Fides")
jueves, 4 de septiembre de 2008
227 - A TU IMAGEN, SEÑOR ...
A TU IMAGEN, SEÑOR... (227)
Si es verdad que los hombres están hechos
a Tu imagen, Señor, y semejanza,
-aporema del todo indescifrable,
sujeto a irresolubles controversias-,
concédenos, oh Dios, a los humanos
la prueba irrebatible y concluyente
de que es cierto aquello que nos dicen
los profetas que hablan en Tu Nombre
y los Libros Sagrados conocidos.
Una prueba, Señor, danos tan sólo
de que somos imagen de Ti mismo,
de que somos en algo semejantes,
-por muy remotamente que ello sea-,
a tanta perfección, inseparable
de la idea de Dios que nos hacemos.
Una prueba, Señor, dame una prueba:
En el rostro de todos los humanos,
sin hacer excepción de clase alguna,
haz que brote de pronto la sonrisa
imborrable, radiante y luminosa,
al tiempo que sus manos, extendidas
cual banderas de paz imperturbables,
se brinden entre sí, todos Hermanos.
José María Hercilla Trilla
Avila, 10 Febrero 1991
(De mi Libro: "Fides")
Si es verdad que los hombres están hechos
a Tu imagen, Señor, y semejanza,
-aporema del todo indescifrable,
sujeto a irresolubles controversias-,
concédenos, oh Dios, a los humanos
la prueba irrebatible y concluyente
de que es cierto aquello que nos dicen
los profetas que hablan en Tu Nombre
y los Libros Sagrados conocidos.
Una prueba, Señor, danos tan sólo
de que somos imagen de Ti mismo,
de que somos en algo semejantes,
-por muy remotamente que ello sea-,
a tanta perfección, inseparable
de la idea de Dios que nos hacemos.
Una prueba, Señor, dame una prueba:
En el rostro de todos los humanos,
sin hacer excepción de clase alguna,
haz que brote de pronto la sonrisa
imborrable, radiante y luminosa,
al tiempo que sus manos, extendidas
cual banderas de paz imperturbables,
se brinden entre sí, todos Hermanos.
José María Hercilla Trilla
Avila, 10 Febrero 1991
(De mi Libro: "Fides")
miércoles, 3 de septiembre de 2008
225 - PERDÓNAME, SEÑOR ...
PERDONAME, SEÑOR,... (225)
Perdóname, Señor, desde tu altura,
mi desvío, mi falta y mi pecado,
y endereza mi rumbo desnortado
con nueva y corregida singladura.
Descúbreme, Señor, esta aventura
de vivir a tu sombra cobijado
y hacia Ti caminar, regocijado
con la FE, que mi rostro transfigura.
Dura ha sido la senda; vacilante
mi marcha indagatoria. Peregrino
de este largo vagar itinerante
en pos de la Verdad, que me era esquiva,
al llegar al final de mi camino
descubro de la Fe, la llama viva.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Diciembre 1990
(De mi Libro: "Fides")
Perdóname, Señor, desde tu altura,
mi desvío, mi falta y mi pecado,
y endereza mi rumbo desnortado
con nueva y corregida singladura.
Descúbreme, Señor, esta aventura
de vivir a tu sombra cobijado
y hacia Ti caminar, regocijado
con la FE, que mi rostro transfigura.
Dura ha sido la senda; vacilante
mi marcha indagatoria. Peregrino
de este largo vagar itinerante
en pos de la Verdad, que me era esquiva,
al llegar al final de mi camino
descubro de la Fe, la llama viva.
José María Hercilla Trilla
Avila, 20 Diciembre 1990
(De mi Libro: "Fides")
martes, 2 de septiembre de 2008
207 - CORAZÓN DE PIEDRA
CORAZON DE PIEDRA (207)
Cámbiame, Tú, Señor omnipotente,
mi viejo corazón de dura piedra
por otro corazón hecho de carne
humana, débil y perecedera,
para que sus latidos en mis sienes
atestigüen y den clara conciencia
del milagro que implica el estar vivo,
-con todo lo que eso representa-,
y me haga sentir de mis Hermanos
su Hermano en el dolor y en la miseria.
¡Todavía mejor! Haz un milagro
y en mi pecho coloca una colmena
en vez de un corazón, para que siempre
destile rubia miel y blanca cera.
José María Hercilla Trilla
Avila, 16 Mayo 1989
(De mi Libro: "Fides")
Cámbiame, Tú, Señor omnipotente,
mi viejo corazón de dura piedra
por otro corazón hecho de carne
humana, débil y perecedera,
para que sus latidos en mis sienes
atestigüen y den clara conciencia
del milagro que implica el estar vivo,
-con todo lo que eso representa-,
y me haga sentir de mis Hermanos
su Hermano en el dolor y en la miseria.
¡Todavía mejor! Haz un milagro
y en mi pecho coloca una colmena
en vez de un corazón, para que siempre
destile rubia miel y blanca cera.
José María Hercilla Trilla
Avila, 16 Mayo 1989
(De mi Libro: "Fides")
lunes, 1 de septiembre de 2008
202 - NO ME BASTAN LAS LEYES ...
NO ME BASTAN LAS LEYES... (202)
No me bastan las leyes que los hombres
me dicen que gobiernan a los astros
en su eterno camino por los cielos,
-a través de los tiempos y el espacio-,
para calmar las dudas que me asaltan
cuando elevo mis ojos a lo alto
y contemplo la bóveda celeste
con millones de estrellas titilando.
¿Qué me importan las leyes que gobiernan
sus mutuas atracciones y sus pasos
por órbitas elípticas trazadas
con firmes, indelebles, finos trazos?
Lo que quiero saber es otra cosa;
no son leyes de Kleper y otros sabios
estudiosos de estrellas y galaxias,
en busca de los soles más lejanos
para darles un número o un nombre,
con el cual conocerlos y nombrarlos.
Lo que quiero saber tan sólo es esto:
¿QUIEN hizo esas estrellas? ¿Cómo..., y cuándo?
Y si el Mundo se hizo de la Nada,
que me digan QUIEN hizo ese milagro.
(No me tomes en cuenta mis palabras,
ni mis dudas, Señor, ten por pecado.)
José María Hercilla Trilla
Avila, 4 Febrero 1989
(De mi Libro: "Fides")
No me bastan las leyes que los hombres
me dicen que gobiernan a los astros
en su eterno camino por los cielos,
-a través de los tiempos y el espacio-,
para calmar las dudas que me asaltan
cuando elevo mis ojos a lo alto
y contemplo la bóveda celeste
con millones de estrellas titilando.
¿Qué me importan las leyes que gobiernan
sus mutuas atracciones y sus pasos
por órbitas elípticas trazadas
con firmes, indelebles, finos trazos?
Lo que quiero saber es otra cosa;
no son leyes de Kleper y otros sabios
estudiosos de estrellas y galaxias,
en busca de los soles más lejanos
para darles un número o un nombre,
con el cual conocerlos y nombrarlos.
Lo que quiero saber tan sólo es esto:
¿QUIEN hizo esas estrellas? ¿Cómo..., y cuándo?
Y si el Mundo se hizo de la Nada,
que me digan QUIEN hizo ese milagro.
(No me tomes en cuenta mis palabras,
ni mis dudas, Señor, ten por pecado.)
José María Hercilla Trilla
Avila, 4 Febrero 1989
(De mi Libro: "Fides")
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