VIEJAS ESTAMPAS (402)
-I-
Ya no hay carboneritos
en Salamanca;
incluso ni en la misma
Sierra de Francia;
no los hay en Sequeros,
ni en Peñaparda,
ni en Ledesma tampoco,
ni en Santa Marta.
Aquellos carboneros
de Salamanca,
de blusones tiznados
cual sus zamarras;
que venían andando,
con sus abarcas,
tras los burros cargados
con cinco sacas
de carbón o de cisco;
aquella estampa
ya no se ve en las calles
de Salamanca.
Por las estrechas rúas
y antiguas plazas
nadie pregona a voces,
muy de mañana,
aquel “carbón de encina”
que pregonaban,
o el de “cisco de roble”,
con voz muy alta.
¡El tiempo volandero
todo lo cambia....!
-II-
Tampoco se ven curas...;
ya no hay sotanas,
ni los curas se abrigan
con negras capas,
ni se cubren con tejas
de curvas alas.
Ya no cruzan las calles
a misa de alba;
ni a la misa de doce,
por las mañanas;
ya no hay curas ni frailes
en Salamanca,
donde antes este gremio
tanto abundaba.
Ya no hay seminaristas,
aquella casta
que al salir de paseo
aprovechaba
para mirar el mundo
y a las muchachas.
( Nadie quiere ser cura
y esto se acaba).
-III-
Tampoco militares;
ya no hay medallas
brillando en las guerreras
de media gala;
ya no se ven los sables
ni las espadas
de aquellos aguerridos
de botas altas
con brillantes espuelas,
donde quedaban
las mujeres prendidas
y enamoradas.
-IV-
Ya no hay carboneritos,
ya no hay sotanas;
no hay seminaristas,
trajes de gala
de apuestos militares
de botas altas....
¡De aquellos viejos años,
no queda nada!
-V-
(Pero sobran gamberros,
sobran pintadas
en las nobles paredes
de Salamanca).
José María Hercilla Trilla
http://hercilla.blogspot.com
Salamanca, 4 Diciembre 1999
jueves, 24 de abril de 2008
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