lunes, 30 de junio de 2008

064 - LA TANCA D'OR

LA TANCA D'OR (064)

El más vivo recuerdo
de mi primera infancia
es un lago de oro,
dentro del cual nadaban
unos extraños seres,
su cabezas tocadas
con enormes sombreros
de voladizas alas,
que tan pronto surgían
de las aguas doradas,
mostrando medio cuerpo,
como, con nuevas ansias,
hundían sus cabezas
dentro de la áurea masa
sutil y movediza,
que a mí se me antojaba
un líquido dorado,
una materia rara
que la brisa mecía
en una forma extraña.

Era... un campo de trigo,
de rubia mies, dorada
por el sol de Menorca,
la Isla Azul y Blanca.

Era un trigo maduro
sembrado en una "tanca",
en la cual los payeses,
encorvados, segaban
con sus certeras hoces
las espigas granadas.

A mis ojos de niño,
cargados de ignorancia,
aquello parecía
como un dorado magma
sutil e inconsistente,
mecido por las auras
de la brisa marina,
tenuemente aromada
de salitre y de brea,
de cangrejos y algas,
que venía del puerto,
pasando la Colársega.

Cada vez que ahora veo
en mi Castilla parda
los trigales maduros
moviéndose en las vastas
planicies del secano,
sus espigas granadas
ondulantes al viento,
se despierta en mi alma
la memoria de aquella
inolvidable "tanca"
rebosante de oro
que deslumbró mi infancia
en la bella Menorca,
tan Azul y tan Blanca.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Avila, 26 Agosto 1978
De mi libro:”Canciones menorquinas”
(Publ. en www.esdiari.com Nº 657/08.04.07)

viernes, 27 de junio de 2008

418 - ¿MI TIEMPO, ME PREGUNTAS?

¿MI TIEMPO, ME PREGUNTAS? (418)

“Y fui feliz catorce días; no seguidos”

(Abderramán III, en su testamento.
Citado por Antonio Gala en su libro
“Poemas de Amor”.)


¿Mi tiempo, me preguntas? Te aseguro
que también yo lo tuve. Como todos.

El Buen Dios nos asigna en usufructo
un espacio de tiempo limitado
que debemos cuidar celosamente,
y del cual es sabido que tenemos
-al llegar al final- que rendir cuentas.

Yo he tenido mi tiempo; no lo dudes.
Lo malo es que creí que no acababa,
que era eterno mi tiempo, y nunca supe
cuidarlo con el celo que se debe
poner en lo fugaz y evanescente.

Ya próximo al final, hoy me preguntas,
al ver como mi tiempo se me acaba,
¿qué has hecho de tu tiempo en estos años?,
y puedo solamente responderte:

¡Se me ha ido mirando las estrellas,
con los ojos alzados hacia el cielo,
buscando inutilmente la respuesta
al misterio de Dios y de mi vida!


Mi tiempo, me interrogas, y comprendo
que tú me lo preguntes, extrañado
del punto en que me encuentras, cuando pude
quizás haber seguido otros caminos
y alcanzar unas metas más lucidas.

No debes preocuparte, pues he sido
feliz “catorce días” en mi vida,
y tampoco “seguidos”, como dice
Abderramán Tercero cuando escribe
su largo testamento en los jardines
del Palacio de Córdoba sultana.

¡Feliz catorce días! ¿Mas el resto…?
Ya lo dije: ¡Mirando las estrellas!



José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 30 Junio 2000


(De mi Libro: “Haciendo mi camino”)
(Publ. en
www.esdiari Nº 662/13.05.07)

jueves, 26 de junio de 2008

419 - AL CABO DE LA CALLE

AL CABO DE LA CALLE (419)


Al cabo de la calle estoy de todo;
ya son pocas las cosas que me importan,
me llaman la atención o me cautivan.

¿Egoísmo, tal vez? ¿Desesperanza?
¿O sólo indiferencia, derivada
de todos los eventos que he vivido?

Vaya usted a saber, amigo mío,
el porqué de las cosas que se sienten
a lo largo del tiempo que se vive.

Cada día aporta sus afanes;
ningún día es igual al que ha pasado;
unos traen alegrías; otros, penas;
y al final del camino te tropiezas
con un desasimiento paulatino,
en el cual sobrevuelas tus entornos
serenamente calmo, convencido
-resignado también- de que tu marcha
habrá de ser sin equipaje alguno,
casi en cueros, lo mismo que se nace.

¿Cómo voy a aferrarme a cosa alguna
si mañana, tal vez, deba dejaros
y me marche muy lejos, para siempre?

Por eso, pues, repito, no me importan
sino muy pocas cosas a estas fechas:

Mi mujer, y mis hijos, y mis nietos,
y los hombres también, Hermanos todos.

Lo demás, de verdad, todo me sobra.
Por eso reconozco estar dispuesto
a partir diligente, sin maletas
cargadas de tesoros. Los recuerdos,
-si Dios quiere dejarme la memoria-,
sí quisiera llevármelos conmigo.



José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 5 Julio 2000



(De mi Libro: “Canciones de mis años idos”, Tomo II)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 669/1.07.07)

miércoles, 25 de junio de 2008

298 - EN TORNO A LA FORMA

EN TORNO A LA FORMA (298)



Decidme por qué debo usar de consonante
de más difícil rima,

o de asonante acaso de insólitas vocales
que se resistan tercas

a encerrar en su seno la idea que yo quiero
expresar llanamente,

para que llegue a todos aquellos que me lean,
haciéndome la gracia

- quizás inmerecida- de su atención y tiempo,
seguramente escasos.

Lo que quiere el poeta es que su verbo llegue
lo más claro posible,

sin anfibologías, a calar en la mente
de todos sus Hermanos,

en esa mente limpia, abierta a su mensaje
como el campo se abre

a la lluvia nutricia que lo esponja y sazona
para que dé sus frutos.

Y me resulta absurdo pretender imponerle
un corsé a las palabras

que les impida el juego natural con que deben
moverse alegremente

para servir de nexo entre aquél que las dice,
- y dice lo que sabe,

y sabe lo que siente-, y aquel desconocido
que la merced le hace

de prestarle unas horas de su tiempo precioso,
buscando hallar un eco

a sus propios sentires en la lectura atenta
de lo que le decimos

en nuestro verso libre, testimonio fehaciente
de nuestro propio modo

de concebir la vida, sin otras ataduras
que las elementales

normas de convivencia, conscientes de que nuestra
libertad se detiene

allí donde comienza la libertad ajena,
inviolable y sagrada.

Mientras yo no le niegue el respeto al Hermano,
ni pretenda imponerle

mi personal creencia sobre el mundo en que vivo
o el Dios en el que creo,

me parece muy justo que aceptéis como escribo,
sin ponerle defectos

a la forma que uso para escribir aquello
que me viene a la mente.

Otra cosa es, Hermanos, que repudiéis el fondo
y creáis que no digo

sino majaderías. En eso, reconozco
que os asiste el derecho

de repudiar mi obra, pues, al fin y a la postre,
nadie puede quitaros

la libertad que anida en el fondo del alma
de todos los mortales.

Entre el fondo y la forma, coincidiréis conmigo
que la elección es fácil,

y si el fondo no es malo y puede digerirse,
después de la lectura,

el lector, en su pecho, sabrá darle la forma
que a su gusto convenga.

La forma es contingente y no puede restarle
al fondo su substancia,

por mucho que se empeñen puristas distinguidos
en decir lo contrario.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca 6 Mayo 1997



(De mi Libro: “Del estilo y las formas” )
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 670/8.07.07)

martes, 24 de junio de 2008

438 - SI UN DÍA, ESTANDO A SOLAS...

SI UN DÍA, ESTANDO A SÓLAS… (438)



Si un día, estando a sólas, sin testigos,
sin dolor ni congoja innecesarios,
dormido me quedare para siempre,
con la paz reflejada en el semblante
e incluso la sonrisa entre los labios,
habrán de convenir conmigo ustedes
que sería un final muy aceptable,
quizás inmerecido -bien es cierto-,
que no a todos los hombres les es dado
elegir la manera de morirse.

Morirse tal cual digo equivaldría
a ese decirse «adios» de cada noche:
«Adios, hasta mañana, que descanses»,
que todos nos decimos cuando vamos
a entregarnos al sueño y esperamos
despertar con el sol del nuevo día,
dispuestos a seguir nuestros caminos,
donde quiera que éstos nos conduzcan.

Morirse tal cual digo, supondría
despedirse una noche de los tuyos,
una más de las muchas despedidas
que a diario decimos, de rutina,
y en discreto silencio, sin apenas
causar grandes molestias ni quebrantos,
sin que nadie se entere, si es posible,
no volver a mover ni pie ni pata,
ni volver a opinar de cosa alguna.

No lloréis mi partida; no merezco
-pienso yo- muchos llantos. Me conformo
con vivir algún tiempo en el recuerdo
de todos los que amé, y sobre todo
que piensen que, aunque raro en ocasiones,
no fui malo del todo para ellos,
pues en ellos cifré mis ilusiones
y a Dios agradecí todos los días
el premio que con ellos me otorgara.

No sé cómo será mi hora postrera;
a mí me gustaría, como digo,
a sólas, sin testigos, de repente,
sin dolor ni congojas, en silencio,
con la paz reflejada en el semblante
e incluso una sonrisa enntre los labios.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Avila, 28 Julio 2001


(De mi Libro: “Íntimas” )
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 663/20.05.07
y en
www.avilared.com del 3.08.07)

lunes, 23 de junio de 2008

146 - LOS CALIFICATIVOS

LOS CALIFICATIVOS (146)


¿Porqué será, me pregunto,
el mundo tan conflictivo?

Después de mucho pensar,
me quedo dubitativo,
sospechando que los males
son obra del adjetivo.

Más grata sería la vida
si los hombres al hablar
-y también al escribir-
se pudieran olvidar
de los calificativos,
y el nombre tan sólo usar.

Usando tan sólo el nombre,
sin calificar las cosas,
las flores, flores serían,
y las rosas, sólo rosas,
y no habría controversias
por feas o por hermosas.

Lo que a los hombres divide
son las calificaciones,
ya que el hombre no tolera
las ajenas opiniones,
y por defender las propias
siempre acaba a mojicones.

El hombre presume, necio,
de tener inteligencia,
cuando debiera jactarse
mejor de su intransigencia,
de no admitir las ajenas
opiniones con paciencia.

Y así nos luce el cabello
y nos falta la alegría
en nuestro trato diario,
pues nos pasamos el día
gritando: "Para opiniones,
tan sólo vale la mía".

¡Si pudiéramos hablar
lo mismo que al escribir
se redacta un telegrama,
cuan fácil sería vivir
con nuestro prójimo en paz
y en paz llegar a morir!.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
La Aliseda de Tormes, 6 Julio 1986


(De mi Libro: “Del estilo y las formas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 671/15.07.07)

sábado, 21 de junio de 2008

244 - SOBRE LAS FORMAS

SOBRE LAS FORMAS (244)


Delante de vosotros, llanamente declaro
no haber sido arquitecto
innovador de formas o de rimas extrañas,
donde encerrar mi verso.

Admití como buenas las antiguas estrofas,
descubiertas ha tiempo
por los clásicos vates que de ellas usaron
y a su oficio sirvieron,
y no quise meterme en más complicaciones,
ni hacer descubrimientos
de nuevas estructuras, más o menos geniales,
en las que dejar preso,
aherrojado e inmóvil, el saltarín torrente
conductor de mi verbo.

Desde siempre he creído que era más importante,
-y lo sigo creyendo-,
lo que el hombre nos diga, que la forma empleada
para lograr su intento.

Por eso, consecuente con tan firme creencia,
escribo cuando tengo
la sensación rotunda de ser, lo que me bulle
y brinca en el cerebro,
una idea muy clara, que pudiera ser útil
y servir de provecho
a aquel desconocido que se pare a leerme
por entretenimiento,
sin buscar en lo escrito otra cosa distinta
de lo que dicho dejo,
independientemente de la forma o estrofa
con qué se lo presento.

Mi aspiración consiste en escribir muy claro
y decir lo que pienso
en forma comprensible, de manera sencilla,
al estilo del pueblo,
sin pensar en la forma, atento sólo al ritmo
con el que va naciendo
lo que mi mente alumbra, para que volar pueda
donde lo lleve el viento,
sin grillos ni prisiones que atenacen sus alas,
sin trabas y sin frenos.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Avila, 18 Febrero 1992


(De mi Libro: “Del estilo y las formas”)

(Publ. en
www.esdiari.com Nº 672/22.07.07
y en
www.avilared.com del 17.08.07)

viernes, 20 de junio de 2008

302 - A FALTA DE UN SANTÓN

A FALTA DE UN SANTON (302)


"Lo difícil para el poeta es lograr entrar en los cenácu­los que hacen las grandes antologías...y para eso hay que trabajar en Madrid o en Barcelona o donde haya un santón que te empuje".- Marcelino García Velasco.- Premio Fray Luis de León de Poesía 1997.- (MUNDO, Castilla y León, 15 Julio 1997, pág. 6)


Un Poeta lo ha dicho, porque sabe
que es verdad lo que dice. Yo le creo.

Si no tienes Santón que te proteja,
te ampare, te pregone o que responda
de que tu obra es buena y se merece
que sea conocida por el mundo,
y hasta incluso que un día se publique;
si no tienes Santón, no te empecines
en seguir escribiendo. Será inútil.

Es mejor que lo dejes y dediques
a otra cosa tu tiempo, ese tiempo
que pierdes en luchar contra imposibles,
queriendo abrir camino a tu palabra,
esparcir a los aires tus ideas,
e incluso pregonar tus sentimientos
de amor, y de bondad, y de ternura...

Si no tienes Santón, ni formas parte
de uno de esos grupos erigidos
en defensa exclusiva de sus miembros,
que niegan hasta el aire a los extraños,
y la tarta literaria se reparten
en una rotación disimulada
de honores, de coronas, y de premios...,
es mejor que dediques tus esfuerzos
a cualquiera otra cosa lucrativa,
e incluso a solazarte ociosamente.

Los lobos solitarios nunca alcanzan
la presa que persiguen. La manada
impide toda ajena concurrencia
y gruñe, con los pelos erizados,
defendiendo con garras y con dientes
su acotado terreno y monopolio.

Si no tienes Santón, ni estás inmerso
en el burdo entramado de intereses
-o de las pompas mutuas-, donde giran
aquellos que se llaman consagrados,
-con justicia unas veces, es muy cierto-,
más vale que te dejes de puñetas
y vivas como viven los mortales,
sin pensar en la gloria o los laureles,
atento al devenir de cada día,
con los pies en el suelo y con la mente
lo más abotargada que se pueda.

¡Así serás feliz, te lo prometo!


José María Hercilla Trilla
Salamanca, 17 Julio 1997

(De mi Libro: “Del estilo y las formas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 673/29.07.07)

jueves, 19 de junio de 2008

526 - ¿POR QUÉ HABRÉ DE PARARME?

¿Por qué habré de pararme? (526)


Es breve reflexión que suelo hacerme:
¿Por qué habré de parar si aún tengo cuerda?

Más cómodo y más fácil me sería
dejarme de pensar en cosa alguna
-que no es bueno pensar, siempre lo dije-;
limitarme a vivir el día a día,
lo mismo que una planta en su maceta,
atento solamente a ser regada,
y abonada también, cuando haga falta.

Sentado en mi sillón, quieta la mente,
comido lo preciso y bien cuidado,
¿para qué preocuparse de las cosas,
las guerras y tragedias que suceden
más allá del alcance de mis ojos?

Más cómodo y más fácil me sería,
pero sé que no sirvo para eso;
el ser un vegetal no me convence,
no obstante las ventajas indudables
que tal comportamiento proporciona
a todos los que viven de tal modo,
mirándose el ombligo solamente,
cuidando ensimismados su egoísmo,
sin jamás acordarse de su Hermano,
al que ignoran deliberadamente.

Se es como se es, cual Dios nos hizo,
y mientras siga vivo y tenga cuerda,
mientras pueda pensar cual se me antoje,
atento he de seguir a lo que pasa,
no sólo en torno a mí, ¡en todo el mundo!,
y no habré de parar en mi cruzada
-ridícula cruzada, ciertamente-,
por lograr que los hombres sean Hermanos,
esa bella utopía en la que sueño,
sabiendo que mi sueño es imposible.

Pero ¿qué voy a hacer, si así he nacido,
y sé que todavía tengo cuerda?

¿Por qué habré de parar, dejando en blanco
este folio que espera mi palabra?


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 24 Mayo 2007

(De mi Libro: “Canciones del Hermano”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 674/05.08.07)

miércoles, 18 de junio de 2008

528 - NO SOY INQUISIDOR

No soy inquisidor (528)

No soy inquisidor. Nada me importan
los pasados ajenos, y hasta incluso
ni mi propio pasado, del que sólo
algunas de sus locas actuaciones
son dignas de especial inquerimiento.

No soy inquisidor. Por eso mismo
no quiero investigar en mi memoria,
felizmente nublada por la niebla
o el polvo levantado con los años.

Aquello que pasó, déjese en calma,
dormido en el rincón de los recuerdos,
sin querer removerlo, y –mucho menos-
extraer del pasado consecuencias
que en su día no fueron realidades.

El pasado pasó, y está bien muerto,
y no vale inquirir en sus despojos
pensando en lo que fue, pudo haber sido,
e incluso en lo que ahora se pudiere
deducir u obtener de aquellos restos.

Ni la propia experiencia nos ayuda
y en la piedra de siempre tropezamos,
sin servirnos de aviso el descalabro
sufrido cada vez que nos caímos.

Si de nada nos sirve la experiencia
¿para qué preocuparse del pasado
dormido en los oscuros recovecos
y pliegues de un cerebro envejecido?

No soy inquisidor; como ya os digo,
ni mi propio pasado, ni tampoco
el pasado de todos mis Hermanos,
despiertan mi atención inquisitiva.

Estimo que es mejor mirar al frente
y sin otro bagaje que no sea
el amor hacia todos los humanos,
caminar decididos, paso a paso,
-con las manos unidas, si es posible-,
pensando en el presente y el futuro,
buscando que el camino que nos queda
esté libre de piedras y de baches
que entorpezcan o tuerzan el camino.

¿Para qué preocuparse del pasado,
si el pasado no existe, y ya sabemos
que aquello que no es, de nada sirve,
y además, al no ser, de nada vale?

No soy inquisidor. Procuro siempre
andar derechamente mi camino,
evitando volver atrás mis ojos
y verme transformado en una estatua,
-cual la mujer de Lot- muda figura,
atada a mi pasado irrepetible.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 27 Mayo 2007

(De mi Libro “Canciones del Hermano”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 675/12.08.07)

martes, 17 de junio de 2008

546 -LAS ETERNAS DUDAS

Las eternas dudas (546)


Siempre, Señor, habré de darte gracias
por todos los instantes de mi vida,
lo mismo cuando el alma zozobraba
sumida en las torturas de la duda,
que aquéllos –muy escasos ciertamente-,
en que el alma mostrábase inundada
con la fe proverbial del carbonero,
contento de saber que mi destino
no acababa de súbito al morirme,
pasando a revivir en ese cielo
un día prometido por tu Hijo,
cuando Tú lo enviaste a la tierra
a morir por nosotros, pecadores.

Siempre, Señor, habré de agradecerte
lo bueno y menos bueno que me diste,
indigno como soy de tus mercedes,
vacilante creyente a quien la duda
le asalta, le atormenta y zarandea.

La Razón y la Fe, siempre encontradas,
entablan su batalla interminable,
tomando como campo de sus luchas
este cuerpo vencido y predispuesto
a seguir caminando entre tinieblas,
buscando la verdad, que, fugitiva,
se esconde cada vez en que confío
tenerla ya al alcance de mis manos.

No sé cual de las dos el triunfo logra,
e incluso mejor sea esa ignorancia
y seguir avanzando con la duda,
-pues dudar es vivir, al fin y al cabo-,
que tener la absoluta certidumbre
de que Razón y Fe, una o la otra,
excluye la contraria y que por tanto
ya se puede vivir tal como vive
una planta cualquiera o cualquier burro,
sin meterse en honduras ni en pesquisas,
sólo atento al pan de cada día.

Otras veces lo he dicho, y lo reitero,
la duda es la que al hombre lo mantiene
despierto a lo largo del camino,
y el día que, por fin, la duda cese,
ello querrá decir que ya estás muerto.

José María Hercilla Trilla
http://hercilla.blogspot.com
Salamanca, 19 Abril 2.008


(De mi Libro: “Fides.- Penúltimas”)

lunes, 16 de junio de 2008

524 - MI ORACIÓN DIARIA

MI ORACIÓN DIARIA (524)

Yo rezo mi oración de cada día
a ese Dios que recreo en mi esperanza,
sin pararme a pensar si mis plegarias
llegarán finalmente a su destino
o en el aire –en humo evanescente-
habrán de disolverse hasta extinguirse
fundidas en los ecos eternales.

Yo digo mi oración esperanzada
y al decirla el alma se serena,
lo mismo que le pasa al que algo debe
y su deuda cancela poco a poco.

En mi cuenta corriente con el cielo
impongo cada día mi plegaria
dando gracias a Dios por sus mercedes
e intentando mostrarme agradecido.
¿Qué menos puedo hacer si soy honrado
y procuro cumplir mis compromisos?

Sin buscar resolver dudas molestas
que en tiempos me asaltaron insidiosas,
hoy navego en mares de bonanza
en busca de ese puerto donde espero
encontrarme con Dios omnipotente.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Ávila, 19 abril de 2007

(De mi Libro “Íntimas”)
Publ. en
www.esdiari.com Nº 676/19.08.07)

viernes, 13 de junio de 2008

530 - RÍO TORMES


RÍO TORMES (530)

Este río, barcense y deleitoso,
que riega con sus aguas la ribera,
es un río sin par, maravilloso,
de un agua cantarina, limpia y fresca.

Dejó sus juveniles correrías
entre los riscos de la abrupta sierra
de Gredos, visible en lontananza,
para ir a calmar en La Aliseda
sus aguas –hasta entonces revoltosas
y sonoras al chocar contra las piedras-
y a partir de ese punto, remansadas,
discurrir entre umbrías alamedas,
frondosos alisares verdioscuros,
pomaradas colmadas de reinetas,
verdes prados –delicia del vacuno-,
vastas huertas de ricas habichuelas,
esas tiernas judías conocidas
como alubias del Barco, las barqueñas….

Después de haber corrido algún espacio,
en Las Hoyas de El Barco al fin penetra
y pasa el viejo puente, a cuya entrada
una ermita sencilla al cielo eleva
sus muros de granito, a la que acuden,
llevados por la fe que le profesan,
los fieles de este pueblo a dar las gracias
a ese Cristo del Caño que se muestra
clavado en alta cruz, con pañizuelo
bordado que le tapa las vergüenzas.

Sigue el río avanzando, hasta que salta,
a pocos pasos, una pequeña presa,
para luego seguir, mansas sus aguas,
y pasar la otra puente -más moderna-,
a perderse después en la distancia
y regar otros campos y riberas.

A nosotros, barcenses, convencidos
de que al Tormes se debe la belleza
de este pueblo sin par que nos cobija
y nos brinda la paz de su ribera,
nos es grato venir a contemplarle
en su quieto fluir por La Alameda,
donde pasa sin ruido y sin espumas,
-se podría decir que con modestia-,
sin más que un ir pasando sosegado,
para ir a perderse entre riberas
que le habrán de llevar a Salamanca
-lejana y literaria-, y a Ledesma,
convertido en cloaca salmantina,
en nada parecido a lo que fuera
en su curso primero y abulense,
donde nada enturbiara su limpieza.

En muda adoración yo te contemplo,
sentado en este banco de madera
de este parque, donde la sombra abunda
y protege del sol esta cabeza
que debo de cuidar con mucho esmero
-aunque sepa que se halla medio hueca,
de algún tiempo a esta parte sobre todo-,
evitando que las pocas ideas
que aún pudieran quedar se me marcharen
y nunca más volviere a saber de ellas.

En esta grata sombra acogedora,
el alma se complace y se recrea
en gozar del encanto del paisaje
-(esos picos lejanos, que blanquean
con las últimas nieves que cayeron
avanzada ya la primavera;
o la vista del puente y de su ermita;
de La Central, cuajada de arboleda,
donde iba a bañarme hace mil años,
cuando estaba en plenitud de fuerzas;
de las casas que surgen a voleo
a lo largo de la margen izquierda,
a impulso de las modas y corrientes
que todo lo trastocan y renuevan)-;
y fijando la vista en la frontera
ermita que cobija al Santo Cristo,
transido de emoción, al cielo eleva
una breve oración, agradeciendo
el silencio y la paz que le rodea.

José María Hercilla Trilla
Barco de Avila, 1º Julio 2.007




(De mi libro: “Penúltimas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 683/7.10.07)

jueves, 12 de junio de 2008

532 - LOS ÁLAMOS DEL RÍO

Los álamos del río (532)

Los álamos del río han florecido
y sus flores llovieron en cascada
sus copos, felizmente transformados
en un blanco tapiz que el viento mueve
de un lado para otro y acumula
en rincones, resquicios y hendiduras.

¡Parece que ha nevado! La Alameda,
esta bella alameda tormesina,
brindadora de sombra y de silencio,
muestra el suelo cubierto de una gasa
sutil y vaporosa, aferrada
a todo lo que encuentra que le sirva
de seguro asidero frente al aire
serrano y caprichoso, obstinado
en llevar estos copos a lo lejos.

Hollando con mis pies la blanca alfombra
de esos copos florales desprendidos,
hundido en el silencio religioso
de esta tarde que tiende hacia el ocaso,
se tiene la impresión de que las cosas
de este mundo de vanas ambiciones
-cual copos de los álamos del río-
son juguetes del viento de la vida,
que las trae y las lleva y zarandea,
para hundirlas al fin en el olvido.

Dios quiera concederme, en sus designios,
que este cuerpo liviano en que me encarno,
harto ya de bandazos y aventuras,
pueda ir a nevar, cuando me muera
-transformado en copo blanquecino-,
otra bella alameda florecida,
cabe un río de agua cantarina,
-parecido a este Tormes deleitoso-,
donde Dios se complazca eternamente
gozando de la paz de sus ocasos.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Ávila, 11 Julio 2.007

(De mi libro: “Penúltimas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 684/14.10.07)

miércoles, 11 de junio de 2008

533 - ELOCUENTES SILENCIOS

Elocuentes silencios (533)

Tan sólo en el silencio nos mostramos
con el alma desnuda, tal cual somos,
sin nada que esconder a las miradas
de quienes nos rodean y nos miran.

Desde nuestro silencio ensimismado,
absorta la mirada en el vacío,
vagando nuestra mente en los arcanos
lejanos y profundos, es entonces
cuando el hombre indefenso se presenta,
delante de su prójimo expectante,
sin el arma eficaz de la palabra
dispuesta a encubrir su pensamiento.

La palabra, esa noble herramienta
que tan sólo debiera ser usada
para decir verdades al Hermano,
ha venido –por muy varios motivos-
a ser una coraza protectora
que a unos hombres esconde frente a otros.

Nadie dice verdad; todos se ocultan
detrás de la palabra, la que usan
a modo de careta protectora,
escondiendo tras ella sus ideas,
por temor, puede ser, de que los otros
adivinen sus faltas y carencias.

La palabra, aquélla que debiera
ser faro de verdad resplandeciente,
bastante a iluminar a las dos partes
enfrascadas en amical coloquio,
se ha tornado cortina protectora
donde todos ocultan lo que piensan,
e incluso lo que son y como sienten.

Tan sólo en el silencio, cuanto estamos
inermes, desprovistos de palabras
que puedan defendernos de los otros,
es cuando realmente nos mostramos
con el alma desnuda, tal cual somos.

¡Triste cosa que nadie pueda vernos
callados, en silencio, ofreciendo
fiel imagen de lo que realmente
-¿bueno, malo?- venimos a ser todos!

El torpe guirigay de las palabras
al hombre difumina de tal modo
que a veces no es posible conocerle
ni saber lo que piensa o lo que dice,
si nos dice verdad o sólo intenta
engañarnos deliberadamente.

La palabra se ha vuelto defensiva,
e incluso en ocasiones, por desgracia,
se transforma en arma arrojadiza
lanzada por los unos a los otros,
buscando lacerarse en lo más hondo,
en un claro propósito asesino,
lo mismo en los estrados tribunicios
que en las calles que todos paseamos.

La palabra, Hermano que me escuchas,
perdida su virtud santificante,
se ha tornado hipócrita careta
de que todos usamos sin reparo.

¡Dios quiera devolver a la palabra
esa gracia inicial que siempre tuvo
de llevar la concordia a los humanos
y dejarles vivir en paz perpetua!


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Barco de Ávila, 18 de Julio de 2.007



(De mi libro: “Canciones del Hermano”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 680/16.09.07
y en
www.avilared.com del 26.09.07)

martes, 10 de junio de 2008

476 - LA HERENCIA QUE OS DEJO

LA HERENCIA QUE OS DEJO (476)

Perdonadme, muchachos,
no haber sido capaz, a pesar de mi esfuerzo,
de mejorar el mundo,
que indefectiblemente heredaréis un día.

Honradamente he puesto
mi voluntad en ello, pero la carne es débil
y quizá en ocasiones
no casaran mis obras con mis rectas ideas
y todo se quedara,
como sucede a veces, en buenas intenciones.

Perdonadme, muchachos,
haber sido imperfecto e incluso un fracasado
que conseguir no pudo
realizar tanto sueño de Verdad y Belleza
como forjó mi mente
-febril y desbocada- en sus horas mejores.

El mundo que me dieron
traté de mejorarlo, pensando que tendría
que acabar por dejarlo,
y aún sin conoceros quise que el mundo fuese
un bonito regalo
que os hiciese el abuelo, donde el hombre pudiere
vivir feliz sin guerras,
donde no hubiere hambre, donde todos tuvieren
un techo y una cama
y una hermosa cocina y una gran chimenea
y hasta un libro en sus manos,
pues creo que sin libros no es posible la vida.


Perdonadme, muchachos,
si el mundo que os entrego no os complace del todo.

A mí no me ha gustado
jamás el que me dieron y aunque quise cambiarlo
pensando ya en mis nietos,
he sido tan inútil que fracasé de lleno.

Dios quiera que vosotros,
los que sois el relevo, podáis hacer un mundo
un poco menos feo
que el que voy a dejaros, este mundo en que priman
sobre todas las cosas
el más torpe egoísmo y el amor al dinero.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 16 Enero 2004


(De mi Libro “Familiares.- 4.- Nietos”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 716/25.05.08)

lunes, 9 de junio de 2008

081 - MANUEL CANO

MANUEL CANO (081)

(Recordando su concierto de guitarra

en La Alhambra, en una noche de luna llena,
el 28 de Septiembre 1978)


Patio de Los Arrayanes...
Manuel Cano y su guitarra...

Un silencio de jazmines
y un leve vibrar del agua
adormecida en la alberca.

En el aire, filigranas
de arpegios que se encadenan
en armónicas cascadas,
mientas CANO se ensimisma
y de sus manos de plata,
-en tenue rozar de cuerdas-,
la música se desgrana.

En la noche granadina,
aquel rincón de La Alhambra,
-santuario recoleto,
con su alberca y sus arcadas,
con el olor a jazmines
y el brillo de la cal blanca
refulgiendo en las paredes-,
se alumbra con la luz clara
de la Luna, que en el cielo
se detiene enamorada,
prendida por el embrujo
nacido de una guitarra.

En la noche granadina,
no tienes conciencia exacta
de si esa dulce angustia
que se aferra a tu garganta
y te humedece los ojos
con una pena tan rara,
la producen los jazmines
aromados de nostalgias,
o son las notas que CANO
deletrea en su guitarra...,
y vienen luego a clavarse
como alfileres de plata
en el corazón, cautivo
en la noche perfumada
de este patio granadino
en lo alto de La Alhambra.

Un silencio de jazmines
y un despertar en el alma
de recuerdos ya dormidos...

Un renacer de fantasmas,
al conjuro de las notas
de una mágica guitarra...!!

José María Hercilla Trilla
hercilla.blogspot.com
Ávila, 6 Diciembre 1981

(Publ. en
www.esdiari.com Nº 717/01.06.08)

sábado, 7 de junio de 2008

CADA UNO SE MARCHA (423)

Cada uno se marcha
cuando le llega
la hora de marcharse
por la gatera.
No se admiten recursos,
ni valen quejas
diciendo que prefieres
que te concedan
un poco más de tiempo
para que puedas
arreglar unas cosas
que están a medias,
o acabar aquel cuadro
donde te esmeras
en tus ratos de ocio,
o esa novela
que tienes empezada,
a la que esperas
dar dichoso remate
en cualquier fecha.
Cuando llegue la orden,
calla la lengua,
acéptala en silencio,
y a todos muestra
como mueren los hombres
cuando les llega
la hora de marcharse
por la gatera:
Dignamente callado,
sin dar molestias
a la familia toda,
que te rodea
esperando contrita
que al fin te mueras
y no les des más sustos
con tus goteras.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Almuñecar, 20 Septbre 2000

(De mi Libro: “Haciendo mi camino”.)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 605/9.04.06
y
www.avilared.com del 11.04.06)

viernes, 6 de junio de 2008

502 - EL PASO DE LOS AÑOS

EL PASO DE LOS AÑOS (502)

Lo bueno de los años
es que conforme avanzan
y vas envejeciendo
-sin prisas y sin pausas,
inexorablemente-,
las viejas telarañas
que nublaban tus ojos
e impedían ver claras
a personas y cosas
que en tu torno giraban,
se hacen transparentes
en los ojos del alma
y todo lo distingues
como jamás soñaras,
y hasta incluso te atreves
a opinar y juzgarlas.

Conforme se envejece
y aumenta la distancia
-en años, bien se entiende,
en arrugas o en canas-
entre quienes te siguen
y tú, que te adelantas,
y te alejas de todo
lo que te rodeaba,
es que ves, asombrado,
que tu vista es más clara
de lo que siempre fuera;
que se cayó la gasa
que, como una neblina,
la visión deformaba
y el juicio mantenía
en una duda mansa,
con un temor constante
de no ser acertada
tu opinión sobre gentes
que creías más sabias.

Con el paso del tiempo,
hoy, aquellos que mandan,
bien pueden ser tus hijos,
y ningún hijo guarda
recónditos secretos
a la aguda mirada
de un padre preocupado
por lo que su hijo trama,
por muy secretamente
que intente que su hazaña
nos sea desconocida
hasta verla alcanzada.

Por eso, lo que observo,
al volcar mi mirada
sobre esta gente joven
que nos gobierna y manda,
es que creo que ni ellos
tienen las cosas claras,
ni saben dónde pueden
llevarnos en la barca
en que vamos montados,
antes llamada España,
y que ahora no acierto
cómo quieren llamarla,
ni entre cuantas naciones

partirla o trocearla.

Yo no sé qué poeta
decía, cuando hablaba,
que - a los ojos de un viejo-,
tenían las muchachas,
el pecho transparente,
cual ceñido por gasas
sutiles, incapaces
de estorbar la mirada
que, buscando secretos,
sobre ellas resbalaba.

Pues sí, mi buen amigo,
eso mismo nos pasa
a los octogenarios
al mirar esta casta
de intrépidos y jóvenes
salvadores de patrias
que nos tienen en vilo,
al observar la extraña
singladura emprendida,
esta huída alocada,
sin rumbo prefijado
ni meta señalada,
llevados a la fuerza,
tal vez por ignorancia
de quienes nos conducen
quizás hacia la nada
o a trocear la patria
en cien reinos de taifas,
extraños entre ellos,
sin mirarse a la cara,
tal vez avergonzados
de la burda patraña
que tragar nos hicieron
sin dejarnos negarla.

Estos ojos cansados,
mas de aguda mirada,
capaces de prever
y ver en la distancia
las torpes consecuencias
de las muy mal pensadas
normas legislativas
que dividen España,
pueden hacer muy poco
para intentar pararlas,
limitándose sólo
a tragarse las lágrimas
por el dolor que sienten
en el fondo del alma.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 20 Abril 2.006

(De mi Libro: “Íntimas”)

jueves, 5 de junio de 2008

503 - LAS NOCHES DE INSOMNIO

Las noches de insomnio (503)

En las noches de insomnio,
cuando el sueño me falla,
me parece que oigo
sonar en la distancia,
como un suave murmullo,
una música alada,
monorrima y vibrante,
que me mantiene en calma.

Ese mismo sonido
era el que yo escuchaba
al subir al Arquillo,
allí donde moraba
mi hueste colmenera,
en mis colmenas blancas,
un centenar de ellas,
en orden alineadas
en el amplio recinto,
con la rústica casa
donde a veces dormía
con la dulce compaña
del rumor incesante
que hacían con sus alas
las activas abejas
que la miel laboraban.

Ese mismo abejeo,
que oigo en la distancia
en mis noches de insomnio,
como música vaga
que halaga los sentidos,
me transporta en sus alas
a aquellos años idos,
a aquella edad lejana
en que raudo subía
-sin fatigas ni ansias-
al colmenar serrano,
el que se cobijaba
bajo elevado cancho
erguido a sus espaldas
-alto faro de piedra
que le prestaba guardia-.

En mis noches de insomnio,
cuando el sueño me falta,
al oír el zumbido
de mis colmenas blancas,
me parece sentirme
otra vez como en casa,
cuando sólo tenía
veinte años, y nada
resistía mi empuje,
mi fuerza desbordada,
mis piernas corredoras,
mis sueños y mis ansias.

¡Cañaveral lejano!
Tu recuerdo acompaña
estos últimos años
que por vivir me faltan!.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 21 Abril 2.006


(De mi libro: “Canciones Extremeñas”)
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 610/14.05.06
y
www.avilared.com del 22.05.06)

martes, 3 de junio de 2008

301 - EL PRESENTE NO EXISTE

EL PRESENTE NO EXISTE (301)

Releyendo a Nietzsche
(“Así habló Zaratustra”)

I

El presente no existe, ni ha existido,
ni existirá jamás, puesto que sólo
es el punto de encuentro en que se escinden
el pasado que fue, del que sabemos
que se llevó consigo buena parte
de lo que ya no somos, -pero fuimos-,
y ese futuro incierto y contingente,
verdadero señor de nuestras vidas,
aquél que condiciona nuestros actos
-no obstante su evidente contingencia-
tendentes a dejar asegurado
ese tiempo borroso, al que tememos
arribar sin tener ese mañana
firmemente sujeto en nuestras manos.

II

La vida, en realidad, no es otra cosa
que una continua espera expectativa
delante de un telón, en el que pasan
veloces las secuencias, sin retorno,
y donde algunas veces, casualmente,
tenemos la ocasión de contemplarnos
en un infinitésimo momento,
para dejar de ser acto seguido,
sin tener, además, clara constancia
de si siguen contando con nosotros
como actores de bulto en el rodaje,
o van a rescindirnos el contrato,
con lo que se acabó nuestra presencia
en esa panorámica pantalla,
emblema de un futuro que no existe.



III


Si el pasado se fue y hoy es tan sólo
un recuerdo sutil y evanescente,
y el futuro es azar y contingencia,
evidente resulta que ninguno
de ambos tiempos, -pretérito y futuro-,
nada son, pues ya fueron o no han sido
y no pueden en cuenta ser tomados
para intentar saber qué cosa es vida;
y si acaso entendiéramos que fuera
aquello que ahora mismo nos sucede,
lo que está sucediendo en este instante,
forzados nos veríamos entonces
a concluir que no existe la vida,
pues el punto de encuentro de dos nadas
-pretérito y futuro-, no parece
que pueda ser gran cosa, salvo un sueño.


José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 26 Junio 1977


De mi Libro: “Canciones del tiempo perdido”.
(Publ. en
www.esdiari.com Nº 609/7.05.06
y en
www.avilared.com del 5.05.06)

lunes, 2 de junio de 2008

429 - SI NADA HAS DE DECIR...

SI NADA HAS DE DECIR... (429)

Si nada has de decir, cierra la boca,
mantenla bien cerrada, y en silencio
dedícate a escuchar lo que otros labios
más sabios que tus labios o más viejos,
-que también la experiencia enseña mucho-,
en prosa bien cuidada o bien en verso
medido y ponderado cual se debe,
a todos los humanos van abriendo
nuevas sendas que puedan conducirles
a esa luz recatada en el misterio,
esa luz que tan sólo se vislumbra
como un punto brillante allá a lo lejos.

Si nada has de decir que nos acerque
a ese punto de luz al cual tendemos
en forma incoercible, sin pararnos
a pensar en que somos muy pequeños
para empresa tan ardua y gigantesca,
es mejor que te quedes en silencio,
pensando, sí, pensando solamente,
-que el pensar no es nocivo si te callas
y guardas para ti tus pensamientos-,
tratando de llegar, ojalá puedas,
al final del camino sin tropiezos,
en paz con Dios, contigo y con los hombres,
propicio a desvelar el Gran Misterio.

José María Hercilla Trilla
www.hercilla.blogspot.com
Salamanca, 20 febrero 2001

(De mi Libro: “Íntimas”)

(Publ. en
www.esdiari.com N` 616¤25.06.06)